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La magia de los números

Cada vez que los mexicanos lanzan al aire los tañidos de la campana triunfalista, de fuera llegan los números que no mienten y sitúan al país en su exacta dimensión.

Cada vez que los mexicanos lanzan al aire los tañidos de la campana triunfalista, de fuera llegan los números que no mienten y sitúan al país en su exacta dimensión. Con pelos y señas de lo que aquí ocurre, se dice que México ocupa el lugar número nueve de los países de Latinoamérica en el Índice de Desarrollo Inclusivo, muy por debajo de Panamá, Uruguay y Chile, y que la ‘fortaleza’ de la banca se debe a la usura tolerada.

Un informe de la filial mexicana del Banco Santander señala que generó en el 2017 un crecimiento de 12.7 por ciento en comparación el año previo. Funcionarios de esta institución explicaron que el crédito destinado a las familias alcanzó un monto de 237 mil 356 millones de pesos, de los cuales, 106 mil 864 millones fueron de crédito para consumo, incluyendo el uso de tarjeta de crédito, y 130 mil 492 millones se destinaron a créditos hipotecarios, lo que revela que el mayor monto de crédito es para comprar.

La magia de los números

En contraste, el crédito para fomentar la producción de bienes y servicios, se quedó rezagado, pues el crédito a empresas alcanzó sólo 159 mil 96 millones de pesos; el crédito corporativo llegó apenas a 83 mil 831 millones; los prestamos otorgados a las pequeñas y medianas industrias, ascendieron a un total de 71 mil 752 millones. Quizá una buena noticia es que los prestamos al gobierno se bajaron a 65 mil 836 millones.

La bonanza de Santander es acorde a las ganancias que tuvieron los demás bancos que operan en el país; pero, difiere mucho de las utilidades que tuvieron en los lugares donde se ubican sus matrices. El banco señalado ganó en España, en el mismo periodo, sólo un 7% más que el año anterior, según el informe presentado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En México ganó 12.7%, en España obtuvo 7.

No hay que ir muy lejos por la explicación, todo se debe a la gran diferencia de tasas de interés. En México la tasa de referencia fijada por el Banco de México llega ya al 7.25 por ciento, con una franca tendencia al alza, disque para contener la inflación, en tanto que en España rigen tasas menores al 1 por ciento, con evidencias de que pueden llegar al cero y adentrarse en terrenos negativos, según previsiones del BCE.

Ya en la práctica, acontece que la tarjeta de crédito clásica, esto es la que se otorga a los usuarios de menor poder adquisitivo, llega a cobrar hasta un 82. 36 por ciento en operaciones normales, más penalización y sanciones moratorias que superan el 200 por ciento. A los de ingresos medios, se les cobran 58. 24 por ciento, que sigue siendo alto. Sólo los de altos ingresos son ‘beneficiados’ con tasa del 46.70, disque más baja.

Por lo que hace a la triste posición de México en el Índice de Desarrollo Inclusivo, un estudio realizado y publicado por el Foro Económico Mundial, es lamentable que una economía de tal dimensiones ocupe el noveno lugar entre los países de la América Indiana, por debajo de la República Dominicana y otras ocho naciones más, debido a la innegable desigualdad en la distribución de la riqueza, la colosal deuda pública, la pobre renta media de la población, además del agotamiento de los recursos naturales.

Dado que se trata de un organismo mundial, con acceso a alta tecnología para llevar a cabo sus mediciones, no puede ponerse en tela de duda su afirmación de que México no ha crecido durante los años que van del 2012 al 2016; sino que, por el contrario ha decrecido un .44 por ciento. Después de México sigue Nicaragua en el ranking del IDI.

No son, pues, estas cifras venidas del exterior con el aval de organismos confiables, un motivo para echar las campanas al vuelo y decir que México va bien, cuando va tan mal. La magia de los números está en su contundencia, no en la manipulación que de ellos se hace.