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El rico, alegre; el pobre, borracho

La última, es que los voceros oficiales y oficiosos, debidamente maiceados, han lazado una campaña abierta en contra de las adhesiones que están recibiendo los aspirantes con mayor arrastre en las precampañas por la renovación de los poderes públicos, especialmente la Presidencia de la República.

La última, es que los voceros oficiales y oficiosos, debidamente maiceados, han lazado una campaña abierta en contra de las adhesiones que están recibiendo los aspirantes con mayor arrastre en las precampañas por la renovación de los poderes públicos, especialmente la Presidencia de la República. Hasta nombre le pusieron: ‘chapulineo’ buscando con ello demeritar a quienes desean un cambio real en el modo de gobernar.

Son los mismos que a finales del siglo pasado quisieron impedir la eficacia del voto útil, que no tenían banderas ni colores, sino un solo objetivo, sacar a los pillos de Los Pinos para trazar caminos nuevos que permitieran retornar a la senda del desarrollo con justicia social, que no es otra cosa que la justa retribución del trabajo, evitando los abusos qua actualmente cobijan las autoridades para que los ricos sean los ganadores.

El rico, alegre; el pobre, borracho

Ese voto útil que llevó a la presidencia a Vicente Fox, ese sí, un auténtico chapulín convenenciero que ahora aplaude al partido oficial, cuando prometió que aplastaría a la víboras prietas y a las tepocatas con sus botas (botas que han resultado de utilería porque no llevan nada dentro). Ese Fox que aseguró, textualmente: “como presidente, lo más importante es ser feliz en mi matrimonio” (con Martita, a la que quería dejar en el cargo); ese Fox que asesinó a la democracia cuando dijo haber ganado 2 elecciones.

Ese Fox que ayer fue vapuleado por un nutrido grupo de mexicanos residentes en la ciudad de Nueva York, a donde fue para presentar un libro que dice haber escrito. Las pancartas de los manifestantes fueron claras y precisas; decían: ““Dile adiós a tu pensión, comes y te vas”, “No se confundan, Vicente Fox fue el Trump mexicano”, para las que no tuvo ninguna respuesta, pues jamás imaginó un recibimiento tan merecido.

Las críticas más acervas, los cañonazos más potentes en contra de la unidad de varios políticos, empresarios, líderes e intelectuales de todas las corrientes de pensamiento al proyecto de nación que pretende cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, haciendo de la justicia la piedra angular para construir un México en paz, con estabilidad y desarrollo, vienen de los individuos menos calificados.

Esas críticas han encontrado eco en medios comprometidos que incumplen el deber de la verosimilitud en lo que exponen como información, siendo, en realidad una mera opinión subjetiva sin sustento. Cuando, como en el caso del voto útil que sirvió a Fox, o los pactos políticos que han resultado tan exitosos en otro países, se trascienden las ideologías para ir en busca de un propósito mayor, cuyas ventajas sean tan ostensibles como esa de acabar con la corrupción y con el baño de sangre que tiñe de rojo al país, no hay traición ni apostasía; hay congruencia y valor para ir en busca de lo mejor.

Al respecto, manifestó el precandidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, a quien están sacando videos con falacias y chismorreos, que: “Nosotros consideramos que la gente que se está uniendo a Morena para transformar al país lo hace de buena fe, y si han cometido errores, quizá; pero, todos los seres humanos merecemos una nueva oportunidad. No es posible que el que cometa un error ya está condenado a la marginación, a estar estigmatizado de por vida. Creo que se vale rectificar en la vida y que hay que aceptar a todos, mujeres y hombres de buena voluntad que quieren luchar por un verdadero cambio”. Palabras que no necesitan nada más que agregar.

Una buena noticia es que los medios masivos que en el planeta se han dedicado a la difusión de ‘fake news’ no sólo han perdido credibilidad, sino que varios han tenido que cerrar sus puertas, porque en la era cibernética, no hay quien se deje engañar, excepto en los casos en que ya viva engañado y crea que la luna es de queso y que los regímenes neoliberales han servido a sus pueblos para tener mejores niveles de vida.

Sólo los que dicen que el rico está alegre y el pobre borracho.