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El PRI no está muerto

El proceso electoral 2017–2018 ha iniciado y por ende los movimientos tácticos de los institutos políticos, sus militantes e inclusive quienes quieren competir en la contienda por la vía independiente están a la orden del día.

En nuestro estado se da un escenario inédito en el cual, por primera vez después de 86 años lidera la administración pública estatal un gobernador emanado del PAN. Esta situación pone a un Partido Revolucionario Institucional en una tesitura en la cual nunca antes había estado, ahora no cuenta con un gobernador priista que marque el ritmo, la línea a seguir en cuanto al liderazgo del CDE del tricolor ni en los liderazgos de los 43 municipios.

El PRI no está muerto

Ante esta condición, muchas voces son las que comentan que el PRI es un partido que está destinado al fracaso en la elección del 1 de julio del 2018. No necesariamente, si bien es cierto que esta circunstancia limita la capacidad de financiamiento al interior del tricolor, también es cierto el hecho de que es un escenario que pone a prueba la capacidad de sus liderazgos, para promover una reforma al interior del mismo que sea el resultado de acciones y estrategias creativas e innovadoras.

No se requiere buscarle tres pies al gato, sólo hay que tener la voluntad y el entendimiento por parte de los diferentes grupos que lo conforman acerca de al menos dos voces que han gritado a los cuatro vientos las demandas de la población mexicana, la tamaulipeca y la de los 43 municipios de nuestra entidad.

Una de esas voces fue la de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien en su ya inmortal y famoso discurso del 6 de marzo de 1994 fue bastante claro en su visión de la inminente necesidad de reformar de fondo al PRI (cosa que aun ahora todavía no se ha logrado); y la otra voz es la que la población mexicana en su gran mayoría emite diariamente a través de charlas de café, de conversaciones con amigos y familiares, vaya, por medio de las redes sociales, la que condena la corrupción, la impunidad y el entreguismo mas a sus institutos políticos que a los reclamos del pueblo por aquellos servidores públicos emanados, no solo del tricolor, OJO, sino de todos, absolutamente todos los partidos políticos, esa voz emanada del pueblo pide que ya no haya más de lo mismo.

El PRI no está muerto. Sus líderes tienen en sus manos la enorme y valiosísima oportunidad de reformarse, de mostrarse como un instituto político que por fin ha entendido la importancia de adaptarse al nuevo escenario político, económico y social del siglo XXI. La enorme oportunidad de salir ante el pueblo y mostrarle que ya no es más de lo mismo.

Al estar escribiendo esta columna, me encuentro a horas de que en el PRI municipal en Reynosa se lleve a cabo la elección de quien será su próximo presidente. En la contienda se encuentran contendiendo el doctor Víctor Aguilar Ortha, Jaime Alberto Arredondo Lucio, Gustavo Rico de Saro y Derly Rivas, y justo ahora que usted la está leyendo ya sabremos quién es el nuevo líder del Comité Directivo Municipal del partido tricolor.

Quien quiera que sea el triunfador deberá de romper esquemas, deberá mostrar su habilidad de liderazgo para trabajar con las distintas fuerzas que conforman ese instituto político, y sobre todo hacerlos entender la importancia de mostrase realmente como un nuevo PRI y no mostrarse como el que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos; de lograrse esto, podemos entonces decir que el PRI no está muerto.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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