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México, potencia espiritual

Durante la mayor parte del siglo XX se recoció la existencia de 2 potencias espirituales en el planeta: México y la India. Sin importar la interpretación que se diera al espíritu o a lo espiritual: soplo divino, en la mayor parte de las religiones; impulso creador, o la calidad de ser humano, que proponía Alfonso Reyes; en ambas naciones se dieron las singularidades duales que las hicieron potencias: cultura milenaria y avance científico.

Al respecto, el diplomático indio Rengaraj Viswanathan manifestó que la cantidad de expertos en informática que tiene su país es una de las mayores del mundo, tanto en número como en calidad, y muchos trabajan en la NASA. Agregó que suele comenzar sus conferencias y participaciones con una historia de la India contemporánea que es la de un elefante que empezó a volar, y que no es un cuento chino, es un cuento indio.

México, potencia espiritual

El avance de la ciencia y la tecnología que se ha dado en México es proverbial en todo el mundo y entre los científicos más renombrados en los campos de la comunicación, la industria aeroespacial, los servicios médicos, y, desde luego, las artes en todas sus expresiones, los mexicanos tienen un lugar preponderante que nada tiene que ver con la política y sí mucho con las profundas raíces autóctonas enriquecidas por lo español.  

La oscuridad nubló a las potencias; pero, asegura uno de los escritores más polémicos de las ultimas décadas en Latinoamérica,  Antonio Velasco Piña, en entrevista de 2012, que: “La actual situación del mundo entero es resultado de dos procesos que se dan de manera simultánea: el final de toda una edad, etapa o ciclo histórico, del que los mayas determinaron muy bien que es en este 2012. Comercialmente esto se ha utilizado para decir que se va a acabar el mundo. No, se acaba una etapa histórica y se iniciará otra”.

Velasco, en sus 15 libros echa mano de las culturas prehispánicas para elaborar sutiles y fantasiosas teorías, todas encaminadas a exaltar el espíritu de México y lo mexicano desde una perspectiva nacionalista, llegando hasta los extremos del chauvinismo sin resultar chocante como ocurre frecuentemente cuando la argumentación carece de los soportes mínimos. Su espiritualidad esta íntimamente ligada al sentimiento religioso.

En su obra La mujer dormida debe dar a luz, de 1968, asegura que: “... Se refería al carácter sincrético y mundial que debía caracterizar a la nueva cultura, para lo cual se requería lograr una síntesis de los aspectos más valiosos de todas las anteriores culturas. Aun cuando por complicadas razones cósmicas, la nueva cultura debía nacer en México, ello no significaba que su desarrollo se circunscribiera a este país, sino por el contrario, estaba llamada a extenderse por todos los confines de la tierra...”. Habla del futuro; pero, sus palabras tienen vigencia también en el pasado, con la Revolución.

La Revolución Mexicana fue la primera revolución social del siglo XX y su impulso se dejó sentir en todos los confines del planeta. Su producto de mayor trascendencia, la Constitución de 1917, sirvió de ejemplo e inspiración a las cartas magnas de otros países, como la de Japón y la Weimar de Alemania. Su propuesta de democracia con justicia social dio pie a la creación de la Tercera Vía, como modelo de desarrollo justo.

México, potencia espiritual, vive en estos momentos una tragedia que ya tiene un muy elevado costo de sangre, sudor y lágrimas. El cambio de ciclo histórico ha sido un parto extremadamente cruento; es ora de preparar el advenimiento de una nueva era de reconciliación, de paz y de entendimiento. Un tiempo nuevo en que se reduzca la distancia entre los que tienen en exceso y los que de todo carecen. Un alborada en que vuelvan a escucharse las palabras cargadas del más profundo sentido espiritual, de “mi casa es tu casa”.

México tiene que recuperarse a sí mismo, para recobrar su esencia altamente humanista.