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México en el mundo

La acción de solidaridad mundial de México, no paró ahí; ayer, el canciller Marcelo Ebrard llamó a las naciones que conforman el G20 a construir una respuesta colectiva y solidaria ante los estragos que ha provocado la pandemia de Covid-19.

Las raíces del México profundo, fuertes y proactivas, le han permitido jugar un papel fundamental en las grandes decisiones mundiales. Para no ir muy lejos, durante el siglo XX fue un protagonista activo en el logro de la paz global y la integración de organismos multilaterales para dirimir controversias entre naciones y gobiernos. Hizo la primera revolución social y creó la primera constitución humanista y moderna del siglo XX, de la que tomaron ejemplo muchos países a fin de acceder a la justicia social.

En los días que corren, México vuelve a ser un referente importante en la transformación que demanda la actual conjunción de situaciones adversas para las que, a pesar de todas las voces de alarma que se dieron con mucha antelación, no estaba preparada la humanidad. La primera propuesta, que cayó en tierra fértil, fue el llamado a la ONU y a la Organización Mundial de la Salud para que las vacunas y los tratamientos contra el Covid-19 no fueran un objeto más de acaparamiento y especulación.

México en el mundo

La iniciativa que México llevó a la ONU en el mes de abril para reforzar la cooperación científica internacional a efecto de combatir el virus e intensificar el apoyo mutuo, tiene como objetivo poner las vacunas a disposición de todos aquellos que las necesitan, especialmente en los países en desarrollo. La propuesta fue tan bien recibida que los 193 miembros de la Asamblea General de la ONU adoptaron una resolución que reclama un acceso equitativo a las futuras vacunas contra el Covid-19. Además se pidió al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, garantizar que los recursos comprometidos permitan “un acceso y distribución justo, transparente, equitativo y efectivo de alguna futura vacuna”.

La acción de solidaridad mundial de México, no paró ahí; ayer, el canciller Marcelo Ebrard llamó a las naciones que conforman el G20 a construir una respuesta colectiva y solidaria ante los estragos que ha provocado la pandemia de Covid-19. Durante la reunión extraordinaria de ministros de Relaciones Exteriores del grupo celebrada por videoconferencia, reiteró la convicción del gobierno de México de que la cooperación internacional es indispensable para atender de manera efectiva los retos globales de hoy.

Para México y para su gobierno, la solución de los problemas sanitarios y económicos que afectan a todas las naciones del planeta, no puede darse de manera parcial o aislada. El problema es de todos y la solución tiene que emanar de la cooperación abierta, franca y efectiva. El virus que se presupone surgió en una provincia central de China y de ahí se extendió a todo el mundo, resultó más agresivo y mortal de lo que se imaginó en un principio. Tomó por sorpresa al ser humano, más avocado a las cuestiones de tanto por ciento que de salud y bienestar. De la promoción del egoísmo, hay que pasar a la solidaridad.

Ningún ser humano podrá sentirse seguro mientras que en algún lugar del mundo haya una persona con el virus haciendo estragos en su organismo. Aquellos que veían con gran placer elevarse los ceros en sus cuentas bancarias mientras millones de seres humanos fallecen de hambre, frío y desamparo, aún en las naciones más ricas y desarrolladas, ahora no podrá permanecer al margen. Si el virus no se acaba de una forma u otra, tarde o temprano tocará a las puertas de los hogares ricos y las familias protegidas.

Los cuentos largos de la democracia, el mercado libre, la competencia y la globalización, sirvieron de pretexto para que se acumularan fortunas inimaginables, como nunca antes había ocurrido en la historia desde que se lleva registro del paso del hombre sobre el planeta. Pero, esa concentración de riqueza no fue como se decía; sino mediante la explotación inicua del homo faber, que volvió a ser el esclavo uncido al arado, al yunque o a las cadenas de producción, recibiendo apenas lo suficiente para no morir de hambre.

Ese sistema agotó sus posibilidades desde antes de la pandemia y México fue uno de los punteros en el cambio con la propuesta de la 4T. Hay grandes resistencias y la solución de los problemas se retrasa porque las camarillas del poder se resisten a compartirlo para aflojar un poco la coyunda. El Covid 19 vino a poner a cada quien en su lugar y ahora no hay alternativas, más que remar todos hacia el mismo rumbo. Quien pretenda cuidarse a sí mismo y a los suyos, primero tendrá que cuidar a los demás.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, acaba de decir: “La pandemia no se controlará hasta que se controle en todas partes, y la recesión económica no se dominará hasta que haya una sólida recuperación mundial”, durante la presentación de su libro ¿Cómo hacer que funcione la globalización?