Estados Unidos siempre ha sido el más grande

La frase con la que Donald Trump celebró su victoria electoral si bien no es exagerada sí está fuera de contexto porque arengar a sus seguidores con que América vuelve a ser grande resulta una obviedad en virtud de que Estados Unidos desde su fundación lo hizo con la actitud de convertirse en la nación más poderosa del mundo

La frase con la que Donald Trump celebró su victoria electoral si bien no es exagerada sí está fuera de contexto porque arengar a sus seguidores con que América vuelve a ser grande resulta una obviedad en virtud de que Estados Unidos desde su fundación lo hizo con la actitud de convertirse en la nación más poderosa del mundo.

Así de grande pensaron lo mismo los fundadores de las siete colonias que los padres de la Patria de lo que hoy conocemos como los Estados Unidos de América.

Estados Unidos siempre ha sido el más grande

Sin embargo, independientemente del júbilo que embarga a millones de seguidores de Donald Trump hay algo que resulta altamente preocupante y eso es la exaltación que hace del retorno a la grandeza, o sea al más puro imperio en donde las cosas se les entregan por la buena o por la mala.

Primero eliminaron a los nativos de la nación norteamericana; después combatieron entre ellos mismos y luego invadieron el territorio mexicano con un pretexto bastante balín y que culminó con la pérdida de una buena porción de tierra que pertenecía a nuestro país.

No conformes con ello, años después, con el pretexto de que en Manila los españoles les hundieron un navío se lanzaron al abordaje de Cuba y Puerto Rico. También se recuerda que con el argumento del ataque a Pearl Harbor participaron en la Segunda Guerra Mundial.

O sea, la historia de Estados Unidos está plagada de episodios en los que hacen sentir su poder y obviamente eso sólo lo pueden llevar a cabo las naciones poderosas, de ahí que me parece contradictoria la frase de Trump de que Estados Unidos volverá a ser grande.

Ahora viene un panorama de incertidumbre porque no sabemos hasta qué punto va a llevar a cabo todas sus predicas con las cuales exaltó a la población blanca americana, que de acuerdo a los estudios socioeconómicos los votantes que se inclinaron por él, en su mayoría eran de estudios inferiores a preparatoria, lo que denota que los universitarios no votaron por este personaje con tintes de emperador.

El mundo está en problemas y las instituciones americanas conocidas por su solvencia e independencia tienen ante sí un enorme desafío: frenar los impulsos de un hombre que está acostumbrado a salirse con la suya a como dé lugar, que tiene por concepto el que ser un hombre de negocios da derecho a todo con tal de sacar adelante sus empresas.

Tampoco puede pasar inadvertida su intención de construir un muro a costa del gobierno mexicano, una actitud abusiva propia de un imperio, pero si en realidad lo que pretende es frenar la migración ilegal, México debe darle permiso para que lo construya, pero al sur de la frontera, que además no es tan extensa como la del norte y por ende sería menos costosa y el gobierno mexicano podría colaborar con labores de vigilancia, digo, si en realidad es su intención frenar la migración ilegal.

Ahora que si lo que pretende es ya no ver mexicanos por su territorio pues que lo diga, ya será tarea del Congreso estadounidense aprobarle o reprobarle sus proyectos.

Allá sí pesa el Congreso. Los legisladores nunca han sido tapete del presidente en turno, pero eso tal parece que lo ignora este hombre de negocios que cree que se tiene derecho a todo, por encima de todo y a como dé lugar.