‘La franqueza innecesaria’ (Cuando la honestidad se convierte en descaro)

Todos conocemos a más de alguna persona que asegura ser totalmente franca e incluso se define a sí misma como: “¡Yo soy bien neta y claridoso!”, sin embargo, este tipo de personas más que ‘netas’, son imprudentes. La honestidad es una cualidad muy apreciada, no obstante, cuando ser “claridoso” se convierte en desfachatez, el resultado sin lugar a duda generará imaginación en los demás.
Existe un sinfín de situaciones incómodas que se podrían evitar con tan sólo poner el filtro de la prudencia. Cuando una ‘opinión’ o punto de vista terminan ofendiendo o lastimando a otra persona, es cuando la franqueza se vuelve innecesaria y la honestidad se tiñe de descaro. Para que puedas alejarte de la franqueza innecesaria al dar una opinión, aplica lo que yo denomino como el código de la triple C:
Que tus comentarios sean Cordiales, Constructivos y Cariñosos.
A continuación te hago una serie de recomendaciones para que tus ‘puntos de vista’ sean lo más neutrales posibles:
-“Sin pelos en la lengua”: Las personas que padecen de calvicie en la lengua, son personas que comúnmente están criticando a los demás A ellos, la pregunta que les recomiendo que se hagan a sí mismos es: ¿QUÉ ES LO QUE VEO DE MI EN LA OTRA PERSONA QUE ME MOLOESTA TANTO? Te aseguro que si abres tu mente, encontrarás que aquello que particularmente ‘te hace ruido’ de la otra persona y que es un reflejo de ti, recuerda: ¡Si te choca, te checa!
-“Lo cortés no quita lo valiente”: En una ocasión recuerdo a un señor que había sido infiel y su esposa lo sorprendió, al verse descubierto y sin tregua, no le quedó más remedio que aceptar su falta. La esposa le preguntaba: ¿Pero, cómo sucedió? Y el esposo se encargó de darle detalles como: “No me pude resistir, ella es más joven, su cuerpo muy firme, sin celulitis, hermosa”, entre más quería ‘defenderse’, más empeoraba la situación con tanto detalle innecesario. Es necesario aprender a identificar cuando la verdad hiere y cuando la verdad mata.
-“Con tino y tono”: En muchas ocasiones es indispensable que seas totalmente franco, lo cual no significa que seas hiriente. Particularmente con los hijos necesitas ser juicioso y comprender que la opinión y la crítica que como papá les des, se convertirá en un ‘tatuaje emocional’. Si por ejemplo, tu hijo quiere practicar un deporte o alguna disciplina y tú consideras que no es ‘tan apto’, en lugar de decirle: “¡Ay, pero nomás a ti se te ocurre, si tienes dos pies izquierdos y brazos debiluchos!”, podrías considerar responder lo siguiente: “He notado que eres muy bueno para el canto, pero si quieres baile inténtalo.” Recuerda que los niños y jóvenes están descubriendo y desplegando su potencial, y en muchas ocasiones ese potencial se extingue por los juicios que como papá das.
-“La verdad no peca, pero incomoda.” Las opiniones son tomadas en cuenta cuando son solicitadas, de lo contrario sólo serán agresión. Imagina que tu esposa te pregunta: “¿Cómo me veo con este vestido?”, en lugar de decirle que le luce fatal o que se ve ‘muy redonda de las orillas’, mejor respóndele: ¿Tú cómo te sientes?, su respuesta te dará la pauta para continuar, e incluso podrías complementar: “Me gusta mucho el vestido, sin embargo, considero que otros cortes te favorecen más.” Ella agradecerá tu honestidad porque la opinión fue solicitada y en todo momento aplicaste el código de la triple “C”.
La honestidad no tiene por qué ser ofensiva, es cuestión de reeducar la forma de expresarte, sabiendo que no todo mundo tiene que pensar ni conducirse de la misma forma que tú. Asegúrate que tu opinión edifique y recuerda que cuando no tienes nada bueno que decir de alguien, es mejor no decir nada, porque si críticas a las demás personas, créeme, tu opinión no los definirá a ellos, te definirá a ti. ¡Anótele, nos leemos pronto!
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