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Ora sí, violín de rancho…

La solución la da el mismo Rousseau en Del Contrato Social

La conducta de los seres humanos ha sido siempre un tema que interesa a los grandes pensadores y, según las épocas y las circunstancias, tiene diferentes interpretaciones. La mayor parte de las religiones habla del pecado original y de la expiación por medio de la conversión. Fuera del ámbito de la fe, quizá haya sido Juan Jacobo Rousseau, el gran filósofo de la Ilustración, quien mejor haya definido el papel del hombre, primero en la naturaleza y luego en la sociedad. Habla de la desigualdad física y política.

En los prolegómenos de su texto magistral Emilio, escribe que: “Todo está bien al salir de las manos del autor de las cosas; todo degenera en las manos de los hombres”. Ya en Del contrato social, dice: “El hombre ha nacido libre, y por doquiera está encadenado”. Más delante, en el Discurso de las ciencias y las artes: “Cadenas de hierro que ahogan en ellos (los hombres) el sentimiento de su libertad original”. 

Ora sí, violín de rancho…

El estado natural coloca al hombre con anterioridad a su vida en sociedad, estado en el que el hombre (hombre natural) sería bueno y feliz, independiente y libre, y guiado por lo que llama sano amor de sí; en cambio, el estado social designa la situación en la que, al vivir en sociedad, sometido a principios y bajo una autoridad, el hombre se hace malo, está movido por el amor propio en relación con los demás y se convierte en insaciable egoísmo: reina la injusticia, la opresión y la falta de una auténtica libertad.

La solución la da el mismo Rousseau en Del Contrato Social ( libro I, cap. V), cuando expone que: “Al darse cada uno a todos los demás no se da a ninguno en particular y, como no existe ningún miembro de la comunidad sobre el que no se gane el mismo derecho que a él se le permite sobre uno mismo, así cada uno recobra lo que entrega en la misma medida, y recibe, al mismo tiempo, una fuerza mayor para afirmarse a sí mismo y mantenerse en lo que es y en lo que tiene”. Un razonamiento harto democrático.

En el devenir de los tiempos, muchos y muy valiosos autores han refutado o respaldado las teorías política de don Juan Jacobo; pero, indudablemente, sus principios tienen vigencia hoy como lo tuvieron en su época. Afirmó que cuanto mayor sea el Estado, su gobierno debe ser más eficaz para evitar la desobediencia a esa voluntad general y desarrolló un esquema, en el cual el poder recae en el pueblo. Hoy, en México, se discute una reforma al sistema de justicia penal, iniciativa con la cual busca dotar de instrumentos al Estado para un eficaz combate a la delincuencia y a la crisis de seguridad pública. 

Navegando sobre las olas del pensamiento de Rousseau, habría que decir que el punto más importante de esta iniciativa es el que quitará la capacidad de autogobierno del Poder Judicial que tan perjudicial ha venido a resultar desde la institución de la Judicatura Federal. Como los jueces se juzgaban a si mismos, se dieron casos aberrantes que no aceptaría ni el más ignorante tribunal escolar, y una atroz corrupción que permitió que familias enteras ingresaran al sistema judicial sin más mérito que ser pariente de fulano de tal. Se daba el caso de la respuesta que dio el señorito aquel cuando le dijeron: “¿me das tu hora?”. -¡Sí; pero, tú mañana! Hasta gatos y pericos tenían cabida en la ola de nepotismo.

El texto de la iniciativa que deberá resolver el Senado, señala que en asuntos sobre hechos que presumiblemente sean constitutivos de delitos contemplados en los Títulos Décimo Primero y Décimo Segundo del Código Penal Nacional, cometidos por funcionarios al interior del Poder Judicial de la Federación, que se encuentren resolviendo o conociendo un proceso penal federal, será la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Senado de la República quienes asumirán las atribuciones de administración, vigilancia y disciplina, dejando de lado acciones del Consejo de la Judicatura Federal.

Además, el paquete de iniciativas modifica el marco legal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Fiscalía General de la República y del Consejo de la Judicatura Federal; contempla la creación de un Código Penal Nacional, cambios al Código Nacional de Procedimientos Penales, la promulgación de una Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes, cambios a la Ley Nacional de Ejecución Penal y reformas a las Leyes Orgánicas de la FGR y del propio Poder Judicial de la Federación (PJF). Así, se dará el más importante empuje al estado de derecho en México.

La diferencia entre las propuestas de Rousseau y el régimen de la Cuarta Trasformación es que, mientras aquel decía: “La sociedad civil es una trampa perpetuada por los poderosos sobre los débiles, de modo que puedan conservar su poder y riqueza”, en México se busca restaurar la paz y la justicia. 


Fortino Cisneros Calzada

Fortino Cisneros Calzada

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