‘La voz del afecto o la voz del reproche’ ¿A cuál le estás prestando atención?

Recordarás los programas de televisión o películas donde la conciencia se representaba con dos voces, una en forma de ángel y la otra en forma de diablillo, sinceramente me parece que no está tan lejos de la realidad. Es completamente natural el que tengamos esas dos voces en nuestro interior, sin embargo, lo valioso es poder identificar cuál de ellas te edifica más.
En columnas anteriores te he explicado lo importante que es cuidar tu diálogo interior, en otras palabras, la forma en cómo te hablas a ti mismo. En tu mente se encuentran la voz del afecto y la voz del reproche. Cada una tendrá impactos diferentes en tu autoestima y en la forma en cómo te sientas.
Todos los seres humanos en algún momento cometemos errores, es parte de la vida. No obstante, lo importante no es el error, sino la lección que puedes aprender de él. Gran parte del aprendizaje que puedas integrar, dependerá de la voz que elijas escuchar.
La voz del afecto en todo momento reconocerá tus esfuerzos y sobretodo comprenderá tus equivocaciones, es una voz que te dice: “Está bien cometer errores mientras aprendes” ¿Qué es lo que necesito darme cuenta y reparar de la forma más amable?
En contraste, la voz del reproche se enfoca en las fallas, en los errores, en los defectos y constantemente te dirá: “¡Ya ves, haces todo mal, siempre te equivocas!”.
Es evidente la diferencia que hay entre las dos voces. Hay personas que prefieren escuchar a la voz del reproche porque creen que será la manera en cómo se auto motivarán. Observa como a este tipo de personas les estimula el maltrato.
Considero que existen diferentes maneras de aprender en la vida. A través del maltrato o de formas más amables. Imagina que la vida es una carretera, usando este ejemplo, hay quienes les gustan aprender “sobre pavimento” y otros prefieren aprender “en empedrado”. En mi experiencia profesional, no he visto que una persona avance (de forma auténtica) hacia su desarrollo humano a base de ofensas, críticas y exigencias. Descubro que quienes están expuestos a la tiranía de la voz del reproche albergan en su interior un amplio inventario de resentimiento contra ellos mismos.
Hay quienes creen que auto criticándose y exigiéndose generarán cambios positivos y no se dan cuenta que lo único que generarán será más auto regaños.
La manera en que elijas hablarte puede hacer toda la diferencia en los errores o tropiezos que surjan en tu camino. Cuando hablo que seas más amable contigo, no me refiero a que seas benevolente y que sigas por la vida atropellando a los demás con la excusa de “estoy aprendiendo”. Ser amable contigo es tener la capacidad de observar cuál es la parte que en que eres responsable y tomes acción para superarlo observándote de forma más compasiva y dándote cuenta que en todo momento estás haciendo lo mejor que puedes aunque el resultado no sea “perfecto”.
La voz del afecto en todo momento te invitará a nutrirte y a reconocer tus virtudes y tu potencial. La voz del afecto identificará aquello en lo que necesitas prestar atención y fortalecer. Habrá situaciones que tendrán remedio y otras que no podrás reparar. También es parte de la vida. El estarte martirizando no cambiará el resultado exterior, sin embargo, sí puedes cambiar el resultado interior: madurez.
La voz del afecto aprecia todos tus intentos y promueve tu capacidad de seguir apostando por metas y tu crecimiento. Es sólo cuestión de entrenar a tu ‘oído interior’ para que preste más atención a la voz del afecto. ¿Ángel o diablillo? ¡Anótele! Nos leemos pronto.
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