La herencia de Maki: una ciudad abandonada

Reynosa nació para ser grande pero esa grandeza no llevó aparejado un crecimiento armónico sustentable, es decir que conforme al número de habitantes contara también con un presupuesto equiparable

Reynosa nació para ser grande pero esa grandeza no llevó aparejado un crecimiento armónico sustentable, es decir que conforme al número de habitantes contara también con un presupuesto equiparable.

Esa desigualdad a través de las décadas vino a arrojar en el presente colonias que viven en la total marginación y sin planes inmediatos para que salgan de su postración.

La herencia de Maki: una ciudad abandonada

Por ello es que los carretoneros han pervivido a través de toda la historia de Reynosa porque las autoridades locales nunca han podido proporcionar un eficiente servicio tanto de limpieza de calles como de recolección de basura, y no digamos del destino final de todos los deshechos que genera la ciudad los que se acumulan a cielo abierto y que son focos permanentes de contaminación y a la vez de atentados contra la salud.

Pero habrá que ponderar que en este problema la actual autoridad municipal no es ni por asomo la culpable. Va apenas para seis meses de gestión y aparte de que le trasmitieron los añejos problemas urbanos de Reynosa encima la recibe con un presupuesto que ni lejos está para responder en la atención de todas las obras y servicios que demanda una ciudad como la nuestra que crece incesantemente porque como es fama pública, trabajo es lo que abunda tan así que basta leer el suplemento Empresarial que todos los domingos publica este mismo diario y en él usted verá que regularmente van hasta 26 páginas en donde las empresas solicitan personal y abundantemente de carreras técnicas, y eso que por aquí contamos con un Tecnológico, así como con una Universidad Tecnológica y aun así entre ambas instituciones no alcanzan a producir los ingenieros y técnicos que demanda la industria maquiladora.

En cuanto a la pobreza, sí la hay pero no es un fenómeno nuevo. De hecho existe desde antes de que viviera Jesucristo.

Sentado lo anterior es pertinente visualizar nuestro pasado que siempre ha presentado un atraso en su desarrollo urbano adjudicable a las autoridades de la época que permitieron la creación de colonias sin contar con los servicios básicos como agua potable, drenaje, electricidad y pavimento, entre otros.

Un ejemplo de lo anterior son colonias como la Longoria, Rodríguez, Las Cumbres. Incluso las colonias Altamira y Los Naranjos iniciaron sin contar con servicios de pavimentación y alumbrado público.

Todo lo anterior propició demandas de servicios que las autoridades no estaban en capacidad de proporcionarlos.

Reynosa, se recuerda, era desde el bordo del río Bravo hasta el canal Anzaldúas y aun así la mayoría de sus calles carecían de pavimento. Y estamos hablando del llamado primer cuadro de la ciudad, de un panorama que todavía en la década de los 60’s se llegó a observar.

Gradualmente se comenzaron a proporcionar servicios de pavimentación en las colonias ubicadas al lado sur del canal Anzaldúas, que no eran asentamientos irregulares, eran porciones de terreno dentro del casco urbano y propiedad de particulares que a su vez los lotearon pero en la mayoría de los casos careciendo de los servicios básicos y que conforme arreció la demanda las autoridades se los fueron proporcionando.

Todavía incluso en la década de los 80’s era común ver pastar en colonias aledañas al bordo del río Bravo a burros y caballos, señal de que los carretoneros seguían vigentes como lo siguen hasta la fecha.

Y ya en pleno siglo XXI, Reynosa tiene una cara de progreso circulando por el Boulevard Hidalgo que en su ampliación es la carretera a Monterrey. También presenta un panorama modernista con la ampliación de la carretera a Río Bravo, y su vialidad mejoró notablemente por la ampliación de la carretera a San Fernando hasta el hospital de especialidades del IMSS, y no se diga por el libramiento sur, una rúa que facilita un tránsito de miles de vehículos que provienen de los fraccionamientos desarrollados con financiamiento del Infonavit cuando acuden a sus centros de trabajo.

Actualmente son contadas las colonias que están consideradas como asentamientos irregulares. Desafortunadamente la práctica de las invasiones regresó a nuestro entorno y eso es algo que Reynosa no puede ni debe tolerar porque simplemente no tiene con que proporcionarle servicios públicos. En conclusión, Reynosa sigue progresando. Su desgracia es que su presupuesto no crece en la misma forma.

La alcaldesa Maki Ortiz Domínguez los está confrontando, no evade su responsabilidad, va a las colonias y hace lo que el presupuesto le permite, pero en donde sí no hay límite en ella es en su por demás evidente buena fe para gobernar y eso cuenta, y mucho y más en un medio en el que los intereses personales siempre han estado por encima de los colectivos y las fotografías del Reynosa viejo y lo que va del siglo XXI lo delatan fielmente.