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La sobrevivencia

Achacar al nuevo gobierno haber abierto la caja de Pandora para desparramar sobre el Anáhuac todas las calamidades, es una falta de sentido común y de entendimiento. El fin del proyecto neoliberal fue vaticinado desde su inicio, cuando José Ángel Gurría dijo que la era de Salinas habría de durar 25 años, que se cumplieron con Peña Nieto.

Pero, además, por todos los rumbos de la geografía se ve que naciones gobernadas por todas las ideologías tienden a la economía racional.

La sobrevivencia

La razón es tan simple como el tensar de la liga. Puede dar de sí mucho; pero, en algún momento, habrá de reventarse. Los abusos del capitalismo salvaje en México estuvieron protegido por el capitalismo de amigos que gozaron de manga ancha para hacer y deshacer, y por el contubernio de los poderes de la Unión, que nunca vieron las transas de los poderosos, y la por complicidad de las instancias de supervisión que se hicieron de la vista gorda para no moderar los arbitrariedades.

Ahora que se va en pos del cambio que permita el retorno de algo parecido a la justicia social que tanta paz y estabilidad dio a México en un entorno convulsionado por guerras y genocidios, los que han gozado de las mieles, algunas veces inmerecidas, se rasgan las vestiduras y se dicen víctimas de un régimen dictatorial y autocrático, cuando ocurre todo lo contrario.

El presidente López Obrador puede tener todos los defectos que se le achaquen, inclusive el de la ingratitud; pero, jamás podrá decirse que no lleva tras la de sí la investidura que los mexicanos le confiaron.

Está haciendo lo que de él se esperaba y lo está haciendo en cumplimiento del mandato popular, aún a costa de cargar con el mote, ya tan diluido, de ser populista. Así que, no hay para dónde hacerse. Él asegura que dejó que le robaran la Presidencia en ocasiones anteriores para no dar pie a un levantamiento de inconformes y por ello no pocos lo criticaron.

Ahora, está tejiendo fino y no teme dar marcha atrás cuando se hace necesario, para no generar un ambiente de provocación.

Habrá quien muestre temor ante el anuncio del incremento al salario mínimo para el año entrante, que se elevarán de 88.36 pesos diarios (4,39 dólares) a 102,68 pesos (5,11 dólares) en todo el país. El aumento de 16,21% entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2019.

Además, de la creación de una zona económica fronteriza en el norte donde el salario mínimo será de 176,72 pesos (8,79 dólares) en la franja de 25 kilómetros a partir de la línea divisoria con Estados Unidos.

Habría que recomendar que no teman, que sólo el diablo temió. Habría que decir que lo único ajeno a la naturaleza es lo que el hombre no ha descubierto aún. En todo lo demás, Madre Natura es la rectora y ella nos enseña que únicamente sobrevive una especie en particular; no los más fuertes; no los más inteligentes no los más fieros; sino, aquellos capaces de adaptase al cambio. Es posible que por ello el genio don Alberto Einstein, aseguro que lo único permanente es el cambio.

Los que se hicieron de mulas a la mala con las prácticas condenables de producir pésimo, vender caro y pagar una miseria a los trabajadores; ahora tiene la oportunidad de probarse en buena lid, buscando alternativas para permanecer en el mercado.

La magia de este proceso ya no es un secreto, se puede tener con sólo abrir las páginas que hablan de la empresa moderna, en las que se hace un firme hincapié en que para sobrevivir es necesario innovar los sistemas de producción, administración y comercialización. La competencia ya no será a base de la explotación laboral.

Entender los cambios es bueno para la salud, tanto personal como empresarial. El presidente está empeñado en el cambio y lo va a lograr, porque ese es el mandato que recibió en las urnas al interior y porque ese es el imperativo de los tiempos en todo el planeta.

Como cantaba Antonio Aguilar en el corrido del Alazán y el Rosillo: “Anda vete desgraciado. Anda robar a tu tierra”.