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Para vibrar alto

Creo que cada evento de la vida ocurre para darnos la oportunidad de elegir el amor sobre el miedO. -Ophra Winfrey

No sé si habrá un Juan Camaney por ahí  que no haya tenido momentos difíciles en esta pandemia.

Tal vez exista. Pero creo que la mayoría de los humanos hemos pasado en esta crisis global por tiempos de prueba; complejos, inciertos, duros. No todos los días, porque también hemos tenido muy buenos instantes, pero son innegables las horas de miedo, añoranza, desazón, fragilidad; incluso males físicos. En este mundo en crisis, yo he andado últimamente achacosa, dolorida, como si mi cuerpo estuviera resentido de tantos meses carente de certezas y poblado de ausencias.

Para vibrar alto

Porque no es fácil habitar el contratiempo y sé de muchas personas padeciendo en diversos sentidos; hasta quienes se evaden diciendo que no les afecta, pues los estudiosos hablan que tan sólo el uso de mascarillas y la modificación de las rutinas, provocará efectos físicos y sicológicos a corto y largo plazo. Y luego está la incertidumbre económica, el desempleo creciente, el cierre de negocios y en nuestra ciudad, la profunda tristeza de ver el declive manifiesto en calles, negocios y servicios. Basta hacer una sola salida para regresar a casa deprimido. Los camellones llenos de maleza, basura por todas partes, baches, árboles secos, desconcierto urbano al por mayor. Nunca vi a Victoria  tan sucia, tan triste.

Ante tal panorama, es fácil que a uno le duela el cuerpo. Y el alma, que es peor. Los analistas señalan que incluso los niños están siendo fuertemente afectados en este entorno distinto, adverso. Por eso debemos hacer enormes esfuerzos para no vencernos. Buscar cada día razones para la esperanza, ejemplos de resiliencia, motivos para agradecer. “Elegir el amor sobre el miedo”. Porque el amor y la gratitud son las energías más fuertes y poderosas. Por ello, hoy elegí contar algo para hacernos vibrar alto, experiencias y relatos gratificantes vividos en estos tiempos de pandemia. Ejemplos donde el amor predomina, pese a todo. 

Para empezar, la historia de Doña Piedad Garfias Alcantar, que además de tener nombre para novela y apellido de poeta, es un ejemplo extraordinario de fortaleza en estos tiempos del virus. Nativa de Tacámbaro Michoacán, llegó al ejido Benito Juárez municipio de Soto La Marina, a los quince años, recién casada con el hombre que amó toda la vida y de quien enviudó apenas el año pasado, causándole una tristeza profunda. Pero se animó de nuevo por el amor de su gente y siguió haciendo lo suyo, todo el quehacer de su casa, a sus 93 años como si tuviera 20. 

Hace unos días, después de visitar familia con todos los cuidados, Doña Piedad empezó a sentirse mal, sin ganas de hacer nada, cansada por todo y sin gusto por la comida.  Uno de sus hijos fue por ella al ejido y la trajo a Victoria para ser atendida. Le hicieron diversos análisis y mientras esperaba los resultados se agravó por lo que tuvo ser internada con urgencia. Las muestras resultaron en Covid al tiempo que su estado de salud se agravaba al grado de haber estado cuatro días en coma. Su familia desesperada se aferró a la oración y días después fue dada de alta sin complicaciones. Todo esto lo supe por Victoria, su bisnieta, mi alumna en la universidad, quien con lágrimas me contó lo mucho que ama a su bisabuelita y lo feliz que está de volver a verla en casa, ya platicando y lavando trastes como si nada. Doña Piedad Garfías venció al Covid a los 93 años. Pero no lo hizo sola. Su familia estuvo con ella, incluso la memoria de sus muertos que le dieron fuerza para salir y seguir viviendo. Elegir el amor sobre el miedo. 

Otra experiencia para agradecer me tocó al ser jurado en la defensa de la tesis de otro de mis buenos alumnos: Raúl Pérez Salas. Nacido en la colonia Guanajuato del municipio de Llera, Raúl hizo una muy interesante tesis acerca de la fundación de su comunidad, resaltando en su historia, los anhelos, las luchas y los logros de sus antecesores. Al final del examen fue aprobado por unanimidad, con el beneplácito de quienes fuimos testigos de tan solemne ceremonia. Mucho camino tuvieron que recorrer Raúl y su familia para estudiar la carrera, terminar la tesis y ganar su título de Licenciado en Historia. Saber que México y Tamaulipas cuentan con jóvenes como él, nos llena esperanza el corazón.

No todo son dolores y malas noticias. También hay mucho para celebrar. Para vibrar alto es necesario abrir bien los ojos y agradecer todo lo bueno. Elegir pese a todo, el amor sobre el miedo.