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La Capilla Alfonsina

No podría entenderse el tránsito de la educación porfiriana a las propuestas educativas de la Revolución, plasmadas en la Constitución del ¡7, tan lúcida como vigente, sin los enormes aportes que hizo don Alfonso Reyes. En su Visión de Anáhuac, hace un recuento de México y su cultura en un momento en que la inestabilidad política era la moneda corriente del país. Se aleja de los sentimentalismos y reactualiza el pasado de la cultura mexicana poniendo los ojos en el futuro.

Los nuevos caminos que abrió a la filosofía y a la creación literaria, siguen rindiendo frutos. Siguen sembrando inquietudes y despertando sueños en quienes llevan en el espíritu la necesidad de usar la palabra como instrumento versátil que lo mismo informa, estimulando el quehacer cognitivo, que genera sentimientos de la más diversas índole. Son pocos los ámbitos que dejó sin tratar a lo largo de su fecunda vida de 70 años; pero, su tarea no termina pues su obra sigue abriendo surcos.

La Capilla Alfonsina

Alfonso Reyes Ochoa, hijo del general Bernardo Reyes, gobernador de Nuevo León y compadre de Porfirio Díaz, nació en la ciudad de Monterrey, 17 de mayo de 1889; sin embargo, muy pronto se trasladó a la capital de la República, entrando en contacto con lo más granado del mundo literario y filosófico. Quizá la influencia mayor la recibió de Pedro Enríquez Ureña, el dominicano con quien trabajó, al lado de Julio Torri, en el proyecto de reforma educativa ideado por José Vasconcelos. Los tres, además, se embarcaron en diversos proyectos editoriales de crítica y difusión literaria.

La obra literaria de Reyes es tan prolífica y abundante, además de dispersa, que fueron necesarios colosales esfuerzos para lograr reunirla en una colección, de la que escaparon muchos de sus textos publicados en revistas y compendios. Las Obras completas de Alfonso Reyes están conformadas por 26 tomos, editados por el Fondo de Cultura Económica entre 1955 y 1993. Reyes cuidó del tomo I al XII; posteriormente, Ernesto Mejía Sánchez se encargó de los tomos XIII al XXI. Los tomos restantes, del XXII al XXVI, fueron editados por José Luis Martínez. Invaluable tesoro.

Además de su abundante obra escrita, que abarcó todos los géneros, aportando nuevas luces en cada uno de ellos, Reyes desarrollo una intensa actividad diplomática al servicio de la Revolución y se dio tiempo para tomar parte activa en la creación de las instituciones que conformaron el México revolucionario, que tanto lustre tuvo en el mundo por sus tesis humanistas y de justicia social. Fundó, junto con Daniel Cossio Villegas y los maestros españoles expulsados por el régimen franquista, luego de la Guerra Civil Española, la Casa de España en México, cuya presidencia ocupó en 1939, iniciando las gestiones para que se convirtiera en el Colegio de México, un gran semillero.

A lo largo de su vida y de sus viajes y estancias en el extranjero, Alfonso Reyes se dedicó a conocer y difundir la cultura que lo rodeó. Su claridad de pensamiento y su innata capacidad para entender las nuevas propuesta, dieron pie a que se hablara de un pensamiento alfonsino, cuyas raíces se encuentran en la visión cultural de su generación, acrisolada en el Ateneo de la Juventud, en la Casa de España, El Colegio de México, la Academia Mexicana de la Lengua y El Colegio Nacional.

En el año de 1939, comenzó la construcción de una casa con una biblioteca en la Ciudad de México, misma que, al correr de los años fue conocida como La Capilla Alfonsina por iniciativa de Enrique Díez-Canedo. Después, el 13 de junio de 1972, fue decretada patrimonio nacional junto con su biblioteca. Es en la actualidad, junto con la Biblioteca Capilla Alfonsina de la Universidad de Monterrey, funciona como museo y centro de estudios literarios bajo la tutela de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA. Sigue siendo un centro de debate para nuevas ideas y propuestas.

Así mismo, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey creó la Cátedra Alfonso Reyes como una respuesta a la necesidad de fortalecer las humanidades en la formación de sus profesores, estudiantes y la comunidad en general. Gracias a los avances cibernéticos, esta cátedra está presente en todos los campus y sedes del Sistema en México y América Latina a través de la Universidad Virtual. Reyes murió en la Ciudad de México, 27 de diciembre de 1959.