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Anti-alcohólica

Por tómbola o vaya usted a saber pero “haiga sido como haiga sido” a la regidora MARÍA ELENA BLANCO CHÁVEZ le tocó dar a conocer el inicio del operativo anti alcohol con el argumento de que la seguridad es primero, en lo cual tiene razón pero se van a acarrear un alud de críticas al autorizar que los agentes de tránsito intensifiquen su monitoreo que no es otra cosa que rondar o asentarse por los antros, restaurantes – bares, cantinas y palapas para andar en la búsqueda de malos conductores, o lo que es lo mismo, a la caza de todo aquel que por las noches se eche sus tragos de bebida alcohólica en esta temporada de fiestas decembrinas.

Sin duda que la noticia no cayó nada bien entre la colectividad. Si los tránsitos fueran personas comprensibles y que recurren al criterio, la medida sería motivo de aplausos. En los hechos es todo lo contrario.

Anti-alcohólica

Para ellos, alguien que se tome una o dos cervezas será suficiente para decir: tengo qué llevarlo a la 12, que viene siendo el edificio central de seguridad pública para que sometan a la prueba de alcoholemia al supuesto infractor.

El conductor que está seguro de no andar ebrio acepta de inmediato ir a la 12 pero por lo pronto lo transportan a bordo de la patrulla en calidad de detenido y el otro agente, dado que patrullan en pareja, conducirá el vehículo del supuesto infractor.

Ya estando en la 12 se encuentra con la desagradable noticia de que casualmente el médico de guardia se acaba de ir y regresará hasta después de las 12 de la noche.

El supuesto infractor hace de tripas corazón y decide esperarse, pero no será en la antesala general del edificio de Seguridad Pública, lo internan en la celda principal y ahí comienza el calvario porque como la canción de JOAQUÍN SABINA, dan la una, las dos y las tres y el médico no aparece.

Ya la desesperación se apodera del supuesto infractor y cuando le dicen que el médico vendrá hasta las seis o siete de la mañana termina doblándose mejor aceptando que manejaba en estado de ebriedad y para recuperar su libertad tiene qué pagar una multa que la última vez que tuve conocimiento de las mismas era de cinco mil pesos, pero a reserva de confirmarlo ya la incrementaron hasta en siete mil pesos.

Pero no va a ser todo porque una vez que paga la infracción se encuentra con la nada grata sorpresa de que su vehículo no está en las inmediaciones de la 12 sino en un corralón y también tiene qué pagar el arrastre, lo que aumenta los gastos que francamente son un atraco.

No hay crítica en lo absoluto cuando el conductor va en evidente estado de ebriedad, es más le hacen un favor si lo interceptan por los graves riesgos que va corriendo por la seguridad pero con esta autorización de los ediles reynosenses que se autorizaron como salario y prestación alrededor de 110 mil pesos mensuales están abriendo la puerta para la infinidad de abusos por parte de los agentes viales, y de pasada le dieron una puñalada a los comerciantes de la localidad que en esta temporada es como emparejan sus ventas.

Y agárrese: ni la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo ni la de la Restaurantes y Alimentos Condimentados han puesto el grito en el cielo. Apechugaron la medida muy probablemente para proteger los intereses personales de sus directivos. No creo ignoren el comportamiento de los agentes de tránsito, que ahora con autorización ni Dios Padre va a impedir que se despachen con la cuchara grande.

Deben modificar la decisión y una forma de hacerlo es que una comisión de regidores esté de planta todos estos días de diciembre en la 12 para que den constancia de si el automovilista que traen los de tránsito viene en aparente estado de ebriedad.

Una cosa es tomarse dos que tres cervezas o dos que tres copas de alcohol y con esa medida la persona no esté en condiciones de conducir un vehículo. Los que andan hasta atrás ni requieren someterlos a la prueba de alcoholemia. Contra este tipo de irresponsables no debe haber contemplaciones, pero debe comprenderse que no todos manejan en estado de ebriedad.

Pero para los tránsitos, verlos salir de un salón de eventos, palapa, restaurante – bar, o cantina será más que suficiente para suponer que van en estado de ebriedad.

El problema se agrava porque hay quienes tras terminar el festejo le dan a la esposa el vehículo por la situación de que las mujeres, en su mayoría no pasan de tomar dos que tres, así literalmente pero cuando va la mujer manejando se saborean los tránsitos. Aprovecharán la circunstancia de que el esposo no querrá exponer a su mujer a que la lleven hasta la 12 para la práctica de la prueba de alcoholemia y termina cayendo en la extorsión.

Todo lo que les he venido narrando no es cosa de fantasía, es la cruda realidad y hoy con autorización, los agentes de tránsito se van a empachar.

Reitero, ahora los regidores tendrán qué estar de guardia en la 12 para evitar abusos. Es su obligación, representan al pueblo y éste es el que les paga sus jugosos salarios, así que tendrán qué desquitar lo que se les paga en esta navidad.

Siguiendo con cuestiones del chupe, en la última sesión de Congreso del Estado, que fue previa al inicio de los festejos navideños, aprobaron reformar la Ley de Hacienda del Estado de Tamaulipas incrementando en un 10 por ciento el impuesto sobre la enajenación de bebidas con contenido alcohólico y tabacos labrados.

Dijeron los diputados que con lo que se perciba de ese impuesto se creará un fondo de violencia intrafamiliar para atender a las personas que sufren abusos por la ingesta de alcohol y que son muy frecuentes, nomás que ese impuesto seguramente les cayó como patada de mula en el hígado a los fabricantes de cigarros, cerveceros y de aguardientes, muy poderosos con bastos servicios jurídicos como para oponerse a la aplicación de ese impuesto que de entrada ya hay quienes lo señalan de anticonstitucional por ser una segunda tributación de ese rubro pues la federación ya lo aplica desde tiempo inmemorial.

Ignoro si en Tamaulipas el gobierno estatal también ya lo viene aplicando, pero eso se sabrá en su oportunidad.

Entonces, este impuesto por un lado a productores y comerciantes de la mexicana alegría les va a erizar los pelos y por el otro las mujeres que son víctimas de la violencia por parte de maridos borrachos, por supuesto la están aplaudiendo.

Este tipo de sujetos no merecen un entorno familiar, deben castigarlos incluso a nivel de delito penal.

Son frecuentes las historias en donde el esposo o pareja sentimental llega hasta atrás y luego, cuando la señora le reclama la agarra como costal de boxeo y lo peor es que luego la señora anda acudiendo a la 12 para liberar al borracheales que escogió por marido.

Se reconcilian y a la siguiente guarapeta se vuelve a repetir la escena aumentando la vejación de la mujer y el tormento para los hijos menores de ver cómo agreden a la mamá en forma infame y no se meten porque es el papá, aunque ya ha habido casos de que habiendo hijos adolescentes, estos no soportan la agresión a la mamá y se han descontado al papá, pero este tipo de casos son los menos, estos abusivos bien saben que los hijos no se meterán.

Y por hoy, BASTA.

gilberto.banda@hotmail.com

gilberto.banda@elmanana.com