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Las fuerzas ocultas

El verdadero destape de José Antonio Meade Kuribeña no se debe a Luis Videgaray ni a Enrique Peña Nieto.

El verdadero destape de José Antonio Meade Kuribeña no se debe a Luis Videgaray ni a Enrique Peña Nieto. Fue anunciado a la comunidad internacional por el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León, en el mes de septiembre, durante la reunión que sostuvo con funcionarios del Banco Central de Argentina que encabeza el economista de Harvard, Federico Sturzenegger. Luego de elogiarlo profusamente, dijo que: “apoyará su candidatura si logra el aval del PRI”. El resto fue cumplir los protocolos.

Quizá sea más importante para los mexicanos la tarea que estaba cumpliendo Zedillo en Argentina y sus pronunciamientos. Dijo al iniciar los trabajos de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2017, a las que fue invitado en su calidad de director del Centro para el Estudio de la Globalización, de la Universidad de Yale, que: “La falla de la globalización multilateral y el aumento del proteccionismo son lo suficientemente malos para las perspectivas de crecimiento mundial. Pero un escenario mucho peor surgiría si, como consecuencia de un error de política por parte de una gran potencia económica, se desarrollara una guerra comercial”. No se necesita decir qué potencia.

Las fuerzas ocultas

Aseguró que: “La elección de un gobierno anticuado, nacionalista y populista en el país que ha sido el que más se ha beneficiado con la globalización, es, en mi opinión, el riesgo más significativo que enfrenta la economía mundial. Un riesgo que ha sido ignorado groseramente hasta ahora por los mercados financieros”. ¿De veras? ¿Tan obtusa es la visión de este CEO de Kansas City, Procter and Gamble y Grupo Prisa?

Se podrían señalar ejemplos a pasto; pero, quizá la Revolución Mexicana y la Constitución del 17, sean el mejor ejemplo de un Estado y una economía que, con sentido social, crecieron aceleradamente en una prolongada etapa de estabilidad, paz y justicia. El mundo entero se debatía en guerras atroces, en genocidios increíbles, en tanto que aquí florecieron los tres grandes campos de la cultura humana, arte, ciencia y moral, que trajeron al Anáhuac los premios Nobel de la Paz, de Literatura y Química.

Pero, como eso es desconocido para quienes se fueron al extranjero, cumpliendo la promesa de Robert Lansing de que educando a jóvenes ambiciosos en sus escuelas y universidades, en el estilo de vida norteamericano y bajo el respeto a su liderazgo, lograrían que: “esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la misma Presidencia. Y sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos, y lo harán mejor y más radicalmente que lo que nosotros mismos podríamos haberlo hecho”. Así fue, así es.

Ahora que el vecino país quiere revertir los efectos que han tenido en la gente el neoliberalismo y la globalización y pretenden sentar las bases de un crecimiento más justo, humano y racional, los monetaristas mexicanos (son los mismos de siempre provenientes del ITAM, Programación y Presupuesto, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Hacienda, el Banco de México), se aprestan a dar las contras con fake news.

La mayor evidencia de esta resistencia de los itamitas la aporta el presidente del banco JP Morgan, el más importante de los Estados Unidos, Jamie Dimon, quien asegura que: “La tecnología hace que la humanidad esté cada vez mejor. Trabajamos cinco días a la semana en vez de siete, vivimos por más tiempo… Todo eso puede causar disrupción, pero también genera oportunidades. Si causa disrupción, los gobiernos pueden intervenir y moderarla, apoyando la relocalización de ingresos y el readiestramiento profesional. Y cualquier país que adopte esos cambios estará mejor que los que los rechazan. Creo que Estados Unidos será de los más beneficiados. Sigue siendo el país de la innovación”.

Innovación que los genios malignos argumentan a cada rato; pero que, con doctorados y títulos rimbombantes, no entienden. Las fuerza ocultas no entienden que el neoliberalismo ya pasó de moda, en otro movimiento cíclico de la historia.