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La hora de Reynosa

Definitivamente, el día que los mexicanos pierdan la esperanza estarán derrotados y los emisarios del mal habrán sentado sus reales.

Definitivamente, el día que los mexicanos pierdan la esperanza estarán derrotados y los emisarios del mal habrán sentado sus reales. Es por ello que los dos acontecimientos que han ocurrido en Reynosa en lo que va de la semana, generan nuevo optimismo de que, ahora sí haya voluntad, carácter y liderazgo para lograr el rescate de esta gran urbe.

El lunes, el gobernador del estado, Francisco García Cabeza de Vaca, anunció el Plan Unidos por Reynosa, que contempla 662 acciones institucionales en las 53 colonias que componen los dos sectores seleccionados (se menciona la palabra polígono, que se puso de moda en España; pero, sin que se cumplan las características indispensable), con una inversión de cerca de 135 millones de pesos. Quizá lo más valioso es que el gobernador señaló que se trata de acciones de carácter integral, que involucran a toda la comunidad.

La hora de Reynosa

Ayer, la presidente municipal Maky Esther Ortiz Domínguez, rindió su Primer Informe de Gobierno, dando cuenta de las acciones que ha emprendido “para darle un nuevo rostro a Reynosa”, en las que se evidencia buena voluntad y deseos de cumplir la oferta que hizo a la ciudadanía cuando recorrió el vasto territorio reynosense en busca del voto popular. De antemano se sabe que los rezagos son tantos y tan añejos, que sería inviable superarlos en el espacio de un año o de dos. En ambos casos, brilló la luz de esperanza.

Aunque sea de una forma muy sutil, se percibe diferencias entre el triunfalismo absurdo con que los gobernantes se vanaglorian de sus logros que, a fin de cuentas, no aparecen por ningún lado o que son embustes mondos y lirondos, y la austeridad republicana con la que se dio a conocer el plan que puede significar la recuperación de esta ciudad y de toda la frontera tamaulipeca, y se rindió el informe del estado que guarda la gestión del gobierno municipal. Se ve, se siente el cambio que tamaulipecos y reynosenses esperan.

Es claro que la tarea no es fácil y que, hágase lo que se haga, no se podrá dejar contenta a toda la población. Hay quien quiere chipote con sangre y otros que prefieren perdón y olvido refugiándose en esa noble máxima que asegura que la mejor derrota de los pillos es que Tamaulipas salga adelante después de tantos graves yerros y de tan atroz saqueo.

El camino que se ha escogido para recomponer las relaciones sociales, es el más largo y quizá el más difícil; pero, desde luego, el más efectivo. Machaconamente se ha insistido en este espacio que la violencia no puede combatirse con más violencia, como no se apaga un incendio con cubetadas de gasolina. Trabajo, salud, educación, recreación, actividades culturales, embellecimiento urbano y rescate de los espacios comunitarios.

Que las acciones de los gobiernos pasen de ser las ordenes del jefe a la creación de un verdadero diálogo; un diálogo que implica y exige compromiso. El auténtico diálogo que se da entre un yo que tiene una responsabilidad y asumió un compromiso, y un tú que en su propio ámbito cumple lo que la ley señala, para, sinceramente, ir en busca de ese gran nosotros inserto en la libertad, la igualdad y la fraternidad que son democracia.

Hay formas de comunicación que se confunden con el diálogo, como la conversación o el monólogo y los mensajes, de los cuales no se deriva ningún compromiso (acaso por ello son tan socorridos los tweets). El diálogo no es el simple intercambio de palabras; el verdadero diálogo debe llevar a compromisos de acción que signifiquen corrección, mejoramiento, progreso, rescate y restauración de los valores propios de cada pueblo.

Las palabras del gobernador Cabeza de Vaca enuncian la mejor intención: “El plan Unidos por Reynosa, dirigido a la reconstrucción del tejido social y la reducción de la incidencia delictiva, cuya estrategia es atacar las causas del delito y fortalecer componentes como la seguridad, el desarrollo económico, el bienestar social, la imagen urbana, la apropiación de los espacios públicos y la participación ciudadana”; así como el informe que dio la alcaldesa Maky, obran como el gran impulso para que, una vez más, la esperanza anide en los corazones de quienes en esta tierra viven y trabajan.