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El mensaje en la botella

Mi compromiso con Reynosa

Hace algunos años, un candidato a la alcaldía de Reynosa convocó a un concurso llamado “Mi compromiso con Reynosa es…”, en donde en un espacio corto, menor a una cuartilla, quienes así lo quisiéramos, debíamos expresar cuál era el compromiso  que sentíamos con nuestra ciudad.

El mensaje en la botella

Como ya se imaginarán, me apunté para participar en la categoría de maestros y tuve la bendición de obtener el primer lugar en dicha categoría. A continuación, me gustaría compartir el escrito con el que participé. Dice así:

“Mi compromiso con Reynosa es…

Amarla como mi padre me enseñó a hacerlo. Mi padre, como dice la canción de Mi Viejo, creció con el siglo. Él nació aquí en 1900 y en 1929 (a los 29 años de edad) llegó a ser presidente municipal. Si algo recuerdo de él, es cómo amaba a esta ciudad, y ese amor pasó de ese hombre, que a los 60 años tuvo su primer hijo varón, al corazón del niño que yo fui.

De él, y de sus historias contadas conmigo sobre sus rodillas, caminando de su mano siendo yo pequeño, los domingos por la tarde en algún paseo al parque, aprendí a amar a esta ciudad noble.

Por eso mi compromiso es seguirla amando así, porque cuando uno ama algo (una persona, una ciudad, una profesión, etc.) se interesa por mejorarla.

Mi compromiso es usar los dones y talentos, pocos o muchos, que Dios me dio, para mejorar esta ciudad.

Me dio el don de la enseñanza. Lo usaré para formar jóvenes no solo en el aspecto académico, sino complementando su formación con principios y valores que les ayuden a ser ciudadanos útiles y competitivos.

Me dio el don de la comunicación. Lo usaré para capacitar la fuerza laboral de esta ciudad, tratando de desarrollar en ella habilidades y actitudes para mejorar su ambiente de trabajo y alcanzar su realización personal y profesional.

Me dio el don de amar esa unidad tan importante para la sociedad, la familia. Lo usaré para transmitir, en todo foro posible, mensajes que den fortaleza a sus miembros, sabiendo que la fuerza de Reynosa está estrechamente ligada a la fuerza y unidad de las familias que en ella habitan.

En fin, mi compromiso con Reynosa es: Dar lo mejor de mí para que, unido al esfuerzo de otras personas que también la aman y se interesan en ella, unamos fuerzas y tratemos de dejar esta ciudad en mejores condiciones que como la encontramos.”

¿Qué sigue?

En la ceremonia de premiación se me solicitó dar algunas palabras en nombre de todos los participantes, y ahí, entre otras cosas, agregué:

“¿Qué sigue ahora? Hemos ya expresado nuestro compromiso con Reynosa. Queda ahora la responsabilidad de nuestro lado de no permitir que las palabras expresadas se queden solo en eso, sino que con entusiasmo y pasión las llevemos a la práctica. Reynosa y nuestros hijos lo merecen. Reynosa y nuestros hijos lo agradecerán. Vamos todos a comprometernos con Reynosa. Vamos todos a actuar por Reynosa. Compromiso y acción harán la diferencia.”

Independientemente de la ciudad donde vivamos, pienso que todos podemos comprometernos a hacer algo por mejorar ese lugarcito donde nos tocó vivir.

Es muy fácil quejarnos de lo que nos hace falta y extender la mano para pedir, pero mucho ayudará a nuestras comunidades el que hagamos algo más, dentro de nuestro radio de acción y de las habilidades que tengamos. John F. Kennedy, en una de sus frases más conocidas,  lo expresó así: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”.

De todo corazón te invito a que identifiques los dones que Dios te dio (y no se vale decir “yo llegué tarde a la repartición de dones”, todos tenemos cuando menos uno que nos hace especiales) y encuentres la manera de utilizarlo para mejorar tu ciudad, porque de esa manera, estarás mejorando también tu propia vida.



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