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El trabajo

Por aquellos años, era frecuente narrar la historia de los ingenieros y el 'maistro'. Decía que para resolver un grave problema de inundación en un terreno, los ingenieros trabajaron sin resultados durante varios días, probando diferentes soluciones, entre los que no podían faltar los planos inclinados, los sistemas de drenaje por decantación, la introducción de sistemas de bombeo para desalojar el agua, etc. El 'maistro' desvió las corrientes que lo inundaban y se acabó el problema.

De ninguna manera se pretendía demeritar el estudio y la preparación de las nuevas generaciones en las aulas técnicas, tecnológicas y universitarias; más bien, se buscaba resaltar el alto valor de la experiencia en el desempeño laboral. El reconocimiento de la experiencia permitió una buena relación entre los factores que, según los cánones clásicos de la economía, integran el sistema productivo: capital, trabajo y tierra, con las adecuaciones y evoluciones al paso de los años.

El trabajo

Pero, vinieron las hordas neoliberales y el trabajo, como actividad creativa del ser humano, pasó a ser la mercancía más devaluada en todos los sentidos. Los trabajadores, que, como aquel albañil que pegaba ladrillos en enorme edificio de Nueva York y aseguraba que estaba construyendo un rascacielos, pronto dejaron de sentir satisfacción y compromiso por lo que hacían, más cuando que su tarea no le redituaba el beneficio de un salario suficiente para llevar las tortillas a la casa.

El sudor y el fastidio de millones de trabajadores contribuyeron a hacer las colosales fortunas de los hombres que se disputan los primeros lugares entre los hombres más ricos de planeta, seres humanos improductivos, mezquinos y abusivos que jamás han dado golpe y han puesto a su servicio a los políticos con los que reparten su opulencia a cambio de protección y manga ancha para su trapacerías, por el bien conocido método de la desregulación, tan socorrida en estos días.

Para desvirtuar el poder de las organizaciones gremiales, fueron comprados los líderes sindicales y luego se hicieron concesiones absurdas, que devinieron en el rechazo de la representación que no representa más que a los intereses de una camarilla favorecida que sirve como carne de caños en cuantas ocasiones se ofrece a la dupla perversa de empresarios y políticos amafiados para fregar.

Quizá por ello, ahora la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico propone que el gobierno acompañe a los sindicatos para ampliar la afiliación sindical, sin desalentar otras formas de organización gremial que pugnan por la defensa de los legítimos derechos de los trabajadores, empezando por el punto toral, ese que siempre se evade en las mesas de negociación: la adecuada remuneración salarial y la ampliación de las prestaciones sociales justas.

En opinión de Omar Estefan, encargado del despacho de la Subsecretaría de Previsión Social, sin la negociación colectiva no se puede impulsar una agenda de derechos laborales. Además, refutó las críticas al gobierno federal en el sentido de que desde su llegada se terminó la paz laboral. Aquella que había en las administraciones anteriores y que se lograba a espaldas de los trabajadores, con contratos de protección para la empresa, dejando en el desamparo al sector laboral excluido.

No se trata de un capricho, ni de una ocurrencia, pues los estudios al respecto determinan que cuando el trabajador recobra sus derechos responde con más ahínco a sus obligaciones, elevando los índices de productividad, con beneficios tangibles para toda la economía. El experto de la OCDE, Paolo Falco, asegura cuando un sindicato que funciona bien ayuda a mejorar la calidad de vida de los trabajadores, los lleva a la formalización. Lo consiguen acercándoles información sobre sus derechos, y brindarles una formación laboral que los haga más productivos en sentido general.

La sindicalización ha disminuido en México y en todos los países de la OCDE, informó el economista. La afiliación es cada vez menor para trabajadores autónomos, informales, de medio tiempo o de cualquier otra de las nuevas modalidades de empleo, como los que son contratados para una plataforma digital.

Ante el panorama desolador que se observa en México, dice: "Necesitamos más y no menos sindicatos, así como y representaciones de empresas, que estén sentados a la misma mesa negociando para beneficio mutuo".

Ya basta de explotación.