Editoriales > ANÁLISIS

Las trampas del Borras

Es muy común en el lenguaje popular decir que se aventó como el Borras cuando alguien hace algo sin pensarlo y toma una decisión precipitada. Ya se sabe que el Borras era el simpático personaje que hizo Guillermo Rivas en la serie de televisión Los Beverly de Peralvillo, que tuvo sus inicios allá por 1968. 

Pues, la presentación del Presupuesto de Egresos de la Federación tuvo un efecto similar. Por lo pronto, el grupo de los indeseables se rasgó las vestiduras y se puso necio.

Las trampas del Borras

Para los que saben de estos menesteres y principalmente para los mercados y los dueños de los centavos, el proyecto contempla un presupuestos equilibrado que atienden tanto a las demandas de los 50 millones de mexicanos viviendo por debajo de la pobreza; como a las exigencias de los mercados financieros, que escudriñan cada paso del nuevo presidente luego de la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. 

El mensaje fue claro, se pretende estabilidad económica con un gasto prudente y bien dirigido en áreas precisas para de obtener un superávit fiscal primario.

Quizá el alboroto más notable fue el que produjo el recorte del presupuesto destinado a las universidades y planteles de educación superior, lo que tiene muchas aristas y casi todas muy filosas. Se podría decir que hay un contrasentido entre la propuestas de fortalecer la educación profesional de los jóvenes y facilitarles el acceso a las aulas universitarias con apoyos económicos, y los recortes a sus ingresos duran el próximo año fiscal, lo que lleva a ver más de carca el caso.

Durante el periodo revolucionario, México tuvo muchos de los científicos más destacados del planeta, entre los que no pueden dejar se citarse al eminente cardiólogo Dr. Ignacio Chávez Sánchez, a quien sólo le faltó recibir el Premio Nobel por sus enormes contribuciones en los campos de la Cardiología, la investigación científica y la educación universitaria. Aunque la etapa concluye con los tres Premios Nobel en la ciencia, el arte y la moral, hay que señalar que en estos momentos, glorias autóctonas en los 3 grandes campos de la cultura humana andan por el mundo.

Paro, a partir del lamentable periodo del neoliberalismo, del que pretende sacar al país el nuevo régimen, los logros más altos han sido resultado de los esfuerzos y talentos personales de los mexicanos que ondean el lábaro patrio muy alto. El producto de la educación universitaria en los días que corren, es magro y algunas veces cuestionable. No se hace lo necesario ni lo suficiente.

Interrogado uno de los jóvenes científicos que hace investigación y que publica frecuentemente en las revistas especializadas, explicó que sí, las universidades y escuelas de educación superior presumen de tener tantos y cuantos doctores, científicos e investigadores; pero que, únicamente sirven para elevar las partidas presupuestales, pues, aunque tienen los grados y muchos de ellos obtenidos en el exterior, no pueden hacer investigación porque en México no hay laboratorios para ello. No hay espacios ni equipos adecuados; pero, tampoco hay proyectos que sean viables.

Por lo que se refiere a la generación de talento para incursionar en el sector productivo y elevar la calidad de los bienes y servicios que se producen en México, tampoco ha sido exitosa la gestión de los planteles de educación superior, que no producen ingenieros, esto es, alguien capaz de resolver problemas reales en la práctica cotidiana; son, simplemente operarios y técnicos calificados que van a mantener en operación lo que vino de otras partes.

Bueno, ni siquiera se han cuestionado en las universidades los paradigmas del capitalismo salvaje, que  hace que la relación entre patrones y asalariados lleve siempre una condición de explotación, en donde al asalariado le es arrebatada una porción de su trabajo al pagarle siempre por debajo de lo que en realidad produce.

Por ello, el recorte es justificado hasta que se demuestre los contrario; pero, en los hechos, en la realidad de pan y leche, para no caer las trampas del Borras.