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El mal del yo-yo

Ayer, ‘la maestra’ dio una lección, urbi et orbi, de ese grave padecimiento que padece y que la he llevado a perpetrar tantos desaguisados con la idea de que es punta de lanza cuando, en realidad, viene a resultar un simple instrumento de un proyecto que tanto daño ha provocado al país y a los paisanos. Su protagonismo, hartamente explicado en los tratados de siquiatría y sicología, la llevó a confundir tiempos, modos y personajes.

¿Qué mal aqueja a ‘la maestra’? ¿Cómo se puede detectar? ¿Cuáles son sus principales características? ¿Qué lo provocó?, son respuestas que, a la luz del discurso de ayer, se pueden responder con suma facilidad: Una soberbia egolatría, que la lleva a creer que el enorme poder de que dispuso desde que Salinas la entronizó, se debe a sus méritos y capacidades personales, y que éste sigue incólume y puede ser recuperado a la de ya.

El mal del yo-yo

Se echa de ver en sus palabras que mantiene esa actitud de superioridad que la lleva a considerar a cualquier otra persona muy por debajo de sus virtudes y merecimientos, y que mantiene el dominio del sindicato que le cedió Salinas para alinearlo al proyecto neoliberal, tanto mediante el deterioro del sistema educativo, como para la operación del sistema electoral a fin de evitar que ocurriera lo que finalmente resultó inexorable.

La egolatría a causa de una mala educación, tiene las siguientes características: quizá la más notables es la intolerancia que conduce a rechazar y a tomar a mal cualquier opinión que no se ajuste a su criterio; la exageración, que induce a imaginar colosales hazañas; exhibicionismo, con tendencia exagerada a modas y objetos caros y de lujo; antipatía que los aleja de la personas y de las acciones solidarias y generosas, y hace de cada gesto y acción un asunto de interés, con acumulación exagerada de riquezas.

Las personas que sufren este padecimiento del alma, no vienen al mundo con rasgos tales; sino que, son el resultado de un cúmulo de experiencias frustrantes que vienen desde desapego y desamor en la infancia, hasta desdenes y fracasos en la juventud y, quizá en la edad adulta. En los primeros años, estos comportamientos también pueden ser generados por falta de atención a los niños; determinante es mucha permisividad que lleva a los niños a ser desobedientes provocándoles sentimientos de superioridad.

Las palabras de ‘la maestra’ son la prueba contundente de los estragos del poder, que vuelve tontos a los inteligentes y locos a los tontos. Su puso a la altura de Moisés, que condujo a su pueblo a la liberación de la opresión de los egipcios y lo condujo hacia la tierra prometida; a la par de Napoleón Bonaparte, en su retorno de la isla de Elba, con la diferencia de que el gran corso no se engañaba a sí mismo y sabía de su pronto fin.

‘La maestra’ se considera a sí misma como protagonista de primera línea en cuanto se refiere a la reforma educativa; pero, no existe forma alguna que permita vislumbrar por algún lado que tenga vela en ese entierro. La reforma educativa del actual régimen tuvo como objetivo avanzar en la privatización de la educación y cumplió cabalmente con sus objetivos. Actualmente, las escuelas del país deben a la banca privada más de 110 mil millones de pesos por obras de ampliación, modernización y mantenimiento de sus edificios, instalaciones y equipos, sin que se vea en la realidad mejora alguna. 

La idea original era comprometer los espacios educativos por 53 mil millones; pero, el negocio resultó mejor; ahora hay posibilidades de que los bancos y demás agiotistas se hagan de propiedades harto preferenciales, con sólo apretar las tuercas y acudir a las instancias judiciales a reclamar los créditos pendientes que de ninguna manera podrán pagar los padres de familia, algunos de los cuales, como ‘la maestra’, pudieron dar patada sin huarache a la hora de firmar los compromisos con los tiburones del capitalismo salvaje.

Indudablemente, el mal del yo-yo de ‘la maestra’ es grave; pero, no para ella.