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La desgracia nunca viene sola

A los estragos provocados por la madre naturaleza en respuesta a los graves daños que le ha infligido la irracionalidad del ser humano, viene a sumarse la locura del presupuesto que ejercerá, a chaleco, el gobierno en el 2018.

A los estragos provocados por la madre naturaleza en respuesta a los graves daños que le ha infligido la irracionalidad del ser humano, viene a sumarse la locura del presupuesto que ejercerá, a chaleco, el gobierno en el 2018. Nada más y nada menos, en el documento entregado ayer en la Cámara de Diputados, se propone un gasto de 5 billones, 236.4 mil millones de pesos, ¡un aumento de 113.4 mmp, equivalente 2.2 %!

Mediante un truco que ha venido repitiéndose año con año, se indica en el mismo legajo, que: “Para el próximo año se estiman ingresos presupuestarios por 4,735.0 mmp, un aumento de 165.3 mmp (3.6 por ciento real) constantes de 2018 respecto a la cifra aprobada en 2017. Esta evolución se explica principalmente por el crecimiento económico y un desempeño durante 2017 mejor al esperado, pues la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (ILIF) 2018 refrenda el compromiso del Gobierno Federal de mantener el marco fiscal vigente para brindar certidumbre”. ¡Sí; pero, no!

La desgracia nunca viene sola

Por principio de cuentas, se echa de ver que se gastará más de lo que se captará, pues, no hay que olvidar que el Banco de México ya anunció que el año próximo no ocurrirá la entrega de remanentes que este año fue un importante ingreso extra para los gastos de los funcionarios, por un total de 321,653 mdp; además, los pronósticos en que se fundamentan las proyecciones, tienen muchos asegunes y carecen de respaldo lógico.

No ha faltado quien diga que ese bajo ingreso es otro de los trucos manidos, dado que si hay más ingresos de los esperados, éstos se ejercerán sin el control de las Cámaras; pero, lo realmente preocupante es que los criterios generales para la iniciativa de ley de ingresos y proyecto de presupuesto de egresos de la federación correspondientes al ejercicio fiscal 2018, fueron formulado con un afán en línea con el Fondo Monetario.

Según José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico: “El mensaje que se busca enviar a las calificadoras y a los analistas es que las finanzas públicas ya no se van a endeudar tanto y se va a mantener la disciplina fiscal para que otorguen a México una perspectiva estable, porque, además, el escenario económico que se plantea para 2018 de un crecimiento de hasta 3 por ciento, de todos modos sigue siendo inercial porque es el que se ha registrado en los últimos 25 años”. Otra vez, como el dicho “candil de la calle y oscuridad de la casa”.

Es por ello que se destinarán más recursos para el pago de los servicios de la deuda externa, a los que deben agregarse los intereses de la deuda interna, que han crecido tanto como el Banco de México ha elevado las tasas de fondeo. En el 2018, el costo financiero del servicio de la deuda rebasará los 664 mil millones de pesos, algo así como el 15 por ciento más de lo pagado este año. Eso obliga a realizar más recortes a los gastos e inversiones en los presupuestos para salud, educación y desarrollo social relacionados con el bienestar de la mayoría de la población y la atención de sus necesidades más básicas. El paquete, como ha ocurrido en los años previos, apuesta a mantener la estabilidad macroeconómica y tener buena calificación internacional.

El que, de plano, no niega la cruz de su parroquia es el presidente de la Cámara de Diputados, Carlos Ramírez, quien llamó a: “No negarnos la estabilidad, certidumbre más allá de partidismo y de cualquier otro interés. Confio que las proyecciones del documento serán consistente con lo que se ha venido planteando y con lo que Hacienda anticipó desde marzo pasado en el documento de precriterios de política económica, que fueron puntualmente analizado por esta Cámara”.

Lo dicho, las desgracias no vienen solas y a los huracanes, sismos y tsunamis, ahora se junta el presupuesto principesco. ¿Y el presupuesto base cero que prometió el Aprendiz?