Columnas

‘Como te ves me vi y como me ves te verás’

  • Por: GERARDO MORENO
  • 16 MARZO 2017
  • COMPARTIR
‘Como te ves me vi y como me ves te verás’

Domingo por la tarde. Llego a visitar a mi mamá, quien en un mes cumple 80 años. Mamá está en su cama, somnolienta, poco puede abrir los ojos y no pronuncia una sola palabra. Está aletargada. Mi hermana y yo nos alarmamos y decidimos llevarla al hospital. Nos informan que se trata de una posible embolia. Noticia devastadora. Se queda internada en el hospital, es canalizada y conforme pasan las largas horas decido hablarle a mis hermanos y sobrinos para que se “despidan” de ella por teléfono. Mi mamá sigue inconsciente y solo le corren las lágrimas al escuchar la voz de mis hermanos por teléfono. Yo, incontenible y sin parar de llorar. Se me estaba viniendo el mundo encima. Era momento de enfrentar lo que inevitablemente iba a suceder algún día. 

Dos días y medio después la dan de alta. El diagnóstico fue (en palabras sencillas) “sobredosis por mezcla incorrecta de medicamentos”. Afortunadamente se pudo hacer algo oportunamente. ¿Por qué les cuento esto? Por lo mucho que duele ver a nuestros padres cambiar y envejecer. Mi papá ya falleció y pude despedirme de él. Me siento en paz. Mi mamá siempre ha sido una guerrera (medio necia, pero guerrera) y ver como poco a poco se va diluyendo toda su fortaleza, como su velocidad disminuye, como la tecnología la va dejando atrás y, dicho de otra manera, ver como mamá vuelve a ser niña. Duele porque no estamos listos para considerar perderlos y literalmente no sabes cuándo será “la tercera y última llamada.”

Es importante comenzar a redefinir roles y ver lo que verdaderamente es importante. Recordemos que ellos nos tuvieron paciencia infinita (o tal vez no) pero, aun así, es nuestro turno para ser los mejores hijos que podamos ser. A este punto, los reclamos por cosas del pasado ya no vienen al caso. Al final de cuentas, ellos hicieron lo mejor que pudieron con el conocimiento y herramientas con las que contaban.

Independientemente de la edad que tengan tus papás, quiero que sepas que es ahora el momento de cuidarlos. Es necesario aceptar que esos padres fuertes y ágiles ya no están y que hoy día, es nuestro turno de colaborar con ellos. La colaboración más valiosa que podemos ofrecer viene envuelta en forma de paciencia, sin juicios y sin desesperarnos. Dales las gracias a tus papás porque “chuecos o derechos” sólo te dieron aquello que les enseñaron a dar. 

Actualmente vivimos en un mundo vertiginoso y a ellos les cuesta trabajo ir a ese ritmo. Te preguntarás quién puede enseñarnos a cuidar a uno padres “de la tercera edad” y la respuesta es NADIE. De la misma forma que a ellos nadie les enseñó cómo cuidarnos. Iremos aprendiendo en el camino. ¿Imaginas la humillación que sienten cuando se hacen del baño, se les pierde algo o cuando los “regañas” porque repiten las cosas o no las recuerdan? Lo único que te puedo recomendar es no quemes un puente por el que algún día has de cruzar. 

Réglate incluso la oportunidad de darles aquello que tal vez ellos no te dieron o que, posiblemente no les dieron a ellos sus papás. No podemos ser jueces de lo que pudo suceder cuando éramos niños, sin embargo, sí podemos ser una mejor versión del adulto que hoy somos. Hoy, en esta columna del periódico, quiero regalarme la oportunidad de que mi mamá me pueda leer y decirle (aunque sea en español):

“Mami, muchas gracias por todo. Hiciste lo mejor que pudiste y hoy elijo verte con mucha ternura. Si decides partir, adelante. ¡Feliz regreso a casa! Me quedo tranquilo al saber que, aunque no soy el hijo que tu mereces, hoy soy el mejor hijo que puedo ser. I love you with all my heart”. 

A ti lector, recuerda que siempre estás a tiempo de soltar, perdonar y entender para transformarte. Si tus papás están a tu lado aprovéchalos, perdónalos y cuídalos. Si ya partieron y te quedaron “asignaturas pendientes” perdónate y sé el mejor hijo que puedas ser. Nos leemos pronto. #Anótele 

Sígueme en mi página oficial de Facebook:

Coach Gerardo Moreno


Continúa leyendo otros autores

DEJA TU COMENTARIO