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¿Hasta dónde la impunidad?

El exdirector de Petróleos Mexicanos y uno de los protegidos del expresidente Enrique Peña, Emilio Lozoya, está haciendo malabares para evitar ser llevado a juicio por la serie de irregularidades que perpetró, a ojos vistas, en la empresa que fue puesta a su cargo y de la cual entregó muy malas cuentas. Ya se sabe que el sistema de procuración y administración de justicia es una de las patas rotas del entramado institucional; pero.

Con motivo de la reforma energética, varios funcionarios del gobierno de Peña Nieto, algunos venidos de la administración de ingrata memoria, pintaron un panorama muy negro con relación a la disponibilidad de recursos energéticos a corto y mediano plazo. Hacían referencia a lo que actualmente ocurre; pero, no dijeron nada acerca de las causas que lo provocaron, quizá con plena consciencia de ello, puesta estaban dentro.

¿Hasta dónde la impunidad?

Luis Videgaray, secretario de Hacienda, aseguraba que: "Tenemos un problema estructural de insuficiencia en la producción de gasolinas: hoy en día la cantidad de gasolina que importamos es del mismo monto, de la misma cantidad que la que producimos en México. Es decir ya no tenemos un superávit, ya no somos exportadores netos en materia de gasolina; estamos en una abierta y franca dependencia de la importación de gasolinas, siendo uno de los países con más reservas petroleras del mundo". Bien se cuidó de no señalar las causas de esta circunstancia, que no es casual.

Vicente Fox encontró una rica mina de oro con la reconfiguración de las refinerías de Ciudad Madero y Cadereyta. Pemex Refinación adjudicó el proyecto de reconfiguración y modernización de la refinería Francisco I. Madero, en Ciudad Madero, Tam., a las empresas del consorcio Pemopro: Sunkyong Engeneering (SK), Triturados Basálticos (Tribasa) y Siemens, a pesar de que no garantizaban el cumplimiento de las especificaciones técnicas y obligaciones básicas en relación con las obras. Puro negocio.

Se pretendía que la refinería de Madero procesara, cuando las obras estuvieran terminadas, 112 mil barriles diarios adicionales de crudo y se incrementaría la producción de gasolinas en 30 mil barriles por día; la de destilados intermedios en 10 mil barriles diarios; la oferta de combustóleo en 28 mil barriles cada día, y se generarían cerca de 2 mil toneladas diarias de coque, el residuo del petróleo del que tras la refinación todavía se puede extraer más combustible. Igual con Cadereyta, puro cuento.

El becario de Hard Bar prometió por la virgencita que construiría tres refinerías para dotar de gasolina barata a todos los mexicanos y exportar los excedentes a los mercados internacionales. Con éste, ni cómo creerle; todo su gobierno fue seguir las órdenes del patrón y robar a lo grande para irse de vacaciones, todo pagado, con sus amos.

Las denuncias puntuales de esta catástrofe anunciada, se adelantaron a los acontecimientos, dando la voz de alerta, sin consecuencia alguna. Los pillos, estaban tan engolosinados con sus trapacerías que ni siquiera se cuidaron las espaldas ni pretendieron tapar el ojo al macho. Coppel primero y Lozoya después, dieron muestras de no tener llenadera ni escrúpulos, se sirvieron a lo grande y ahora no quieren pagar.

La triste realidad ha alcanzado a la actual administración y se reconoce que la empresa "de todos los mexicanos" sufrió un saqueo inmisericorde, que la tiene al borde de la quiebra, mientras los combustibles deben importarse ¿sabe usted de dónde? ¡Claro! De los Estados Unidos, un país que si tiene gobiernos que se preocupan por cuidar los intereses de los paisanos y sabe mantener en buena operación a sus empresas.

Si se reconoce que la situación es crítica y hay denuncias oportunas de que ésta es consecuencia de malos manejos y el pillaje que llevaron a cabo los gobiernos de la decena trágica y de Peña Nieto. Ya no pueden hacer como que la Virgen le habla. Se tiene que tomar el toro por los cuernos y hacer brillar la justicia, Emilio Lozoya es culpable y debe ser puesto en la picota. Con ello se dará un buen escarmiento.