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Y todavía está ahí

La creación literaria no es un arte espontáneo; es la esencia del alma extraída de la experiencia vital puesta en palabras, galas que visten emociones, sentimientos, pensamientos.

La creación literaria no es un arte espontáneo; es la esencia del alma extraída de la experiencia vital puesta en palabras, galas que visten emociones, sentimientos, pensamientos. Sólo después de beber con fruición y con ansia el acontecer cotidiano es que puede ponerse en letras la interpretación de los hechos, propios y extraños, que ven conformando la realidad sublimada por el arte en su más clara expresión.

El hecho de que Augusto Monterroso haya vivido la tragedia de su patria adoptiva, Guatemala, a mediados del siglo pasado, cuando combatió las dictaduras y fue por ello encarcelado; para luego, con Jacobo Arbenz, el revolucionario inmolado por su amor a su país y a sus paisanos, ser embajador en México; y luego, otra vez perseguido para ir a Chile y trabajar junto al gran Pablo Neruda, le dieron la experiencia para ser escritor.

Y todavía está ahí

El mismo lo señala cuando dice que esas vivencias: “contribuyeron sin duda a que actualmente piense como pienso y responda al momento presente en la forma que lo hago”. Pensó y respondió con tanto acierto que, a quince años de su muerte, ocurrida el 7 de febrero de 2003, siguen teniendo vigencia sus palabras aladas. En México, en Centroamérica, en el mundo todo, “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

Todavía los dinosaurios reptan por las planicies, los montes, las costas de la patria, de esta patria y de las otras, en su persistente intento de borrar la identidad de los pueblos que vienen desde las profundidades de la historia y que son así por lo que han hecho, lo que han preservado y lo que han amado. Todavía la plutocracia patrocina a los dictadores que entregan a sus tierra y a su hermanos a cambio de las 30 monedas.

Cuando el secretario del jurado que concedió el Premio Príncipe de Asturias de Letras a Monterroso, don José María Martínez Cachero, dijo: “Su obra narrativa ha transformado el relato breve dotándolo de una intensidad literaria y una apertura de argumentos inéditos hasta entonces. Su ejemplar trayectoria ciudadana, la dura experiencia del exilio y la atención constante a los asuntos más inmediatos de la vida contemporánea de Iberoamérica convierten a Augusto Monterroso, reconocido internacionalmente, en uno de los autores más singulares de nuestra cultura”, no hizo otra cosa que retratar a un hombre de letras surgido de la tragedia de Latinoamérica.

Monterroso en el cuento breve, es parte de la corriente de escritores de la América Indiana que han ocupado sus plumas en el retrato de los pueblos y de los hombres cuya voluntad ha conformado su devenir histórico; está al lado de Yáñez, de Rulfo, de Asturias, de Galeano, del mismo Neruda. Su cuento El Dinosaurio es un referente de la literatura universal por cuanto abre un gran abanico de posibilidades interpretativas.

En el discurso de aceptación del premio, en que hizo notar que el reconocimiento a su trabajo era también un reconocimiento al cuento como técnica de expresión literaria, dijo: “Quisiera considerar también este Premio un reconocimiento a la literatura centroamericana, de la que, guatemalteco, formo parte. Centroamérica, como bien pudiera haber dicho Eduardo Torres, ha sido siempre vencida, tanto por los elementos como por las naves enemigas: me refiero a los desastres naturales de los últimos años, y a los económicos y políticos a que nos han sometido los intereses de poderosas compañías extranjeras productoras de ese fruto por el que nuestros países son llamados repúblicas bananeras. Pero es mi deber señalar una vez más que a lo largo de los siglos no ha sido sólo plátano lo que producimos”.

¡Claro que no! Centroamérica, Latinoamérica son, han sido, generadoras de avanzadas culturas de las que la literatura forma parte importante. Sabios conocedores de la tierra, del firmamento y de las aguas, los pueblos originarios fueron la vanguardia del conocimiento humano. ¡Y todavía están ahí!