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Los dialectos del amor

En su libro titulado “La Maleta”, Andy Adrews, un excelente y ameno escritor motivacional, comparte un concepto que me pareció interesante. Menciona este autor que todas las personas tenemos un determinado “dialecto” para expresar y sentir el amor. Dice que existen básicamente cuatro dialectos, y aunque podemos manejar una mezcla de varios de ellos, generalmente hay uno que predomina en cada persona.

Para ilustrar más su punto, compara los diferentes tipos de personas y sus “dialectos” con la forma de ser de algunos animalitos. Estos dialectos serían los siguientes:

Los dialectos del amor

Están primeramente aquellos que expresan y perciben el amor por medio del contacto físico. Para ellos (explica Andrews) este contacto es muy importante; puede ir desde una simple palmadita en la espalda hasta una relación íntima. Un masaje en la espalda, rascarle la cabeza, tomarla de la mano, darle un beso o un abrazo, etc. Compara a la persona que habla este dialecto con un gato, ya que estos animalitos son casi exclusivamente criaturas de contacto físico. Realmente no tienes que darles de comer. Si un gato tiene hambre, mata algo. Los gatos no le prestan atención a lo que haces o dices. No hay razón para llamarlo. Y no vendría aunque lo hicieras. Los gatos solo quieren que los rasques y los acaricies. Esa es la manera en que sienten amor. ¿Y cómo expresan amor? Un gato frota su cara o su espalda contra tu cuerpo. El gato te está diciendo “¡Tócame!” Algunas personas son así.

Por otro lado, están los que expresan y perciben el amor a través de compartir tiempo de calidad. Para una persona que habla este dialecto, no importa si la tocas, si le haces un favor o si le dices repetidamente que la amas. Lo que más le importa es pasar tiempo de calidad juntos. A una persona así, le expresas amor dándole periodos de atención absoluta, escuchando los detalles sobre su día, sus sueños e inquietudes. Se podría comparar con un canario. Un canario dice “¡Solo quédate aquí conmigo!”. No le importa qué le dices y definitivamente no necesita que lo toques. Un canario es de lo más feliz cuando te sientas y escuchas su canción atentamente. Y un canario que es ignorado, morirá. No por falta de alimento, sino por falta de amor y atención.

Luego están los que expresan y sienten el amor por medio de palabras de aprobación. Son como un perrito. Dile a un perrito que es maravilloso y empieza a menear todo el cuerpo. Para enseñarle mejor, usas el elogio. “¡Qué buen perrito eres!”, “¡Qué bien se porta mi perrito!”. Para ellos, no hay nada más devastador que las palabras de desaprobación, dichas en un tono de voz enojado. Los perritos se acobardan como si estuvieran atacándolos. Así mismo hacen las personas que reciben y expresan amor en ese dialecto.

Finalmente, están aquellos cuyo dialecto amoroso se expresa por medio de acciones y favores. Éstos se podrían asemejar a los pecesitos de colores. Un pecesito de colores se siente completamente amado en base a las acciones y favores que realizas para él. En realidad, no los puedes tocar, no sé si te pueden oír, aún si les hablaras, así que ellos no quieren tus palabras de afirmación. Y en cuanto a tiempo de calidad se refiere, ¡a ellos no les importa si estás ahí o no! Un pecesito de colores solo quiere que lo alimentes y que le limpies la pecera. Ah, y ya que estás ahí, enderézale el castillo.

Afirma Andy Andrews que no importa la edad o la relación, cada persona habla un dialecto, y que tendemos a crecer con la falsa suposición de que todas las personas son iguales a nosotros, y por lo tanto, expresan y sienten el amor como nosotros lo hacemos, pero no es así, por lo que el identificar los diferentes dialectos nos puede ayudar a comunicarnos mejor no solo con nuestra pareja, sino también con nuestros hijos, amigos y hasta con los compañeros de trabajo.

Bueno, pues ahí está lo que plantea nuestro amigo Andrews. No sé qué tanto estarán de acuerdo con él, pero me pareció importante compartirlo porque creo que en estos tiempos en que abundan las relaciones rotas y los distanciamientos, cualquier cosa que ayude a fortalecer y unir los corazones, siempre será bienvenido. Además, estamos en febrero, mes del amor, y sería éste un buen tiempo para volvernos “políglotas” del corazón.

Por lo pronto, yo me voy a darle un fuerte abrazo a mi gatita. Rosyyyyy…¿’ón tás? ‘Éngache pa’ cá (ja ja). Bueno, bye.

jesus_tarrega@yahoo.com.mx

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