Se intensifica el robo y tráfico de arte en el mundo
El tráfico de piezas de arte alcanza también a México
La magnitud del robo y tráfico de arte en el mundo es tal, que sólo en Siria han sido expoliadas de sus museos al menos 40 mil 635 piezas y otras decenas de miles de sus yacimientos arqueológicos durante una década, según una pesquisa de la Fundación Clooney para la Justicia.
La situación tiene muchas vertientes: desde las subastas de objetos artísticos hasta el saqueo y el tráfico que financian crímenes de guerra y el terrorismo.
En este contexto, la subasta Adicción tribal, organizada por la firma francesa Millon y Asociados, se realizó el martes pasado en París, pese a la denuncia del gobierno mexicano contra la venta de patrimonio cultural de la nación. Sin embargo, de los 20 lotes vinculados con México sólo se vendieron cinco por una suma de 178 mil euros (unos 3 millones 828 mil pesos).
Beatriz Gutiérrez Müller, presidenta del Consejo Honorario de Memoria Histórica y Cultural de México, se refirió en un tuit a esa puja de piezas: “Ya sabemos que hay unas falsas. Con estas ventas se promueve el saqueo, el tráfico ilegal y redes criminales”.
Por otra parte, ayer fue vendido el Códice Cardona en la madrileña firma Ansorena. Gutiérrez Müller, quien hace unos días calificó el documento de “apócrifo y sin la antigüedad, y mucho menos la autenticidad con que se ofrece a la venta”, escribió en redes sociales: “Hay a quien le gusta que le vean la cara y tira su dinero”, y detalló que fue vendido en 190 mil euros (unos 4 millones 78 mil pesos)
Más de la sección
Para contrastar la escala de la rapiña de mosaicos, esculturas, tablillas, estelas, joyas y monedas que asuela a Siria, según la iniciativa The Docket de la Fundación Clooney, baste recordar que el Museo Nacional de Antropología de México cuenta con unas 16 mil piezas en exhibición reunidas en más de un siglo, mientras en 10 años suman centenares de miles de piezas saqueadas de los tres continentes mencionados.
En tanto, el mayor museo del norte de Europa, el Nacional de Noruega, luego de conjuntar colecciones de cinco recintos de ese país alcanzó la cifra de 40 mil piezas.
Sirvan estos ejemplos para imaginar lo violento del despojo en curso en naciones como Yemen. De acuerdo con la investigación, de allí han sido extraídos 120 mil objetos del Museo Nacional de Saná, 16 mil del Militar de la capital yemení y 12 mil objetos del de Dhamar, que han sido disgregados por el mundo.
En Irak, el Estado Islámico deshizo las universidades, bibliotecas y museos de la ciudad de Mosul, así como los yacimientos arqueológicos de Nínive y Nimrud, además de los sitios religiosos asociados con las comunidades yazidíes, cristianas y musulmanas.
En Libia, el robo de bienes culturales se concentró en las regiones oriental y septentrional, incluidas las ruinas de Cirene, declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco, y los espacios religiosos de las comunidades sufíes en Trípoli.
Semejante volumen de piezas necesita un entramado enorme de trasiego y formas de distribución. El informe de 68 páginas aborda las redes de tráfico de estos artefactos hasta llegar a los mercados de Estados Unidos y Europa. Enlista algunos anticuarios de quienes se tienen sospechas de participar en el ilícito y cuentan con conexiones en reconocidas casas de subasta occidentales de Francia, por ejemplo.
Otro de los mecanismos principales discurren a través de subastas en línea; sitios de comercio electrónico como Ebay, vcoins.com y trocadero.com; redes sociales como Facebook e Instagram y en las aplicaciones Skype y WhatsApp.
Anya Neistat, directora jurídica de la iniciativa, sostuvo que “el saqueo de antigüedades se considera a menudo un delito sin víctimas, pero está lejos de serlo; es destructivo física y socialmente y su venta permite a los grupos armados financiar el conflicto, el terrorismo y otros delitos contra la población civil”.
Hace unos días Jean-Luc Martínez, ex director del Museo del Louvre, se convirtió en el centro de un escándalo en Francia tras ser acusado de tráfico de antigüedades de Oriente Próximo y Medio, que afectó al Museo Metropolitano de Nueva York y al Louvre en Abu Dabi.
El diario francés Libération, que tuvo acceso a los documentos de la investigación, se refirió en un editorial hace unos días a la Agence France Muséums (AFM), encargada de asesorar al Louvre Abu Dhabi en la selección de obras y en garantizar su origen legal: “La conclusión de los investigadores es terrible: la AFM se ha convertido en ‘un formidable instrumento a disposición de los traficantes’”.
Según el documento de la estadunidense The Docket, dos de los involucrados en el caso francés, los anticuarios y especialistas avecindados en París, Christophe Kunicki y Richard Semper, también forman parte de una “red involucrada en el tráfico de antigüedades saqueadas de Medio Oriente y África del Norte”, posiblemente junto con “otros expertos que han colaborado con la casa de subastas Pierre Bergé y Asociados”.
Sin embargo, en este fenómeno complejo se deja de lado a los compradores del patrimonio cultural. Como ha dicho Roberto Riccardi, comandante del cuerpo para la Tutela del Patrimonio Cultural en Italia: “No existiría la oferta si no hubiera demanda, por ello es importante concientizar a los coleccionistas privados”.