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Embrollo presidencial

Ahora resulta que el avión presidencial no se rifará, sino más bien el costo de la lujosa aeronave calculado en 3 mil millones de pesos, cuya cantidad se buscará obtener a través de la venta de 6 millones de “cachitos” de 500 pesos cada uno para el sorteo de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública (Lotenal) previsto para el 15 de septiembre, según cálculos del presidente Andrés Manuel López Obrador, luego de que nadie se interesó por adquirir el avión Boeing 787 D, nombrado “José María Morelos y Pavón”.

Y como atractivo principal se entregarán 100 premios de 20 millones de pesos cada uno, es decir se destinarán 2 mil millones de pesos de los 3 mil millones de pesos que se piensan obtener en caso de que se vendan los 6 millones de “cachitos” de 500 pesos cada uno, por lo que el presidente López Obrador ha solicitado el apoyo de la sociedad mexicana.

Embrollo presidencial

Los primeros que serán sus “víctimas”, perdón, sus colaboradores serán los empresarios, a quienes les solicitará comprar 40 mil “cachitos” de 500 pesos cada uno durante una cena de gala, que se llevará a cabo este miércoles en Palacio Nacional.

Los empresarios deberán de desembolsar 20 millones de pesos para la compra de los “cachitos” y luego repartirlos entre sus trabajadores, propuso López Obrador durante la conferencia matutina del viernes en Palacio Nacional.

En esa ocasión, el jefe del Poder Ejecutivo dijo también que se sacarán 2 mil millones de pesos del fondo creado a partir de los recursos decomisados por el Instituto Nacional para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEP), más 500 millones de pesos del sorteo para destinar una inversión de 2 mil 500 millones de pesos a fin de comprar equipo médico para los hospitales del Sector Salud.

Los 500 millones restantes de los 3 mil millones de pesos que se piensan obtener del sorteo del 15 de septiembre, se destinarán para cubrir los impuestos de los 100 “cachitos” premiados con 20 millones de pesos cada uno y el mantenimiento del avión presidencial por lo menos en dos años.

Este embrollo presidencial ha sido considerado como una vil y descarada estafa, similar a la llamada “Estafa Maestra” que tiene a Rosario Robles Garnica en el centro penitenciario de Santa Martha Acatitla, en la Ciudad de México, ya que ha montado todo un espectáculo disque para rifar el avión presidencial, pero resulta que siempre no se pudo por ser una clara violación al estado de derecho y ahora pretende involucrar a la sociedad mexicana para que compre uno de los 6 millones de “cachitos” a fin de obtener los 3 mil millones de pesos.

Y lo más grave de este embrollo presidencial es que sirvió de ejemplo para que otros mandatarios quieran vender propiedades en sus respetivos estados, como es el caso del gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez, quien dijo que rifará la Casa de Gobierno porque no la utiliza como sus antecesores y que el ingreso del sorteo se destinará para resolver la crisis financiera de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

A propósito, el destacado diplomático Enrique Berruga Filloy reveló en un artículo de reciente publicación que la administración del presidente López Obrador planea vender las propiedades que se tienen en el exterior y que son las sedes de las embajadas de México.

La revelación de Berruga Filloy salió publicada en la columna “El Foco”, en donde señalan que los genios del ahorro y del subejercicio califican a las sedes diplomáticas como “palacetes” que sólo sirven para generar gastos del pueblo bueno y sabio, además de que resultan insultantes y onerosas ante la política de austeridad de la llamada 4° Transformación.

También afirman que reporteros y analistas que cubren la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que encabeza Marcelo Ebrard Casaubón, coincidieron en señalar que las embajadas no representan ningún dispendio, sino por el contrario sirven para asesorar y defender a nuestros connacionales en el exterior.

De regreso con el embrollo presidencial, no hay duda de que el capricho de López Obrador le saldará muy caro a la sociedad mexicana, puesto que ahora debe aportar 500 pesos para adquirir un “cachito” y de esta manera contribuir a una supuesta causa social que quizá no se concrete plenamente.

Vamos a ver si se venden los 6 millones de “cachitos” para el sorteo del 15 de septiembre, puesto que existe un marcado descontento en diversos sectores de la población, sobre todo entre los empresarios que ni siquiera han tenido participación en el programa de obras públicas del gobierno federal.

Lógicamente que los seguidores de López Obrador ya están listos para adquirir los “cachitos” desde el primero de marzo cuando se pongan a la venta, como es el caso de la diputada federal de Morena, Dolores Padierna Luna, quien se comprometió no sólo a comprar varias series, sino también dejar la comodidad de sus oficinas para salir a la calle y venderlos a los transeúntes.

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