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Ni ‘pa’comparsa’

La idea de poner al Bronco como comparsa del puntero en las encuestas en la lid por la presidencia de la República, a fin de que le ponga rolitas que aquel batee de jonrón, no fue afortunada. De hecho, no hay necesidad alguna porque el panorama sigue por el mismo tenor que ha tenido desde la llamada precampaña, uno de esos inventos de la política a la mexicana: el de arriba creciendo, los de abajo peleando por la 2ª  posición.

Quizá creyeron que la vocación histriónica del Bronco, más tendiente a Chelelo que a Piporro, habría de dar un aire menos ríspido a la contienda electoral y que haría buen papel como partiquino del puntero, en ese juego que tan exitoso de las parejas cómicas dentro del cine y el espectáculo nacional y extranjero. ¿Quién no recuerda por estos lares a Tin Tan y su carnal Marcelo, a Manolín y Shilinsky, a la Guayaba y la Tostada, a Viruta y Capulina, a los Polivoces; en el tinglado mundial a Stan Laurel y Oliver Hardy, Jerry Lewis y Dean Martin, Bud Spencer y Terence Hill, y otras muchas parejas más?

Ni ‘pa’comparsa’

Pero, no. En su primera actuación el Bronco resultó un fiasco, carente de ingenio, de la frescura que se le notaba en su primera incursión como independiente. Dijo que: ”Voy por Andrés Manuel, que se cuide...”; pero, ese chiste resultó demasiando trágico, tanto que el aludido no tuvo oportunidad de contestarle con alguna frase de impacto que pudiera prender en las galerías que quieren oír más talento en los foros mediáticos.

Y es que, a pesar de su empecinamiento, el Bronco no puede ofrecer lo que no tiene. Se le puso en posición de competir; pero, si no da color, seguramente que será borrado. Si no se avispa, lo van a chispar de una manera tan olímpica como antes le dieron cancha y carta. Pesan sobre sus muchos años y muchísimos kilos, las promesas incumplidas luego de que la población neolonesa le diera el voto porque dijo que sabía hacer las cosas y que las haría desde el primero hasta el último día de su mandato. Ya se perdió.

Lo lamentable es que no sólo se perdió a sí; lo peor, es que mancilló las candidaturas independientes, que tuvieron éxito a partir del hartazgo de la comunidad por las pifias de los partidos políticos, devenido en camarillas cerradas que se reparten el poder pasándolo de generación en generación. De la misma suerte que la primera alternancia en la presidencia de la República resultó fallida por la tontería de Vicente Fox (émulo de Abdalá Bucaram), con el Bronco, la primera experiencia de un gobierno independiente resultó frustrada. Basta revisar la prensa regia para percibir el fracaso.

Ya hay, inclusive, un interesante libro titulado El Bronco: fracaso del primer gobierno independiente, debido a la acuciosa pluma del Dr. Romeo Flores Caballero, quien dice que: “Su fracaso se debió también a que lo traicionó su egolatría. Además se mostró arbitrario a pesar de pronunciarse a favor de una sociedad igualitaria y en contra de actitudes virreinales y monárquicas. El perfil de dictador de Rodríguez Calderón se evidenció cuando eliminó, por sus fueros, la única estación de radio que difundía la música clásica y la cultura en Nuevo León, para en cambio promover su deteriorada imagen para lanzarse como candidato independiente a la Presidencia de la República”.

Ha venido, pues, a resultar infructuoso el feo espectáculo que dio el Trife para que el ‘independiente’ pudieran contender por la presidencia, sabedor, de toda ciencia, que no tiene la mínima posibilidad de acercarse a los primeros lugares; pero, sí, con una gran posibilidad de negociar algún cargo poniendo bolitas fofas al jugador que lleva el gallardete de primer bateador, porque ha jugado el rey de los deportes desde joven. 

De la misma manera que: “Lo que natura non da, non lo presta Salamanca”, no puede el Bronco asumir un papel como el de Manolín, de Marcelo o de Capulina; le falta mucha gracia. Tal vez en la tragedia pueda tener una mayor oportunidad.