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La obsesión de querer hacerlo todo bien ¿Qué hay detrás del perfeccionismo?

  • Por: GERARDO MORENO
  • 29 OCTUBRE 2015
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La obsesión de querer hacerlo todo bien ¿Qué hay detrás del perfeccionismo?

Todavía recuerdo en la década de mis “veinte” lo particularmente obsesionado que era con el orden y lo infeliz que era cuando algo no resultaba “perfecto”. Incluso la primera vez que fui a terapia (siendo yo el paciente) fue por la necesidad imperiosa de mantener todo exacto orden.  Recuerdo las exhaustivas horas que pasaba organizando cajones, refrigerador, gavetas, clósets, armarios, en fin, todo lo que te puedas imaginar. Al final del día terminaba completamente agotado, pero al mismo tiempo, tenía una sensación de armonía, la cual duraba muy poco ya que en el momento que algo ya no estaba “alfabéticamente ordenado” me volvía a descomponer el día.  

Aún recuerdo lo exigente y dictador que podía ser conmigo mismo cuando algo no salía bien o como yo esperaba. La tiranía hacia mí mismo creció hasta que eventualmente y gracias a  la terapia, pude salir de esa espiral. 

Hay personas que simplemente no pueden lidiar con el error o las equivocaciones. Son intolerantes, iracundos y especialistas en encontrar el negrito en el arroz, además muy pocas veces aceptaran que se equivocaron y buscarán a quién echarle la culpa antes de sentirse expuestos. La pregunta aquí es ¿Por qué sucede esto? 

La razón más contundente es porque necesitan tener “orden exterior” para ignorar o no hacerse cargo de su desorden interior. Por esta razón es que yo sentía “armonía” cuando todo estaba en orden, pero en realidad estaba evadiendo mi desorden interno. 

Otra de las razones por las cuales hay personas perfeccionistas, es porque creen que únicamente podrán ser aceptados (e incluso respetados)  a través de la excelencia. Son personas más enfocadas en el «hacer» que en el «ser», es decir, valgo por lo que hago y tengo y no por lo que soy. 

Si este es tu caso, te puedo asegurar que todos tus intentos por ser más flexible con los demás serán inútiles mientras que tú no aprendas a ser flexible contigo mismo (te lo digo por experiencia). Una manera de comenzar a ponerle aceite a la rigidez, es a través del sentido del humor. Ejemplo: Observa cuando una persona se cae en frente de una audiencia, tiene dos opciones: Levantarse, ponerse roja y pretender que nada pasó mientras escucha las “discretas” risas de los demás o tiene la opción de carcajearse (junto con los demás) de la metida de pata. ¿Cuál de estas dos estrategias consideras que puede ser más efectiva? 

Si tienes una gran necesidad de ser reconocido a través de la perfección, te aviso, andas buscando la aceptación, cariño y aprobación que posiblemente no recibiste en tu familia cuando eras pequeño o quizá, sólo eras “visible” para ellos cuando hacías las cosas bien. La buena noticia es que hoy tú ya eres adulto y puedes comenzar a darte permiso de no ser perfecto, sin la necesidad de que tus padres te aprueben o no.

Te puedo asegurar que una de las maneras más efectivas de aprender es cometiendo errores, pero la manera de integrar ese conocimiento es cuando reconoces tu error. Negar el error te dará el pase directo para volverte a tropezar. 

En conclusión, te puedo decir que estoy convencido que de todos los derechos personales, el más valioso es el derecho a cometer errores. Se necesitan muchos huevos y valentía para asumir dignamente que la regaste. Tranquilo, no pasa nada. Ten presente que la clave para fluir con la vida siempre será ser amable contigo. Decídete a no perder más tiempo viendo sólo lo que no está “en su lugar”.  Recuerda que muchas personas por enfocarse sólo en el árbol, no ven el bosque.  La vida está aquí para ti, aprovéchala, tú eliges. ¡Y anótele!

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