Vende caro tu amor, aventurera

Agustín Lara era feo como el INE (quizá no tanto); pero, tuvo a las mujeres más bellas de su tiempo, incluyendo a la diva de México, María Félix, quien según los biógrafos del Flaco de Oro, estaba más enamorada ella de él que viceversa. El encanto del gran compositor era su sensibilidad y su talento. Entre las más populares de sus canciones se encuentra Aventurera, en la que sugiere a la bella: “da el precio del dolor a tú pasado”.
Si Agustín viviera en estos aciagos días, insistiría machaconamente a los aborígenes que vendan caro el sudor de la frente (o de otras partes); hacer menos escabrosa la existencia con la exigencia de un salario justo, que compense adecuadamente la generación de la riqueza que ahora se acumula en unas cuantas manos estériles e inútiles, mediante el atroz capitalismo de amigos que ha producido en México a los más ricos del planeta.
Seguramente que muchas de las señoras que escucharon a Lara siguieron su consejo e, indudablemente, les fue mejor. Como mejor le va a aquella obrera que fue despedida sin motivo y luego fue buscada para recontratarla con un salario menor y sin prestaciones. Dijo que no, y mejor se puso a hacer tamales, que ahora vende a una clientela cada vez mayor, con ganancias muy por encima y con la ventaja de ser la dueña de su tiempo.
El secretario de Comercio de los Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, Wilbur Ross, fue muy claro cuando aseguró que el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte había pauperizado a los trabajadores mexicanos, además de abatir los salarios en los otros dos países firmantes. Agregó que ese resultado es contrario al objetivo del tratado, que buscaba recomponer la asimetría del desarrollo.
El propio presidente Trump, durante la escandalosa campaña mediática que lo llevo a la presidencia, señaló que el TLCAN era un desastre y que había que revisarlo bajo dos premisas muy claras: o se modifica, o se cancela. Los argumentos son que el tratado sólo ha servido para hacer más ricos a los ricos y más pobres a quienes únicamente tienen sus manos para ganar la gorda. Dio para ello un plazo que se cumplirá en agosto.
Donald Trump, un hombre que hace lo que dice y lo hace pronto y eficazmente, llevó al Senado la propuesta de Robert Lighthizer como nuevo representante de Comercio, nombre oficial con el que se designa al jefe negociador en asuntos comerciales, especialmente tratados como el TLCAN. El Senado aprobó la designación. Lo interesante es que Robert Lighthizer, igual que el presidente, es un crítico del acuerdo de libre comercio.
Como prueba de ello, en su comparecencia ante la Cámara de Representantes, ayer, expresó que considera necesaria la inclusión de estándares laborales reales en los tres países firmantes del acuerdo, atendiendo la demanda de los demócratas quienes fueron enfáticos en señalar las diferencias salariales entre México y EU. Pero, además se dijo que el año pasado, se aprobó la reforma constitucional en materia de justicia laboral, con la que se modifican los artículos 107 y 123 de la Constitución, para la desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y otras medidas que afectan a los trabajadores.
Como el movimiento se demuestra andando y en Estados Unidos la democracia se toma muy en serio, Lighhizer anunció que: “Las rondas de negociación del TLCAN pueden empezar el 16 de agosto. Intentamos movernos muy rápidamente”, además explicó que el gobierno de Trump ha recibido más de 12 mil opiniones del público interesado sobre los objetivos para la negociación del Tratado con México y Canadá. Por ello, manifestó que se realizarán una serie de audiencias públicas los próximos 27, 28 y 29 de junio. Tras ese ejercicio, el 17 de julio el representante comercial de la Casa Blanca dará a conocer los objetivos específicos de Estados Unidos para la modernización del tratado.
Es tiempo de que aprovechen los representantes del sector laboral mexicano para seguir la recomendación del músico poeta y vender muy caro la sangre, el sudor y las lágrimas.




DEJA TU COMENTARIO