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Impunidad y modelo económico

Mientras la impunidad siga imperando en las vastas tierras del Anáhuac, difícilmente podrá recuperarse el magnífico legado de Victoria, Juárez y Carranza

La impunidad en México es inocultable. El expresidente Barack Obama dijo durante la conferencia que dirigió a los jóvenes en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México: "Muchos ciudadanos (mexicanos) están levantando su voz para decir que la violencia y la impunidad no son aceptables". Sin embargo, es la impunidad el principal caldo de cultivo para los abusos, las conductas antisociales y la acumulación de la riqueza.

Es claro que no se castiga a los de arriba, que han robado a manos llenas; tampoco puede esperarse castigo para los de abajo, aunque la experiencia señala que se encarcela al que roba un pan y se eleva de categoría al que se hace de millones de dólares desde un puesto público o cargo de representación popular. En Argentina, fue a la cárcel Carlos Saúl Menen; en Perú, está en prisión Alberto Fujimori; Pinochet fue arrestado en Inglaterra a pedido del juez Garzón y murió enjuiciado; en México, Carlos Salinas de Gortari sigue siendo mole de todas las fiestas y ajonjolí de todo arreglo turbio.

Impunidad y modelo económico

Argentina, Brasil, Chile y Perú se habían recuperado de la noche obscura del neoliberalismo y su briosa cabalgadura, la globalización, y habían logrado elevar el nivel de vida de su población, oponiéndose a los dictados de los organismos internacionales que patrocinan el capitalismo salvaje. Lograron abatir la abismal distancia entre los magnates que se disputan los lugares en la lista de Forbes y los millones que mueren de hambre, enfermedad y abandono. De ahí los embates mediáticos y las estrategias de desestabilización que lograron una nueva entronización de los poderes fácticos.

Con Salinas, según el Pronasol, había 45 millones de pobres, equivalentes al 50% de la población de México; pero, los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informaron que esos pobres representaban el 73% de la población del país; y, según el Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 91.9%. Mientras que la cantidad de pobres aumentaba entre 1988 y 1993, México pasó de tener un millonario en dólares a tener 13, según la revista Forbes. México pasó a ser el cuarto país con más millonarios en dólares en el mundo.

Salinas dijo que el enriquecimiento desorbitante del número de magnates mexicanos que le son fieles, se debió al “milagro mexicano”; la realidad indica que fue por la venta fraudulenta de las 1551 empresa paraestatales con las que contaba el país en 1982. ¿De dónde proviene la fortuna del que hasta hace poco era el hombre más rico del mundo?

Las seis principales razones por las que el Estado mexicano mantenía en operación esas mil quinientas empresas, son: -Contribuir a la generación de empleos. -Controlar y/o administrar sectores estratégicos de la economía. -Regular los mercados de ciertos bienes. -Proveer la infraestructura económica necesaria para el desarrollo. -Desarrollar regiones o sectores retrasados. -Redistribuir el ingreso con fines de justicia social.

En manos de los socios y amigos de Salinas, las empresas que fueron del Estado, han enfilado en sentido contrario: -Han generado un desempleo atroz; -Controlan la economía para su beneficio; -Estimulan la especulación; -Restringen el financiamiento para el desarrollo; -General monopolios cerrados en sectores y regiones; -Han convertido al trabajo en una mercancía extremadamente devaluada.

A finales del sexenio9 pasado, algunos gobernadores se convirtió en el espectáculo mediático de moda; pero, nada qué ver con la justicia. Justicia que ha estado ausente en las últimas décadas en que el país ha caído en manos de hordas más despiadadas que las de Atila, aquel de quien se decía que donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba.

Mientras la impunidad siga imperando en las vastas tierras del Anáhuac, difícilmente podrá recuperarse el magnífico legado de Victoria, Juárez y Carranza.