La corrupción solapada

Ayer venció el plazo constitucional para que fueran implementadas las siete leyes secundarias del Sistema Nacional Anticorrupción, de acuerdo a los artículos transitorios de la Reforma Constitucional para crearlo. En la reforma quedó establecida de manera precisa e indubitable la fecha límite para el efecto. Este plazo feneció el 28 de mayo.
Claro, en la Cámara de Senadores, donde quedaron atoradas las iniciativas de ley para frenar la corrupción, se dieron explicaciones a diestra y siniestra para ocultar la verdad que no es otra que: No hay intenciones de crear mecanismos eficaces y confiables para poner un alto a los actos de corrupción que tienden a convertirse en el pan nuestro de la vida institucional de este país. Inclusive, se citó a un periodo extraordinario, despuesito.
El presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, explicó que: “Lamentamos mucho que no cumplamos con el plazo constitucional, pero ya hay un compromiso público para sacar el Sistema Anticorrupción entre el 13 y el 17 de junio, y así será”. Pues sí, así será. Así será en lo que corresponde al incumplimiento del plazo y así será en incumplimiento del objetivo.
¿Por qué es tan importante una legislación que prevenga y sancione la corrupción? Pues nada más porque la corrupción se ha convertido en un lastre que genera enormes costos económicos, políticos y sociales. Según estimación del Banco Mundial, la corrupción engulle hasta el 2 por ciento del Producto Interno Bruto y hace decrecer hasta en un 5 por ciento la inversión. Esto incide en la pérdida de alrededor de los 500 mil empleos.
Un estudio del Barómetro Global de la Corrupción 2013 realizado por Transparencia Internacional, dice que el 88% de los nativos piensa que la corrupción es un problema frecuente o muy frecuente y la mitad de la población considera que la corrupción ha aumentado mucho en los últimos dos años. En las esferas de la administración pública se pretende plantear a la corrupción como el resultado de los factores socio culturales.
De entrada, habría que decir que si esa idea fuera cierta, el fenómenos de la corrupción no se daría con tanta fuerza en las altas esferas sociales, en las que los individuos siguen patrones culturales cosmopolitas, que incluyen dominio del inglés y buena educación en planteles de países del primer mundo; más bien, sucede lo contrario, que es en niveles más bajos de la sociedad donde se rechazan la práctica corrupta de apropiarse lo ajeno.
En su estudio extraordinario: Factores que propiciaron la corrupción en México. Un análisis del soborno a nivel estatal, del académico Renato Busquets Sordo, incorpora la tesis de “Treisman argumenta que el PIB per cápita es relevante dado que un mayor PIB per cápita refleja una mayor calidad de educación, esto último inhibe la corrupción. En este estudio no se utilizaron variables que medían el nivel de escolaridad, sin embargo hay otras posibles explicaciones de por qué el PIB per cápita es un factor que explica la corrupción. En primera instancia, el PIB per cápita puede reflejar el nivel de salarios de la respectiva entidad; los salarios son importantes pues uno de los costos que enfrenta el actor corrupto es la pérdida de trabajo, consecuentemente de su salario. Por lo tanto, si el salario que pierde por ser descubierto en un acto de corrupción es mayor, el burócrata va a tener menos incentivos para entrar a la corrupción. El PIB per cápita, puede ser una medida del costo oportunidad. Si los ingresos que se pueden obtener son bajos hay incentivos a conseguir ingresos extras mediante sobornos, claro si se está en un trabajo que se pueda pedir un soborno”. En México, ya se sabe, los salarios son los más bajos.
Uno de los aspectos que más ha causado escozor entre los político es la propuesta ciudadana ‘#Ley3de3’, para que se establezca como obligatorio para los funcionarios la declaración pública de los bienes y montos, propios y familiares, así como su estado fiscal. Si ya no fue en tiempo y forma, habría que ver si lo que se va a legislar funciona.




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