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Adiós 2019; bienvenido 2020

El año en curso agoniza ya, dando paso a la alegría que produce recibir uno nuevo. Las expectativas florecen, y los buenos deseos de un ¡feliz y próspero año! se comparten entre familiares, amigos, vecinos, etc. 

La alegría en la mayoría se percibe en todo lugar, en acciones de bondad y saludos alusivos a la época, intercambio de regalos, compartir la mesa, “entre otros”. 

Adiós 2019; bienvenido 2020

Considero el aprovechar este buen tiempo haciendo una pausa en nuestro caminar diario para despedir como se merece el año 2019, y para decir con todas nuestras fuerzas y absoluta conciencia ¡Bienvenido 2020! 

Pero ¿Cómo se despide un año viejo? y ¿Cómo se recibe un año nuevo? 

Así, como cada uno de nosotros somos seres únicos con propias ideas y preferencias, de igual manera, cada uno, cierra y comienza los ciclos de los años a su propia manera. Me permito darles una idea a considerar disponible para todo aquel que desee, resultados diferentes en este nuevo año.

¿Cómo se despide un año? Con un simple pero decidido “adiós para siempre”. 

Nada más dañino para el ser humano, que estrenar un nuevo año que es igual a decir nuevo ciclo, cargando cosas del pasado, que le impedirán remontarse a sus alturas y fructificar rebosantemente en sus hechos. 

Recurriendo a las sagradas escrituras, el apóstol Pablo dijo: Hermanos míos yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago, olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta (Filipenses 3:13).

Olvidar es la acción de una decisión, para dejar ciertamente todo lo que queda atrás debemos decidir hacerlo, solo entonces podremos extendernos a lo que esta adelante.

Eso es precisamente lo que Dios hizo y hace a diario con aquellos que creemos en su existencia y poder…Yo, soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados. Isaías 43:25. 

La mejor manera de despedir el año es olvidar todo lo que nos causó algún tipo de pérdida: afectaciones personales, laborales, sentimentales, de tiempo, confianza en uno mismo, o la más peligrosa de todas “la pérdida de confianza en Dios”. Debemos de reconciliarnos con nosotros mismos y por amor a nosotros, renunciar a recibir el nuevo año con algún tipo de carga del pasado. Tal y como Dios lo hace con nosotros, “por amor así mismo”

Si 2019 se caracterizó por problemas de inseguridad que generaron muerte o despojo de bienes materiales, o no hubo crecimiento económico, o porque no hubo obra pública o porque la poca o mucha que se hizo fueron de mala calidad, vamos a olvidar y a recibir 2020 llenos de esperanza pensando que lo mejor está por venir.

Dejemos atrás también los fracasos que tuvimos en el aspecto laboral, en la política en la escuela si aún estamos estudiando o dando cátedra; o en lo que emprendimos y que no dio los resultados que esperábamos.

Vamos dejando en el olvido a quienes durante el año que agoniza nos ofendió o traicionó nuestra confianza. Hay que perdonar como lo hizo Jesús cuando fue crucificado.

Ahora bien: ¿Cómo se recibe un año nuevo? ¡Libres del pasado! Expectantes y alegres, por lo que nos espera, con agradecimiento y metas trazadas a cumplirse en los 365 días que tenemos por delante, sin descuidar las demás metas a lo largo de nuestra vida. 

Recordemos: Dios nos prestó la vida para aprovecharla disfrutando y desarrollando los dones y talentos en cada uno.

Tomemos en cuenta que un año que comienza es el momento ideal para proponerte hacer cambios significativos que mejoren tu vida. Por eso, los propósitos para 2020 nos ayudan a darle un rumbo al nuevo año y nos sirven para mantener la motivación para cumplirlos.

¿Cómo establecer propósitos para 2020?

Antes de empezar, tomemos en cuenta que lo importante no es establecer propósitos para el año que está por nacer, sino asegurarnos de poder cumplirlos. Por ello, lo mejor es que hagamos un plan que nos ayude a lograrlo paso a paso, comenzando con acciones simples que sean fáciles.

Uno de los errores más comunes es establecer metas muy difíciles de cumplir. Por ese motivo, vamos a hacerlo sencillo y, en lugar de escribir “Bajar 5 kilos” escribir: “Comer todos los días un desayuno saludable”. No solamente será más fácil, sino que avanzaremos en el rumbo correcto para lograr una meta.

Comencemos escribiendo en una agenda un propósito o propósitos para el año que comienza, o anotarlos en un papel y dejarlos en un lugar bien visible, para verlos cada día al despertar.

Para cumplir nuestros propósitos, establecer acciones pequeñas diarias que ayuden a lograr tu propósito. Por ejemplo, comer dos piezas de fruta media hora antes de las comidas, para evitar comer en exceso.

Podemos agregar acciones adicionales semanales que refuercen nuestro propósito. Por ejemplo, salir 2 veces a la semana a caminar o correr por el parque.

Y luego, hacer que sea fácil. Elijamos acciones que sean sencillas de lograr y también que las podamos medir. “Ser más sociable” no es una meta medible, en su lugar escribir una acción concreta, como “Ir todas las semanas a una reunión y hacer un nuevo amigo”.

Es mi deseo que este día cuando el reloj marque las 12: todos despidamos el año con un hasta nunca. Y a viva voz gritemos ¡Bienvenido 2020!

Y por hoy, BASTA.

gilberto.banda@hotmail.com

gilberto.banda@elmanana.com