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Propósitos, metas o hábitos ¿Qué funciona mejor?

Hoy es el último día del dos mil quince y es interesante observar la serie de rituales y malabares que muchas personas realizan para despedir el año y dar la bienvenida al nuevo dos mil dieciséis

Hoy es el último día del dos mil quince y es interesante observar la serie de rituales y malabares que muchas personas realizan para despedir el año y dar la bienvenida al nuevo dos mil dieciséis. Ropa interior roja, maletas con un pasaporte, chocolates en la entrada de la casa, las doce uvas y un sinfín más de peripecias que simbolizan “buena suerte” para el nuevo ciclo. A la par de estos rituales, muchas personas elaboran una lista de propósitos, metas y resoluciones que en la mayoría de los casos se quedan en el tintero o simplemente como buenas intenciones. 

Si haces memoria, es muy probable que tu lista de propósitos sea muy parecida (o idéntica) a la del año pasado, la de hace cinco años o incluso diez. La realidad es que la mayoría de las personas claudican, tiran la toalla o se rinden regresando a las mismas rutinas de cada año y naturalmente, obteniendo los mismos resultados. 

Propósitos, metas o hábitos ¿Qué funciona mejor?

He notado que para la mayoría de personas las palabras «propósitos o metas» las asocian con «compromiso» y al parecer, se vuelve una labor titánica el poder alcanzarlos, además de la gran presión que pueden llegar a sentir. Me he dado cuenta que lo que verdaderamente funciona es desarrollar e instalar hábitos y pensar en términos de hábitos hace mucho más «realizable y alcanzable» los cambios que deseas hacer en tu vida. 

Si observas, muchos de los propósitos de cada año tienen que ver con hacer cambios en “lo de afuera”, lo cual es muy válido, no obstante, los resultados no siempre son contundentes y al final del día hay una sensación de frustración. En esta ocasión te propongo que en lugar de establecer metas como ahorrar dinero, aprender otro idioma, matarte en el gimnasio o hacer una dieta extrema, que tu propósito sea sentirte bien. Así de simple. Créeme que si te enfocas en sentirte bien, muchos de tus anhelos se presentaran en tu camino de forma espontánea. Por lo tanto, te daré 8 recomendaciones para que puedas integrar bienestar en tu vida. 

• 1 hora de ejercicio al día. Procura que sea algo que te divierta, el objetivo es que tu cuerpo libere endorfinas y que tu cerebro genere más serotonina, que es la sustancia que te hace sentir “feliz”.

• 2 litros de agua. Es importante subrayar que el beber agua no sólo es para hidratar tu cuerpo, sino también para proveerle de los minerales que necesita. Lamentablemente el agua embotellada está demasiado “limpia”, por lo tanto, te recomiendo que a un galón de agua le pongas media cucharadita de bicarbonato de sodio y media cucharadita de sal de mar, notarás la diferencia en los beneficios del agua. 

• 3 tazas de té. El té verde es una excelente opción y es mucho más saludable que el café. Además tiene una dosis moderada de cafeína ideal para mantenerte enfocado durante el día. 

• 4 frutas. Es impresionante como tu cuerpo agradece que satisfagas sus antojos a través de la fruta y es tan benevolente que notarás el cambio en tu proceso digestivo  y en consecuencia te sentirás “más ligero”.

• 5 comidas. Entre más “ocupado” tengas a tu estómago con alimentos saludables, más aceleras el metabolismo y de forma natural puedes lograr tu peso ideal. Recuerda que la comida triste hace que te de pereza y la comida feliz te da energía. Así de sencillo. 

• 6 minutos de reflexión. Sin importar la fe que practiques, regalarte 6 minutos al día en oración, meditación o un estado de contemplación, esto amentará tu confianza en el proceso de la vida. 3 minutos por la mañana y 3 por la noche. 

• 7 minutos de risa. Está comprobado las bondades de la risoterapia, entre ellas la liberación endorfinas. Cuando le pones sentido del humor a las situaciones te resulta menos complicado poderlas procesar y encontrar una solución. 

• 8 horas de sueño. Aprendí de mi amiga Kory Guerrero (experta en nutrición y trofología)  que en términos de salud, el 70% tiene que ver con lo que comes, el 20% al ejercicio y el 10% en la calidad de tu descanso. El estado de sueño es cuando tu cuerpo y tu mente tienen la oportunidad de repararse. Algo muy sencillo que recomiendo es el té de manzanilla antes de dormir. Para mí es un ansiolítico y antidepresivo natural. Inténtalo por una semana y notarás la diferencia.

Te puedo garantizar que si te enfocas a crear estos sencillos hábitos, generarás un estado de “bien-estar” y cuando estás y te sientes bien hay espacio para otro tipo de cambios. Lo que hace la diferencia en la vida son los hábitos, no las metas. No me queda más que agradecerte que me hayas dado la oportunidad de acompañarte un año más a través de las líneas de este periódico. ¡Enhorabuena! Nos leemos el próximo año. 

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