Columnas > MONS. JUAN NICOLAU

El arte de saber agradecer

Ciertamente el ser agradecido y saber dar las gracias sinceramente es un arte. Algunas personas son educadas desde muy temprana edad, por sus padres y abuelos, a dar las gracias por cada detalle que cualquier persona tenga para con ellos. Desde dar las gracias a las personas que los sirven hasta agradecer la atención de aquellos a los que se considera importantes para desarrollarse profesional o socialmente. 

Antes era de rigor escribir una nota por cada regalo que recibiéramos en navidad, aniversario, etc., no era suficiente expresar nuestra gratitud al momento de recibirlo, sino que se esperaba que de manera personal agradeciéramos a aquellos seres por el detalle de pensar especialmente en nosotros al seleccionar nuestro regalo. 

El arte de saber agradecer

Ahora esta costumbre esta como automatizada, se usa por ejemplo para agradecer los regalos de una boda, y casi es un servicio que ofrecen los almacenes donde se nos pide que vayamos a pagar por lo que los contrayentes han seleccionado previamente, y la mayoría de la gente se excusa de no tomarse el tiempo de agradecer a cada persona por escrito culpando al ritmo de vida tan apresurado que todos llevamos. Lo cierto es que las costumbres en desuso irremediablemente quedan en el olvido, y las próximas generaciones no tendrán ni idea de cómo agradecer sinceramente algo que se les ha dado, será normal para ellos el parecer ingratos, pues nadie se tomo la molestia de educarlo de otra manera.  

Celebraremos el arte de dar gracias. Algunos se preguntaran porque debemos dar gracias, si diariamente tenemos que enfrentar problemas y dificultades, pero si tomamos en cuenta el total de nuestras vidas, nos daremos cuenta que aunque existen problemas siempre terminan por resolverse, y son más los momentos buenos y llenos de gozo que los llenos de amargura.  

La acción de dar gracias es un acto de misericordia, educación y buenos modales. Aprovechemos cada momento y la oportunidad para dar gracias, gracias a Dios por estar ahí y sentirnos apreciados.  

Hay que dar gracias por la vida misma, tener vida el día de hoy, poder disfrutar de un nuevo amanecer y tener la oportunidad de demostrar nuestro amor al prójimo como nos lo pidió Jesús nuestro señor.  Además recuerda siempre estar agradecido porque Dios te ama.    

…Y recuerda que Dios te ama y yo también.

Msgr. Juan Nicolau, Ph.D. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Licenciado en Sagrada Teología. Es terapeuta familiar y consejero profesional con licencias.