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Los idus de marzo

No pueden dejar de notarse las similitudes que se van dando entre la precampaña de José Antonio Meade y la campaña de Luis Donaldo Colosio, ambos en busca de llegar a la presidencia de la República. Los dos fueron elegidos por sus padrinos como sólidos garantes de sus proyectos políticos y, obviamente, como guardianes de la dispensa de cualquier error que se hubiera cometido en el ejercicio del máximo cargo en el país.

A Colosio lo modeló Carlos Salinas para consolidar el diseño de país neoliberal que impuso; a Meade lo fogueó Peña Nieto, para que llevara hasta las últimas instancias las llamadas reformas estructurales y los proyectos monumentales como el del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Políticamente, Colosio no era el heredero de Salinas; Meade tampoco era considerado el legatario de Peña Nieto; en el primer caso, quedó en la arena Manuel Camacho Solís y, en el segundo, Miguel Ángel Osorio Chong. 

Los idus de marzo

Tanto Osorio como Camacho, dieron algunas muestras de inconformidad por las decisiones que tomaron sus jefes y, se les veía molestos, incómodos. Colosio debió ir en busca de Camacho para solicitarle una declaración precisa sobre sus intenciones con respecto a la Presidencia. Los dos se reunieron en la casa de quien había sido maestro de ambos, Luis Martínez Fernández del Campo, acordando que después del 21 de marzo Manuel emitiría la declaración de que se retira, que no tiene aspiraciones.

Meade se reunió antier con el exsecretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, en Pachuca, Hidalgo, después del encuentro que sostuvo con militantes del Partido Nueva Alianza, en Ciudad Sahagún. Según se dijo, hablaron de política nacional e intercambiaron puntos de vista acerca del desarrollo del proceso electoral en curso, dejando en claro que no hay distancia entre ambos y que seguirán adelante juntos.

El 21 de diciembre, en Hermosillo, Son., a 23 años de que Luis Donaldo Colosio fuera inmolado en Lomas Taurina, José Antonio Meade, reconoció que México todavía tiene hambre y sed de justicia, como lo advirtió en su momento el político sonorense. Opinó que: “El discurso de Luis Donaldo Colosio dejó a nuestra generación un diagnóstico que sigue vigente, y tres principios que debemos acompañar, porque seguimos viendo un México con hambre y sed de justicia”. Palabras con que Colosio rompió relaciones.

José Antonio también ha variado su discurso para hablar de las realidades que afectan al país. Acaba de señalar que: “México debe erradicar el inaceptable flagelo de la corrupción” y presentó una iniciativa de reformas de ley para endurecer el combate a la corrupción y la impunidad en el país. Entregó esta propuesta a los líderes del PRI, PVEM y Nueva Alianza, integrantes de la coalición Todos por México, en el Congreso de la Unión a fin de iniciar el proceso legislativo. Los tres elementos torales del documento, son: “Recuperar el dinero, propiedades y todos los bienes de los corruptos para canalizarlos a un fondo nacional de becas para niñas, niños y mujeres; aumentar las penas a los funcionarios públicos deshonestos y volver obligatoria la certificación patrimonial de altos funcionarios y legisladores”.

El cambio de tono en la precampaña del abanderado tricolor es evidente, se nota el alejamiento del tono insultante y pendenciero, al estilo de el Clavillazo, para asumir otro de reconocimiento y respeto por sus adversarios y de propuestas que tienen que ver con las demandas de la población. Al interior del partido, del que buscó marcar distancia en sus primeras apariciones públicas, ha variado a un tono de reconciliación, dialogando con políticos del priismo tradicional, como Manlio Fabio Beltrones.

Hay quienes aseguran que los cambios se deben a la incorporación de Vanessa Rubio como Coordinadora de Oficina de Precampaña. Otros, aseguran que ya se dio la ruptura entre el precandidato y el régimen. 

Empiezan a sentirse los idus de marzo.