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Aclarando amanece

Es muy viejo el truco que utilizan algunos para desviar la atención y echar culpas a quien no la tiene. ¡Al ladrón, al ladrón!, grita el asaltante cuando se ve descubierto y la víctima trata de defenderse. Así ocurrió ayer en la Ciudad de México cuando los alcaldes de oposición intentaron llegar por la fuerza al Congreso de la capital, arremetiendo contra los policías que habían formado un muro de contención y, además, haciendo circo, maroma y teatro, al pasarlos por encima con ayuda de un grupo de seguidores. 

Por elemental congruencia, una autoridad electa por el voto ciudadano, que, para el colmo, ha jurado respetar y hacer respetar la ley, no puede asumir la actitud violenta, retadora e ilegal de enfrentar a los representantes de primera línea de la autoridad constituida para lograr propósitos políticos que, por muy razonables que sean, deben dirimirse por los canales institucionales. Esta manifestación de una total ausencia de respeto a la Policía, a los habitantes de la CdMx, y a su propia representación, es un mal comienzo. Si por esa camino van a transitar, pues qué cubeta de agua fría sobre sus simpatizantes.

Aclarando amanece

Por las redes circulan dos videos. El primero de ellos cuando la alcaldesa electa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, es alzada en vilo sobre un mar de manos y así logra pasar por encima la valla de policías, que en ningún momento intentaron agredirla o detenerla. Ya del otro lado conminó a sus demás compañeros a hacer lo mismo para burlar a los ‘muertos de hambre’. Cuando otro de los alcaldes logró pasar, los oficiales se pusieron en guardia y de esta manera, la alcaldesa de Álvaro Obregón, la polémica Lía Limón, chocó con el filo del escudo de uno de ellos, hiriéndose en el puente de la nariz, que sangró profusamente. Gran show.

Con base en ello se armó un gran espectáculo con ayuda de los medios amarillistas que hicieron circular por el mundo la artera agresión de las fuerzas policiales del oficialismo contra los alcaldes de oposición electos por los ciudadanos libres de la Ciudad de México. Una estrategia y un circo que se han visto muchas veces, lo mismo en países azotados por la violencia política auspiciada por fuerzas del capitalismo salvaje revanchista, que en la mismísima capital de la nación más poderosa del planeta.

La oportunidad fue oro molido para el líder de los panistas, quien en su cuenta de Twitter publicó que: “@MarkoCortes·9h Condeno la cobarde agresión a @lialimon por parte de granaderos de @Claudiashein, exigimos una disculpa pública y sanción a los responsables. La policía debe estar para cuidar a la población, no para agredir a la oposición. Mi solidaridad con la alcaldesa electa de Álvaro Obregón”. Ya viene siendo costumbre que este dirigente oiga llamar a misa, pero no sepa donde será.

Otra que no sabe ni qué, publicó: “@deniseramosm Esta es la imagen de un gobierno que golpea a las mujeres. Es la imagen de un gobierno que reprime a los opositores que se quieren expresar pacíficamente. Toda mi solidaridad, Lía Limón.”. Pero, el que se fue hasta la cocina, fue “Diego Fernández de Cevallos @DiegoFC·4h Sólo un cobarde como Tartufo, encaramado en un Palacio y enfundado en su “investidura”, es capaz de injuriar a ciudadanos e instituciones; por fortuna, esa porquería no es eterna”. De plano, ya ni la burla…

Quizá lo más interesante y sustantivo sea el motivo de la gresca. Viene a resulta que según Santiago Taboada, alcalde electo de Benito Juárez, el secretario de Gobierno de la CDMX, Martí Batres, se ha cerrado al diálogo con respecto de la homologación policial en la ciudad: “Nunca a los alcaldes en este tema se nos consultó porque son leyes que afectan las facultades de las alcaldías y esta cerrazón provoca esto, que hayan hecho un cerco como si nosotros hubiéramos pretendido golpear a alguien del Congreso, queríamos un diálogo constitucional, cosa que no hemos tenido con él”. Quieren su propia policía, ¡pos sí!

Entrevistado, Martí Batres aseguró que el diálogo ha estado abierto para todos los alcaldes electos de la CDMX; sin embargo, ellos no han estado dispuestos a reunirse primero con la jefa de Gobierno.

A ver, si por la mala y saltando las jerarquías institucionales y constitucionales, los alcaldes electos, encabezado por Lía Limón, solicitan al Congreso de la CDMX que no se apruebe la ley que homologa la imagen de la policía capitalina, pues con ello, el programa de seguridad del panista Santiago Taboada, en Benito Juárez, tendría que desaparecer; una iniciativa de ley que fue consultada, consensuada, discutida en el Congreso y aprobada por mayoría abrumadora. Si eso pueden hacer, entonces, dónde queda su responsabilidad como autoridad electa democráticamente. 

¿Van a dedicarse a servir a la gente o a responder a los intereses de sus patrocinadores? ¿Van a ser un factor de desestabilización como lo han pretendido muchos otros grupos antes? ¿Convertirán a la gran Ciudad de México en una réplica de Siria? ¿Vale más una posición política que la gente de carne y hueso?