Los caminos perdidos

Resulta estremecedor platicar con los niños de este tiempo. Se debe hacer un gran esfuerzo para sacar sus mentes de las ideas dominantes en su conversación, casi todas basadas en el modelo de vida inducido por las caricaturas digitales japonesas, especialmente Gacha Life, que asume el asesinato como método de solución de conflictos y trata acerca de las diversas maneras de perpetrarlo y, también, de cómo evitarlo con una serie de conjuros, amuletos y demás formas de fantasía desbocada, absurda y negativa.

Las tecnologías digitales que han facilitado la comunicación, han fallado en su tarea más importante que podría ser la difusión y el acendramiento de los valores humanos para una mejor convivencia social en un marco de respeto, cordialidad y armonía. Desde los albores de la civilización, fue una preocupación fundamental la formación de las nuevas generaciones. Platón decía: “La educación es la desalineación, la ciencia es liberación y la filosofía es alumbramiento”. Concebía la educación como la luz del conocimiento; creía que entre cuerpo y alma existía una relación; propuso que a los 5 años los niños fuesen a institutos especiales para ser educados y desarrollarse física y espiritualmente (cuerpo y alma).

El viejo filósofo no aceptaba que la educación fuera impartida por los padres, por ello pedía que durante los cinco primeros años, pasasen a manos de los maestros, ya que solo ellos tenían la preparación necesaria para educar, alcanzando de ese modo su máxima realización. Consciente de que la educación empezaba a una edad muy temprana, usaba fábulas y relatos para entretener y educar a los alumnos. El sentido de la educación platónica fue recogido por los constituyentes de Querétaro en el Artículo 3o. 

Pero, ha venido a resultar que ahora, la escuela (como venía funcionando antes de la pandemia) ya no educa, sino, simplemente instruye, dejando a los padres de familia la tarea educativa, cuando es bien sabido que con el modelo neoliberal los padres carecen totalmente de capacidad docente, de tiempo y de ánimo para escuchar, entender y encauzar a sus hijos por los intrincados vericuetos de los tres grandes campos de la cultura humana: arte, ciencia y moral. La educación doméstica en un gran suplicio.

De ahí proviene el maltrato y el abuso infantil que se ha vuelto una plaga invisible peor que las otras que está padeciendo la humanidad, porque está habrá de perpetuarse cuando los niños de ahora hagan con sus hijos lo mismo que les hacen sus padres. El problema es tan grave que la Unicef ha creado el Día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil, que desde el 2000 se celebra en todo el mundo el 19 de noviembre. Este gran esfuerzo, busca romper con las cadenas de transmisión de la cultura y el comportamiento abusivo.

Al respecto, en su portal explica las formas más frecuentes de atentados contra lo mejor que tiene la humanidad: sus niños. La violencia física y emocional: Es una forma de violencia que desde las personas adultas se realiza con la intención de disciplinar, para corregir o cambiar una conducta no deseable y sustituirla por conductas socialmente aceptables y que las personas adultas consideran importantes para el desarrollo de la niñez y la adolescencia. Es el uso de la fuerza causando dolor físico o emocional a la persona agredida. Esto es común cuando los padres asumen el papel de la escuela.

Maltrato infantil: Son las acciones u omisiones con la intención de hacer un daño inmediato a la persona agredida. La persona agresora concibe el daño como el fin principal de su agresión. Crea un síndrome en la víctima que sobrevive, conocido como síndrome del maltrato infantil. Se conocen tres formas principales de maltrato infantil: físico, emocional o psicológico y por negligencia o abandono. Esas formas de maltrato producen lesiones físicas y emocionales indelebles, muerte y daños severos.

Explotación Sexual Comercial Infantil: Es la utilización de los niños, niñas y adolescentes para la satisfacción sexual de y por adultos a cambio de remuneración en dinero o especie al niño/a, o a terceras personas. Constituye una forma de coacción y violencia contra los niños/as y se considera como una forma contemporánea de esclavitud. En los tres casos, una sola instancia no puede resolverlos.

Es por ello que la Convención sobre los Derechos del Niño, en su Artículo 19, establece que es obligación del Estado y la sociedad proteger a los niños y niñas de todas las formas de malos tratos perpetrados por padres, madres o cualquiera otra persona responsable de su cuidado, y establecer medidas preventivas y de tratamiento al respecto. Es tarea de todos recobrar los caminos perdidos para la formación de las nuevas generaciones.

Dejarlas al garete es garantizar el legado de las conductas antisociales que ahora afectan a la humanidad entera.