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Denver, nueva ruta migratoria

La situación ilustra cómo los números récord de personas que cruzan la frontera con México se están reflejando en Denver, Nueva York y Washington

Javier Guillén sólo pensaba en llegar a Estados Unidos cuando tuvo que soportar una travesía de tres meses desde Venezuela, atravesando las selvas centroamericanas y pasando cuatro días aferrado al techo de un tren mexicano conocido como “La Bestia” para esquivar a la policía y a los secuestradores.

Migrantes descansan en un refugio improvisado en Denver el viernes 6 de enero de 2023.Denver, nueva ruta migratoria

Javier Guillén sólo pensaba en llegar a Estados Unidos cuando tuvo que soportar una travesía de tres meses desde Venezuela, atravesando las selvas centroamericanas y pasando cuatro días aferrado al techo de un tren mexicano conocido como “La Bestia” para esquivar a la policía y a los secuestradores.

Pero cuando la semana pasada Guillén llegó finalmente a la ciudad fronteriza texana de El Paso, el hombre de 32 años se decidió por un nuevo destino, casi 1.100 kilómetros (680 millas) adicionales al norte de la frontera: la ciudad de Denver, que le representó apenas un viaje en autobús relativamente barato.

“Es el lugar más fácil, el más cercano a Texas, y aquí hay personas que ayudan a los migrantes”, explicó Guillén antes de dirigirse a uno de varios refugios que la ciudad creó a duras penas.

Durante el último mes, casi 4,000 inmigrantes, casi todos venezolanos, llegaron sin previo aviso a la gélida ciudad de Denver, sin un lugar donde quedarse y, a veces, vistiendo sólo camisetas y sandalias. La oleada de migrantes tomó por sorpresa a las autoridades de la ciudad, que ya lidiaban con una serie de tormentas invernales, temperaturas a mínimos históricos y atascos de tránsito en los alrededores.

Cuando apelaron al estado para que abriera refugios nuevos, el gobernador de Colorado, Jared Polis, un demócrata que había asignado 4 millones de dólares para ayudar a cuidar a los migrantes, hizo arreglos para que los que así lo quisieran, pudieran seguir viajando en autobús aún más al norte, a Chicago y Nueva York.

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, también demócrata, ya había advertido que su ciudad estaba siendo abrumada por la oleada de migrantes y se quejó de los nuevos traslados desde Denver.

La situación ilustra cómo los números récord de personas que cruzan la frontera con México están reverberando hacia el norte, en ciudades como Denver, Nueva York y Washington, que desde hace mucho tiempo han sido destinos para los migrantes, pero no de autobuses llenos de ellos que aparecen a la vez, directamente desde la frontera y sin recursos.

Las ciudades del norte “están probando ahora lo que han estado enfrentando las ciudades fronterizas”, explica Julia Gelatt, analista principal de políticas del Migration Policy Institute (Instituto de Políticas Migratorias) en Washington. “El hecho de que las personas se presenten en grupos, necesitados de servicios básicos, es realmente nuevo para las ciudades del norte”.

En algunos casos, los gobernadores republicanos —principalmente el gobernador de Texas, Greg Abbott— han tratado de transmitir ese mensaje trasladando migrantes directamente desde la frontera a Nueva York o incluso a los alrededores de la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris en la capital del país. El año pasado, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, también envió algunos a la isla turística de Martha’s Vineyard, en Massachusetts.

No está muy claro cómo fue que Denver se convirtió en un nuevo destino para los venezolanos que huyen del caos económico y político de su país. Los defensores de los migrantes ya habían detectado un pequeño número de personas que llegaban desde la frontera a principios de 2022 y advirtieron que la ruta se estaba volviendo cada vez más popular.

Están probando ahora lo que han estado enfrentando las ciudades fronterizas, las ciudades del norte, el hecho de que las personas se presenten en grupos, necesitados de servicios básicos, es realmente nuevo para las ciudades del norte.¨ Julia Gelatt, Analista principal de políticas del Migration

Cualquiera que haya sido el detonador, la cantidad de inmigrantes que llegaron a la ciudad se disparó drásticamente en diciembre, a veces a 200 por día, justo cuando caía una helada invernal y se extendían las temperaturas mínimas récord. 

En respuesta, Denver convirtió tres centros recreativos en refugios de emergencia para migrantes y pagó cuartos en hoteles para las familias con niños, asignando 3 millones de dólares para hacer frente a la oleada de recién llegados. Reasignó trabajadores para procesarlos, asignarlos a albergues y ayudarlos a subir a los autobuses interurbanos. Los residentes donaron montones de ropa de invierno.

FIJAN ESTADÍA A SOLO 14 DÍAS
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La ciudad ha establecido un límite de 14 días para las estadías en los refugios de emergencia y está negociando con otras agencias y organizaciones sin fines de lucro sobre la apertura de instalaciones a más largo plazo. No está claro todavía cómo afectará el flujo hacia Denver la nueva política de migración de Biden, que abrió 30,000 cupos mensuales adicionales para solicitantes de asilo de Venezuela y otras tres naciones latinoamericanas. “En realidad creo que esto no es algo pasajero”, declaró Piper. “Ahora Denver está en esa ruta y no creo que esto cambie al menos en los próximos cinco o seis meses”.



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