Editoriales > ANÁLISIS

Los pobres pagan la corrupción

Ayer se hizo público un informe del Proyecto Mundial para la Justicia en el que da cuenta del avance incontenible de la corrupción en el país.

Ayer se hizo público un informe del Proyecto Mundial para la Justicia en el que da cuenta del avance incontenible de la corrupción en el país. México se colocó en el lugar 102 de 113 países evaluados; ya el año pasado, había caído cuatro lugares en la lista general, ubicándose en el puesto 92. La calificación se debe a la corrupción que impera en los poderes ejecutivo, legislativo, judicial, y las graves deficiencias del sistema penal.

El peor resultado en las evaluaciones se obtuvo en los capítulos de justicia civil y penal que miden el nivel de acceso a los sistemas de justicia y su eficiencia, y observan si los tribunales se contaminan por la discriminación, la corrupción y la influencia indebida de algunos funcionarios. Se concluyó que falla el régimen de cárceles, hay deficientes investigaciones, existen venalidad y plazos insensatos en la duración de los procesos.

Los pobres pagan la corrupción

Por otra parte, ayer, el mismo el Papa Francisco, en su mensaje en video corto para el mes de febrero, se preguntó: “¿Qué hay en la raíz de la esclavitud, del desempleo, del abandono de los bienes comunes y la naturaleza?”. Luego, el mismo se respondió: “La corrupción, un proceso de muerte que nutre la cultura de la muerte. Porque el afán de poder y de tener no conoce límites”. Corrupción que roe las entrañas de la humanidad.

Luego, dirigiéndose a aquellos que se regodean con el producto de sus rapiñas, de su venalidad, de su deshonestidad, dijo que: “La corrupción no se combate con el silencio. Debemos hablar de ella, denunciar sus males, comprenderla para poder mostrar la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad, la belleza sobre la nada. Pidamos juntos para que aquellos que tienen un poder material, político o espiritual no se dejen dominar por la corrupción”. ¡Que no se corrompan ni sean corruptores!

En el video que empezará a circular a partir del sábado, se oye su voz de fondo sobre imágenes dramáticas de refugiados, ciudades destruidas por la guerra, bosques incendiándose, prostitución, contaminación de ríos y víctimas de la delincuencia. Después aparecen una maleta llena de dólares, dinero pasando de mano en mano, una caja fuerte con euros y joyas; imágenes que son interrumpidas por escenas breves de gran belleza, como la Capilla Sixtina o un niño inocente jugando en un campo de trigo.

Quizá no sea casualidad que un organismo internacional que trabaja para crear un estado de derecho universal, dé a conocer los resultados de sus evaluaciones a mismo tiempo que el Papa hace referencia a la corrupción, que deben pagar los mas pobres; los que no tienen cómo defenderse de los abusos de los poderosos que usan la autoridad puesta en sus manos para beneficio propio y de una cerrada camarilla afín.

Quizá haya llegado el momento en que los mexicanos que permanecen ajenos al cruel flagelo de la corrupción, ya sea por apatía o por complicidad, entiendan los estragos que puede causar ese terrible mal que afecta al cuerpo social. No puede esgrimirse el bastón de mando, la toga doctoral o la casulla mientras se aceptan favores derivados de la corrupción; mientras se lleva a la mesa el pan amargo de la injusticia.

El Proyecto Mundial de Justicia también informó sobre el Índice sobre el Estado de Derecho, que se realizó a partir de consultas y encuestas a población abierta en las que se consideraron 47 indicadores de 9 grandes factores conceptuales: Poderes limitados del gobierno, Ausencia de corrupción, Transparencia en el gobierno, Derechos fundamentales, Orden y seguridad, Reglamentación de la ley, Justicia Civil y

 Justicia penal.

En este, se incluyeron 99 países. México, en términos generales, ocupó el lugar 79 a nivel global, en una escala en que el número 1 corresponde al país mejor evaluado y el 99 al peor.

En este momento, ocurren en el país diversos eventos y circunstancias que dirán si los reportes son ciertos o no. El gobierno puede garantizar elecciones libres; la Corte dictaminar con autonomía; el Congreso legislar para bien de México.

Si no, los pobres seguirán pagando el alto costo de la corrupción.