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Magnífica bola de humo

En este proyecto, se explica que: “el arrendamiento financiero para realizar la compra, incluye pagos anuales durante 25 años para un pago total de 9 mil 840 millones 132 mil pesos”

Resentimiento, mala voluntad y falta de profesionalismo dieron pie para que varios medios masivos tomaran como seria la declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que el avión presidencial habría de rifarse entre la población ofreciendo seis millones de boletos a 500 pesos cada uno. Sólo por simple sentido común, de ese que ha hecho tanta gala el mandatario, debió entenderse que se trataba de un juego de palabras que por la mala leche se convirtió en bola de humo.

Una expresión que viene como anillo al dedo la dijo el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra-Reynosa), Federico Alanis Peña: “El presidente los chamaqueó”. Pues sí; pero, además, y quizá lo más importante es que puso sobre el tapete de las discusiones el asunto de avión comprado por el becario de ingrata memoria para heredarlo a su sucesor pactado, Enrique Peña Nieto. Un avión que, se dijo en su momento, había costado 750 millones de dólares y tuvo una rebaja.

Magnífica bola de humo

En la justificación de motivos que presentó la Secretaría de la Defensa Nacional a la Secretaría de Hacienda para que autorizara la compra de un Boeing 787, con valor de 750 millones de dólares, se explica que la nave será utilizada para uso exclusivo del presidente de la República y que su compra está relacionada con motivos de seguridad nacional, luego de que tres secretarios de Estado fallecieran en accidentes de aviación. Explicó, además, que adicionalmente al costo neto del avión deberá hacerse un gasto de mil 170 millones 378 mil por concepto de mantenimiento, preventivo y operativo.

En este proyecto, se explica que: “el arrendamiento financiero para realizar la compra, incluye pagos anuales durante 25 años para un pago total de 9 mil 840 millones 132 mil pesos”. Se acordó que este arrendamiento financiero el cual sería cubierto por la institución oficial Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras, del que fue director el propio becario, autorizándose, como primera acción, un préstamo millonario), durante un periodo que no fue determinado y quedó bajo reserva.

El precio que supuestamente fue pactado con la empresa vendedora, Boeing Commercial Airplain, que casi al mismo tiempo vendió 100 aeronaves nuevas a Aeroméxico según se detalla en su último reporte trimestral del año 2012, enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, se consideró una ganga que debía aprovecharse, aunque fuera necesario hacer una erogación extra por el hangar presidencial que fue remodelado con un gasto extra de 945 millones de pesos, según un convenio firmado el 25 de octubre del 2013, entre la SCT, la Sedena y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Pues resulta que el mismo año en que el presidente Peña Nieto lo estrenara en el 2016, porque las modificaciones al avión y la instalación de un sistema de seguridad retardaron la entrega que debía realizarse en el 2015, y fue hasta el aniversario de la creación de la Fuerza Aérea en un vuelo del aeropuerto de Toluca a Hermosillo, Sonora, apareció en You Tube un video-anunció de la empresa aeronáutica Bussines Insider, fechado el 2 de julio de 2016, por medio del cual ofrecía una nave similar con modificaciones al gusto del comprador por 224.6 millones de dólares más 100 millones adicionales por el equipamiento para uso privado de alto nivel. Lo anunciaba como 2,400 pies cuadrados de puro lujo. 

No fue el único anunció de ese tipo aparecido por las mismas fechas y en todos el precio era poco más de 200 millones de dólares, más del triple del precio que asegura el gobierno del becario que pagó a la empresa norteamericana que ahora no acepta devolución y que, de hecho, no ha podido encontrar otro nicho de corrupción para colocar sus aparatos, que, como dijo al cerrar la operación: “México será el primero de los clientes de esta aeronave que se estrenará en 2015, con las adaptaciones de seguridad que se requieren para una aeronave de pasajeros no comercial y que será utilizada por el presidente mexicano”. No falto quien, con el ingenio de los mexicanos agregara la frase de que, ni Obama lo tiene.

Por la decisión de Banobras de enviar a reserva todo lo concerniente a la compra y el pago del avión con cargo al futuro de México, no se han podido conocerlos los pormenores; por ello, la sagacidad del presidente ha provocado que el tema cobre actualidad y que alguno de los periodistas profesionales y responsables que andan por ahí, logre desentrañar la madeja y dar con los datos duros de esta operación que no sólo ha perjudicado al erario público restringiendo los recursos para la inversión productiva, sino que ha generado descrédito para el país, de por sí colocado entre los más corruptos del planeta.

Tiene razón el líder de los industriales de Reynosa, quien asegura que de política no sabe mucho; pero que es un libro abierto en el arte de conciliar intereses para lograr los equilibrios que conduzcan a la gobernabilidad.

Federico Alanís lo entendió de primera mano y así sucede con todos los que tienen ojos para ver y sana voluntad para entender que el país ha cambiado y que la época de la corrupción y la prevalencia del interés de las mafias del poder, ha llegado a su fin para construir un país en desarrollo compartido en que todos tengan la posibilidad de llevar la gorda a la casa de una manera digna, honesta y satisfactoria.

Quienes se fueron como gato al bofe creyendo que las afirmaciones del presidente eran una zoncera, pueden seguir tranquilos, porque en la prisa por poner a México a tiempo con el reloj de la historia, se quedarán llorando a la vera del camino.