INE: a cuidar nuestra democracia

Confío en que los nuevos consejeros y los que ya lo eran, habrán de estar a la altura que México requiere

La semana pasada, la Cámara de Diputados dio un paso muy importante en la consolidación de las instituciones de nuestro país al haber elegido por consenso a cuatro integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Sin duda, como en cualquier decisión en la que se requiere el consenso de las fuerzas políticas, hay opiniones diferentes. Pero lo más importante es que este proceso se llevó a cabo con apego a la legalidad y un genuino espíritu democrático.

Es de reconocer el gran acuerdo logrado por los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados que con 399 votos a favor, solo 5 en contra y 5 abstenciones, eligieron a Norma Irene de la Cruz, Carla Humphrey Jordán, José Martín Faz Mora y Uuc-Kib Espadas Ancona, para ocupar las cuatro vacantes en el Consejo General del INE. Pero, todo esto fue posible, por el gran trabajo que desarrolló el Comité Técnico de Evaluación, que con gran profesionalismo y transparencia nombró las cinco quintetas de donde surgieron los cuatro consejeros electos. Merecen un reconocimiento especial seis de sus integrantes: Silvia Giorguli, Blanca Heredia, Sara Lovera, Ana Laura Magaloni, José Roldán Xopa y Diego Valadez, que no se dejaron intimidar por uno de sus integrantes (John Ackerman) quién hizo hasta lo imposible por desacreditar todo el proceso, lo que hace más meritorio el acuerdo alcanzado.  

INE: a cuidar nuestra democracia

La tarea que tiene por delante el INE tiene muchas aristas, todas muy trascendentes: deberá garantizar que los gobiernos se conduzcan con imparcialidad, que por ningún motivo se conviertan en parte de las campañas, debe también evitar la manipulación de los programas sociales, debe impedir la llegada de dinero sucio a las campañas. Serán fundamentales las labores que realice en materia de fiscalización de los recursos de las campañas. Confío en que los nuevos consejeros y los que ya lo eran, habrán de estar a la altura que México requiere.

El INE deberá también fortalecer su presencia institucional y social para estar a la altura de la confianza ciudadana. Ello, desde luego, dependerá de su desempeño y de la imparcialidad de sus consejeros. Pero no todo está en manos del INE, los partidos políticos y sus candidatos, así como los gobiernos tienen también una responsabilidad importante, respetando su autonomía y las decisiones que tome. 

No podemos olvidar que el INE surge en lugar del Instituto Federal Electoral, como una respuesta ante la falta de transparencia y equidad en los procesos electorales de muchas de nuestras entidades federativas, en los que persistían viejas prácticas y atavismos ya superados en el ámbito federal, con la intención de que los procesos locales tengan por lo menos la misma calidad que los federales. El próximo año casi todas las entidades tienen elecciones locales y se eligen gobernadores en la mitad de ellas, por lo que sus atribuciones en el ámbito local cobran una gran relevancia. El reto que enfrentará el INE es enorme pero es también enorme la oportunidad que tienen de fortalecer su presencia institucional y social correspondiendo así a la confianza que la ciudadanía ha depositado en ellos.

A juzgar por los acontecimientos que estamos viviendo, los procesos electorales federal y locales del próximo año, pondrán a prueba no solo la fortaleza de la institucionalidad electoral, sino también, y quizá en mayor medida, los avances que en materia democrática ha logrado nuestro país. Por eso es tan importante el consenso logrado para nombrar los cuatro nuevos integrantes del Consejo General del INE quienes serán el árbitro en esas elecciones. El INE nació para ser, ante todo, una institución al servicio de la ciudadanía y al servicio de la democracia. Confío en que tanto el INE como la sociedad y la clase política, sabrán estar a la altura en esta nueva etapa de nuestra evolución democrática para evitar una regresión autoritaria.