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Cabrestean o se ‘horcan’

Los gobiernos de México y los Estados Unidos están empeñados en que se concluyan las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de la América del Norte antes de que tomen posesión el presidente y el Congreso electos y se lleve a cabo la elección de representantes en el vecino país; pero, el mayor obstáculo siguen siendo los bajísimos salarios que se pagan en México, que son considerados como dumping por los otros.

Si el tema de los bajos salarios no fuera trágico, podría resultar cómico por el cúmulo de anécdotas que se han tejido en su derredor. ¿Cómo olvidar que ese inimaginable secretario de Hacienda que fue Ernesto Cordero pudiera decir que con 6 mil pesos al mes, una familia podía cubrir todos sus gastos, tener casa propia, automóvil nuevo y los niños en el colegió? Lo dijo con todas sus letras y ‘pa´cabala’, ¡estaba convencido!

Cabrestean o se ‘horcan’

Igual que el becario de ingrata memoria cuando escribió en su cuenta de Twitter que: “Los aumentos al salario por decreto, sin cambios en productividad, demanda u oferta laboral, solo repercuten en mayor inflación. Como ocurre precisamente en Venezuela. Si como propone aquí @lopezobrador_ el salario más que eso. Economía 1.”. No está claro si lo escribió en el despacho presidencial o en algún rincón de sus preferencias.

Los bajos salarios, no hay que ir muy lejos para saberlo, son la raíz de muchos de los graves problemas que tiene el país y sufren los paisanos, empezando por los servicios de seguridad, educación y salud, cuyos presupuestos se enredan de tal suerte que no hay posibilidad de que alcancen para costear esquemas de prevención de conductas antisociales, menos corregir las fallas en los sistemas de seguridad tan rudimentarios.

Un mundo de obreros que pagan bajas contribuciones porque gana muy poco, apenas lo suficiente para mal comer; pero, demanda amplia cobertura en educación y salud, por fuerza va a reflejar la pésima y acotada calidad que se ha vuelto proverbial en esos servicios, que presta un personal también mal pagado y con insuficientes recursos e insumos para llevar adelante su tarea. Se crea un círculo perverso, que ojalá termine.

El Dr. Oliver Santín Peña, integrante del Centro de Investigación sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México, manifestó que una parte del éxito de consorcios empresariales y comerciales mexicanos tiene su base en los bajos sueldos de sus empleados. Por eso un incremento de los salarios en México no es tan complicado. “Sí se puede; pero debe haber voluntad política no solo del gobierno sino del sector empresarial mexicano, que se beneficia enormemente maximizando sus ganancias al mantener niveles bajos de salarios". Recomienda buscar otras ventajas.

Otras ventajas, que serían un auténtico motor del desarrollo; como son la innovación en los sistemas de producción y la calidad en los bienes y servicios que se pretenden exportar a los mercados de la región y a otros lugares del planeta. Ora mismo, cuando Estados Unidos exige que una parte de los vehículos susceptibles de ser exportados libres de gravámenes sean producidos por obreros que ganen salarios promedio de la industria a nivel internacional, los negociadores totonacas se niegan por conveniencia.

No quieren soltar las colosales ganancias que les genera la triangulación comercial por medio de la cual facturan como productos mexicanos los bienes que traen de Asia y otros países del área. Truco éste al que se refieren los negociadores de aquel lado cuando dicen que México tiene un superávit comercial y que los mexicanos les roban.

Espeluznantes resultan las conclusiones de la Comisión Económica para América Latina: “México es el único país en Latinoamérica en donde el salario real mantiene a los trabajadores en un estado permanente de pobreza y no alcanza para cubrir las necesidades básicas de la persona”.

Ora, con el TLCAN, llegó el momento en que el gobierno y los magnates cabrestean o se ‘horcan’.