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Primer tren a Auschwitz

Un coleccionista polaco dona al museo del campo de exterminio nazi imágenes que muestran la llegada del convoy que inauguró los traslados en junio de 1940

Primeras deportaciones a Auschwitz.Primer tren a Auschwitz

Se acaban de descubrir unas fotos de junio de 1940. Una larga hilera de personas recorre las calles principales de la ciudad polaca de Tarnów, cercana a Cracovia. Sale de la casa de baños, cruza los pequeños comercios y sube la rampa del tren. Su destino, inédito: Auschwitz.

Porque las imágenes, halladas por un coleccionista y donadas al museo del viejo campo de concentración, muestran la primera deportación de la historia al lugar símbolo de la infamia nazi. Aunque en cada nuevo negativo o rollo de película que estaba oculto, también aparece el espíritu de una época.

  • En manos del poder totalitario, la imagen se convirtió en un instrumento letal. La propaganda, clave en el ascenso nazi, fue elevada por la policía política a una nueva categoría visual del terror. A medida que el III Reich se afianzaba y que Heinrich Himmler, el todopoderoso ministro de Interior, conectaba todas las fuerzas del orden público y las situaba bajo su control, el reportaje gráfico se incorporó a su metodología de trabajo.

Narraban, escenificaban, el momento crucial para el que habían sido creadas aquellas fuerzas de choque: la deportación a los campos de concentración. Eran la prueba de estudio, la muestra de un programa que sería ensayado, repetido cientos de veces. Orgullosos, sonrientes, los cuadros de la policía de ocupación posaban y mostraban a sus compañeros de seguridad cómo debían realizar la operación. Manuales de castigo, los álbumes fotográficos de las distintas ramas de las SS seguían un estricto protocolo de brutalidad. Eran la esencia de la deportación, la entrega de los prisioneros de una cadena a otra, hasta llegar al campo. Muy pocos de estos reportajes se salvaron después de la guerra, reducidos a las visitas de inspección de los campos y a la alta sociedad, a la propia jerarquía nazi.

HALLAZGO

El hallazgo de uno de estos álbumes es siempre importante, pero si se trata del primer convoy de deportación a Auschwitz, tiene un indudable significado histórico. Su descubridor, Marek Tomaszewski, el primero en identificarlo, lo descargó digitalizado en un correo electrónico de un coleccionista de Canadá, según explica en su reciente libro Tarnów-KL Auschwitz: The First Transport to Hell. El álbum tenía 96 imágenes de excelente calidad que decidió ceder al Archivo y al Museo Memorial de Auschwitz para su conservación. Allí siguen estudiando en profundidad un material de gran trascendencia para la historia europea.

Los grandes descubrimientos vienen a confirmar lo que ya se sabía, lo que ya se buscaba. Otros más pequeños, que parecen casuales y pasan desapercibidos, terminan cambiando nuestra visión del pasado. Este álbum de fotos señala un punto de no retorno en la expansión del universo concentracionario alemán. Hace exactamente 83 años, el 14 de junio de 1940, partió el primer transporte de prisioneros polacos hacia Auschwitz. Por entonces no era más que una antigua prisión que los nazis incorporaron a su red de campos de trabajo o KL, mucho antes de su especialización como campo de exterminio, situado en un lugar estratégico.

Detrás de aquellas filas ordenadas de prisioneros había mucho trabajo previo. El comienzo de la ocupación, la partición del país con los soviéticos, el establecimiento de una nueva demarcación administrativa denominada Gobierno General y, sobre todo, el empleo de la información, de la documentación incautada. Los censos de población, los ficheros, los propios registros fotográficos, sirvieron para elaborar unas listas que iban llenando los campos por todo el mapa del nuevo orden alemán. En esta había estudiantes, soldados, profesores, obreros, médicos, abogados, curas o deportistas profesionales. Todos ellos hombres, acusados de pertenecer a organizaciones contrarias al nuevo gobierno, opuestas, en definitiva, a la ocupación alemana. Se les aplicó la custodia protectora, una medida legal que ya se había utilizado antes en Austria o Checoslovaquia, por la que pasaban del Ejército a manos de la Gestapo.

Estas fotos inmortalizan ese traspaso. Una imagen que no se conocía o no se había mostrado nunca de esta manera, entre los millones de documentos que tomaron los aliados como pruebas de los crímenes nazis. Son todo lo que queda del último contacto con la vida, tal y como la conocían hasta entonces, de aquellas personas normales y corrientes, que fueron clasificadas, detenidas y deportadas como prisioneros políticos a uno de los campos de concentración de las SS. Pero eso ellos no lo sabían. Estaban muy cerca de los guardias, algunos miraban a la cámara, en fila de a dos. Extrañados por aquellos cascos que no habían visto nunca, se agarraban el sombrero, metían las manos en el abrigo simulando tener prisa. Llevaban maletas, les habían ordenado hacer el equipaje para un viaje. No había judíos o, al menos, en las primeras filas no sobresale la estrella de 10 cm que debían llevar obligatoriamente. Hay que mirar los registros. De los 728 polacos que fueron trasladados en aquel convoy, 292 murieron, entre ellos 11 judíos. 325 lograron sobrevivir y 111 siguen desaparecidos.

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Oficiales Nazis custodiando las deportaciones



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