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Necesidad de amigos

El mundo parece venirse encima al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien hasta fechas recientes hizo gala de dominio del tinglado político. Necesita con suma urgencia un golpe de timón que le permita recuperar el apoyo del Congreso y, con ello, conjurar la posibilidad de un ‘impeachment’ similar al que quitó el poder a la presidente de Brasil, Dilma Rouseff, toda proporción guardada. Hay un riesgo cierto.

En los Estados Unidos, el presidente puede ser llamado a cuentas por los delitos de “traición, sobornos u otros delitos graves y fechorías”, según reza la Constitución de ese país. El riesgo mayor es que será el Congreso el que determine cómo se van a entender esos delitos y qué sanciones deberán recibir. Así, el desarrollo del proceso dependerá de qué partido controle el Congreso, luego de las elecciones de noviembre.

Necesidad de amigos

Las relaciones con los congresistas, especialmente los demócratas y algunos de los más renombrados republicanos, no han sido tan buenas. El mes pasado, después de la impactante rueda de prensa que el presidente Trump dio junto al mandatario de Rusia Vladimir Putin, algunos miembros del Congreso repudiaron el desempeño de Trump en el escenario mundial; pero, además condenaron acremente su negativa de señalar a Putin por la interferencia en las elecciones de 2016, que se ha vuelto tema candente.

El líder de los representantes, Paul Ryan, señaló que: “El presidente debe entender que Rusia no es nuestro aliado. No existe una equivalencia moral entre Estados Unidos y Rusia, que sigue siendo hostil a nuestros valores e ideales más básicos. Estados Unidos debe centrarse en responsabilizar a Rusia y ponerle fin a sus viles ataques contra la democracia”. Lo que se tomó como una grave crítica a las políticas de Trump.

Los días malos del presidente comenzaron cuando Michael Cohen, su exabogado y persona de toda su confianza, se declaró culpable de violar las leyes de financiamiento de campaña y de otros cargos, al admitir que hizo pagos a dos mujeres por instrucción de Trump para comprar su silencio sobre amoríos que dijeron haber tenido con el ahora presidente. Las dos mujeres, Stormy Daniels, y a Karen McDougal lo hundieron.

Quienes han seguido de cerca el juicio, estiman que la condena de Cohen que se espera sea anunciada el 12 de diciembre, puede llegar hasta los 65 años de prisión por los ocho cargos, aunque, luego de declararse culpable y por el acuerdo que hizo con la fiscalía, podría resultar en una sentencia menor. Aún así, será un baldón para el régimen de Trump, quien se ha mostrado siempre duro y agresivo con sus críticos.

Además, en estos días, el exdirigente de la campaña presidencial de Trump, Paul Manafort, fue condenado por fraude financiero. Los fiscales a cargo del caso, parte del equipo del procurador especial Robert Mueller, dijeron que: “Manafort intentó esconder millones de dólares en cuentas en el extranjero para evadir impuestos y les mintió a los bancos para conseguir préstamos millonarios”. Por si eso fuera poco, enfrenta un segundo juicio, transferido al mes de septiembre, en Washington, por cargos tan graves como obstrucción de la justicia, no registrarse como agente que ayuda a alguien del extranjero y conspiración por lavado de dinero. Estos eventos dañan al presidente.

Varios de los expertos en estos temas consideran que si Mueller cree que tiene evidencia suficiente para presentar acusaciones contra Trump, puede pedirle a un gran jurado que lo impute; sin embargo, para ello necesitaría contar con la aquiescencia de Rod Rosenstein, el subprocurador federal que supervisa la investigación, lo que viene a resultar muy poco probable. Para más, la oficina del procurador especial le ha dicho a los abogados de Trump que respetará la postura del Departamento de Justicia de que un presidente en funciones no puede ser imputado sin importar la evidencia.

De todas maneras, el presidente debe procurar tener más amigos, sobre todo en el Congreso.