Editoriales > ANÁLISIS

Los salarios, joven

Este es el momento de hacer valer el peso de la representación demócrata en la Cámara Baja y no habrá modo de que se firme el tratado si éste no implica una mejor distribución de los beneficios que del mismo se deriven

El obstáculo principal para la firma del nuevo tratado de libre comercio de México con Estado Unidos y Canadá, son los salarios de los trabajadores mexicanos, que inciden en las percepciones de los trabajadores estadounidenses y no ha faltado alguien que los señale como una especie de dumping laboral que da ventajas inaceptables a los inversionistas mexicanos, que han decidido dejar de lado la innovación en la tarea producir y comercializar de sus bienes y servicios al exterior.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha sido clara en el sentido de que mientras no haya una “solución a la aplicación de estándares laborales mejorados en México”, no se puede avanzar en las negociaciones, dejando en claro que ella, en lo personal, si apoya la firma del T-Mec; pero, también entiende que por encima de éste está el interés de los demócratas en ver que los ingresos de los trabajadores estadunidenses sigan mejorando y no disminuyendo.

Los salarios, joven

Explicó que su deseo es una transformación total de las condiciones laborales de los asalariados en los Estados Unidos, no un cambio gradual que tarde años en aportar resultados concretos. Este es el momento de hacer valer el peso de la representación demócrata en la Cámara Baja y no habrá modo de que se firme el tratado si éste no implica una mejor distribución de los beneficios que del mismo se deriven. Esta es una posición compartida inclusive con organizaciones empresariales.

La Sra. Pelosi fue más allá y denunció que algunas compañías que financian los anuncios de televisión en los que exhortan a que el tratado comercial sea sometido a votación ya, no desean mejoras en dichos estándares. De hecho, se encuentran entre los beneficiarios de la concentración de las ganancias derivadas del libre comercio y quieren mantener la situación para incrementar sus utilidades sin buscar alternativas para ser más competitivos a nivel de una economía global.

Los altibajos que se han presentado en la guerra comercial de Estados Unidos con China, tienen que ver con los niveles de competitividad de los productores asiáticos, que han invertido en la mano de obra para darle capacitación y mejoramiento de su nivel de vida, logrando que vayan a la vanguardia en la innovación tecnológica, dejando a su más cercano competidor en desventaja.

La importancia de los salarios y de las condiciones de vida de los trabajadores de ambos países fue evidenciada durante la visita que hicieron a México y las entrevistas con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Mexicano Marcelo Ebrard, de los congresistas Richard Neal, presidente del Comité de Medios y Arbitrios, Jimmy Gómez, Bill Pascrell, Jimmy Panetta y Dan Kildee y la buena disposición a fin de sentar las bases para hacer negocios y competir con estándares afines a la economía moderna y crear oportunidades con la integración de cadenas de suministro. 

Indudablemente que en la posición del diputado demócrata Neal tuvo mucho que ver la reunión y las pláticas sostenidas con el presidente de AFL-CIO, Richard Trumka, líder de uno de los sindicatos de trabajadores americanos más poderosos, durante las cuales el legislador dejó en claro que comparte la preocupación de Trumka por las decisiones de carácter laboral que tome el gobierno de México en vísperas de fijar los nuevos salarios mínimos y establecer las nuevas condiciones laborales.

Luego de asegurar que nadie quiere que las negociaciones se extiendan hasta el año próximo, el propio Neal manifestó que: “Todos sentimos que hemos estado ya en esto mucho tiempo y queremos llegar al acuerdo. Pero queremos obtener el acuerdo correcto, un buen acuerdo y un acuerdo en el que todos puedan mantener la cabeza en alto”. En tal sentido, la moneda está en el aire y en ello tienen mucho que ver los empresarios mexicanos que han hecho hasta lo indecible para pichicatear cualquier mejoría en los ingresos de quienes sólo tienen sus manos para ganar la gorda y llevar a casa la leche de los peques. El salario es uno de los componentes menos gravosos en la economía de las empresas, por lo que no se explica el afán pernicioso de mantenerlos bajos.

A final de cuentas, ningún beneficio aporta a los ahítos que los asalariados se mueran de hambre y de frío. Al revés, con ello tienen menos consumidores cautivos para sus productos malos y caros.