buscar noticiasbuscar noticias

‘El rey león’ y el ciclo sin fin de los clásicos animados de Disney

Tras el éxito de ‘Aladdín’, la compañía convierte los ‘remakes’ en acción real en su gran baza en taquilla

¨No puedes superar a cerdos con más cerdos". Eso respondió en 1933 el magnate Walt Disney a quien pedía un segundo corto de Los tres cerditos. En 1991, en plena efervescencia de la animación en su compañía, el presidente Jeffrey Katzenberg respetó aquel deseo en un escrito de 28 páginas al resto de directivos: "El público no quiere ver lo que ya ha visto. (...) Nuestro trabajo no es reciclar ideas, sino crear y desarrollar historias". Sus secuelas irían a vídeo. Aquella tabla de la ley es hoy papel mojado.

‘El rey león’ y el ciclo sin fin de los clásicos animados de Disney

El remake dirigido por Guy Ritchie del relato de Las mil y una noches acumula alrededor de 860 millones de euros. Es la película sin superhéroes más taquillera del año. ¿El truco? Apelar a la nostalgia de la generación millennial repitiendo literalmente letra y música. Dar al público la fórmula ganadora una y otra vez. Solo dos películas de esta hornada del Disney en carne y hueso superan a Aladdínen recaudación: Alicia en el País de las Maravillas (Tim Burton, 2010) y La Bella y la Bestia (Bill Condon, 2017).

Los analistas esperan, sin embargo, que la marca El rey león exceda todo. Incluso si en esos días previos al solsticio de verano de 1994 algunos dudaban del éxito del cachorro shakesperiano llamado a ser rey. El riesgo era no adaptar directamente ningún cuento, pero, para compensar, esta tragedia contaba con las pegadizas canciones de la estrella del pop Elton John (hoy reforzado con Pharrell y Beyoncé) y una maquinaria de marketing bien engrasada impulsada por el director de Disney, Michael Eisner. No había precedentes. Burger King regalaba muñecos; Toys 'R' Us contaba con un expositor de la sabana; Mattel, Kodak, Nestlé... hasta 186 licencias. Un analista de Wall Street señaló que así ya era "la película más rentable de la historia", recuerda James R. Stewart en el libro DisneyWar. Aquellos experimentos son hoy el modelo.

En una escena en Dumbo (Tim Burton, 2019), un gran empresario mercantiliza al elefante vendiendo peluches como los que en la vida real exponen las tiendas Disney. La lógica de estas reinvenciones nace ahí. "Si no mantienes viva la propiedad intelectual antigua, no se recuerda", explica por correo electrónico Jerry Beck, historiador estadounidense experto en animación y antiguo directivo de Disney TV. "Cuando las nuevas generaciones van al parque y ven la atracción de Dumbo no lo conocen, ¿cómo lo hacen relevante?", agrega Beck. Tras estos remakes, los juguetes vuelven a circular.

El rey león sigue vigente tres décadas después. Su musical, que debutó en Broadway en 1997, es el más taquillero de la historia, y replicó el éxito sobre las tablas en una veintena de ciudades como Madrid, donde lleva ocho años llenando. Los analistas esperan que la versión de animación fotorrealista, dirigida por Jon Favreau (El libro de la selva), supere los 200 millones de dólares (178 millones de euros) en su estreno en EE UU. "Hay tantos lugares donde ver cine que el objetivo de Disney es llenar salas como sea, mientras refuerzan su propia marca", apunta Beck: "Pero hoy hay muchas otras compañías con ideas originales: Netflix, Dreamworks...". Disney va sobre seguro tras los fracasos de franquicias no probadas como Un pliegue en el tiempo y El cascanueces y los cuatro reinos, a la espera de Artemis Fowl en 2020.

El argumento de Dumbo sirve, además, para entender otra de las señas comerciales de estas reinvenciones. El elefante volador no era el único protagonista de la película. En busca de convencer a una audiencia diversa, lo acompañaba una niña que quería ser científica. Este mensaje acorde a los tiempos se trasladó a AladdínJasmín, que tenía una flamante canción, añoraba ser sultana, mientras el Genio estaba interpretada por la superestrella negra Will Smith. Pese al revuelo que causó entre sectores machistas y racistas en Internet, no afectó a la recaudación.

El rey león también está llena de voces negras, y en 2020 llegará la adaptación de la china Mulán, dirigida por Niki Caro, cuarta mujer en la historia en manejar un presupuesto de 100 millones de dólares (90 millones de euros), y que recibe críticas por huir de la adaptación plano a plano, sin canciones y con personajes modificados. La sirenita de Rob Marshall (El regreso Mary Poppins), a su vez, se reencarna en la afroamericana Halle Baley, joven de 19 años años que ya es objeto de insultos e incluso de peticiones para blanquear Pocahontas, obviando que, al contrario que Ariel, la raza es la personalidad de la aborigen.

Hay material para años. Merlín, el encantador, de Juan Carlos Fresnadillo, aparecerá en la plataforma Disney+, junto a La dama y el vagabundo. Y en cine preparan BlancanievesCruella (con Emma Stone como villana de 101 Dalmatas), PinochoEl jorobado de Notre Dame e incluso la moderna Lilo y Stitch. Una vez que comienzan a languidecer los clásicos recordados, y tiren de Los rescatadores en Cangurolandia, el reto será triunfar gracias a secuelas con historias propias. La primera prueba será Maléfica: maestra del mal en octubre, con Angelina Jolie repitiendo su personaje de villana de La Bella Durmiente. Quizás el fundador estaba equivocado. Quizás el público solo quería ver cerdos (o leones) una y otra vez.



DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD