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‘El machismo tóxico está en todas partes’

Cada noche tras la representación de Jauría, la obra que reconstruye el caso de La Manada, Álex García volvía en coche a su casa en la sierra madrileña, desde el Pavón Teatro Kamikaze, en el centro de la capital

EL ACTOR Álex García.‘El machismo tóxico está en todas partes’

“La gran desgracia del ser humano es que siempre estamos insatisfechos”. Álex García, actor

Cada noche tras la representación de Jauría, la obra que reconstruye el caso de La Manada, Álex García volvía en coche a su casa en la sierra madrileña, desde el Pavón Teatro Kamikaze, en el centro de la capital. “Esos 50 minutos me servían para ir bajando, para recuperarme como Álex y calmar el mal cuerpo. Recuerdo que iba escuchando en la radio hasta resúmenes de fútbol, que no me interesa en absoluto”, cuenta alguien que cree “en la empatía y en la compasión”. Desde 2011 con Siete puntos sobre Emma, García ha ido cimentando su carrera en cine con trabajos como La novia; Hablar; Kamikaze o Kiki, el amor se hace —en breve estrena Litus y en noviembre Si yo fuera rico—; en la tele también ha acumulado un buen currículo, que aumentará este lunes cuando empiece la grabación de Antidisturbios, la serie de Rodrigo Sorogoyen.

 

¿No deja de lado la masculinidad tóxica?

“El machismo tóxico está, por desgracia, en todas partes. También en un cuerpo de antidisturbios, donde se respira tanta testosterona y se recibe tanta violencia, y la masculinidad tóxica aparece desde en la mayoría de los compañeros hasta las personas a las que tienen que calmar”.

 

¿Jauría le ha cambiado?

“Sí, por supuesto. Yo pensé que ya había cambiado antes, pero al llegar a Jauría fui consciente de que formo parte del problema mucho más de lo que me imaginaba. La mayoría de cosas que criticamos de las noticias tienen que ver con nosotros. Conmigo. Y es un golpe muy fuerte cuando lo vives en el escenario cada día y haces cosas que te resuenan en tu interior”.

 

¿Siente que todo hombre ha hecho algo de lo que hoy, con la nueva perspectiva, se arrepiente?

“Seguro. Pienso en las relaciones con las mujeres cuando era joven, con 20 años, e iba con mis amigos. Entonces parecía normal tratar a las chicas casi como objetos. Despreciaba al sexo opuesto cuando no quería nada conmigo: con los amigos parecía lo más normal y lo más fácil. Afortunadamente, tengo más años y me han reposado bien, y me planteo de dónde veníamos como para que eso fuera normal”.

 

¿Algo malo que le haya traído Jauría?

“Agradezco todo lo que he vivido con la obra. Ha sido duro, y vivimos un proceso muy oscuro sin saberlo. Hicimos un exorcismo social sin saber que formábamos parte de él. Mucha gente a la salida de las representaciones se acercaba a transmitirnos que por primera vez se daban cuenta de cosas que no reconocían en sí mismos”. 

¿Cómo vivieron la asistencia a una representación de los padres de la víctima?

“Fue un día, obviamente, especial. Porque, aunque ya lo sabíamos, sentimos que respetaban y compartían este viaje hasta el punto de querer verlo. Eso habla de una gente con el corazón muy grande. Recuerdo también la primera representación, antes de salir, cuando Miguel [Del Arco, director de la obra] nos leyó un whatsapp muy especial. De toda mi carrera teatral, ese es el día que ha quedado grabado en mi corazón. Sentí que la obra trascendía más allá de la realidad y de nosotros”.

 

En su carrera ha mezclado drama y comedia sin...

“Sin pudor. Tiene que ver con el cine que yo veía de pequeño, con una parte lúdica que nunca he querido perder. Tuve mi etapa intensa en esta profesión. Por suerte, me di cuenta de que me iba a perder historias importantes, asumí quién era yo en esta industria. Cuando te ponen de galán, puedes sufrir mucho si quieres hacer Hamlet todo el rato. Porque no disfrutas de ese personaje, y la gente no deja de verte como lo que eres. El galán siempre quiere hacer de antihéroe y viceversa. Lo observo en muchos compañeros. La gran desgracia del ser humano es que siempre estamos insatisfechos”.

 

Hay galanes y galanes, como el que creaba en La Novia

“En nuestra profesión nadie acepta su superpoder. En Si yo fuera rico, un compañero, Franky Martín, me decía: ‘Qué manía tiene la gente en echar para atrás su superpoder’. E insistía en que no convirtiera en kriptonita mi talento y mi belleza. Que todos debemos usar como ventaja nuestras características especiales. Nunca llegaremos a hacer los personajes de Leonardo DiCaprio, como DiCaprio nunca encarnará los de Philip Seymour Hoffman”.

 

Su pareja es la también actriz Verónica Echegui. ¿Hablan mucho de interpretación en casa?

“Cada vez menos. A veces le hago preguntas con trampa, para ver cómo vive ella también la profesión. Vivimos en constante limpia, en conversar cara a cara”.

 

¿Sigue sin cerrar con llave su casa?

“Yo casi nunca, el problema es que ella sí. Me cabrean las puertas cerradas, quiero poder morirme sin la necesidad de cerrarlas”.

 

¿Cómo va de ego?

“Tienes que tenerlo para ubicarte y quererte, pero un ego mal gestionado te daña mucho”.




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