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Frivolidad y conciencia: tres fotografías

Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto y la ropa más que el cuerpo. -Eduardo Galeano

Primera fotografía: la glamorosa modelo rubia posa con un gran ramo de rosas junto al controvertido expresidente. En su fabuloso turistear por el viejo mundo, ambos parecen querer demostrar una felicidad a toda prueba. La revista del corazón enfatiza lo “estiloso” de sus atuendos, especialmente los sombreros panameños que portan enmarcando sus sonrisas de dentífrico. “Es el novio más caballeroso que he tenido” señala la modelo, famosa por sus rituales físicos para producirse un cuerpo escultural.

Segunda fotografía: Una sencilla camisa blanca en un rostro lavado ilustra la entrevista a una de las “princesas” más bellas del mundo. Y el motivo no es una fiesta de gala ni un concurso hípico, sino la próxima aparición de su libro en español “Archipiélago de pasiones”, una reflexión filosófica acerca de las emociones. Miedo, amor, arrogancia, crueldad, son algunos de los temas analizados por Carlota Casiraghi, quien no conforme con los ambientes del palacio, casi siempre rodeados de frivolidad, decidió aprender filosofía en la Sorbona. “Desde niña me gustó la literatura, la poesía, el pensamiento, la filosofía fue un auxilio frente a la intensidad de la vida; la conciencia de ser vulnerable me llevó por este camino”. 

Frivolidad  y conciencia: tres fotografías

Veo las dos fotografías y no puedo evitar pensar las diferencias que conllevan. Una fabulosa rubia con el rostro producido parece gozar sus apariciones en la prensa del corazón lanzando frases huecas y una integrante de la realeza europea con cara lavada, perseguida desde que nació por las cámaras y pareciendo buscar espacios para huir de la frivolidad a través del pensamiento. Y mientras la modelo llena sus redes sociales de consejos tipo vendedor de autoayuda, la princesa reflexiona en la melancolía y la fragilidad, en las derivas de la sociedad actual leyendo a Nietzsche, a Montaigne y a María Zambrano. 

Tercera fotografía: La tripulación del velero “Malizia”  llegó a Nueva York después de una agitada travesía de dos semanas por el Atlántico. Con la muy joven activista Greta Thunberg a bordo, quien ha buscado hacer conciencia  acerca de los peligros del cambio climático, el velero piloteado por el aristócrata monagesco Pierre Casiraghi fue recibido con entusiasmo por muchos simpatizantes. Negada para hacer el viaje en avión por sus altos niveles de contaminantes, Greta quería asistir a la Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidas y fue precisamente el apuesto hijo de la princesa Carolina de Mónaco quien le ofreció un velero de alta velocidad con cero emisiones.

La conciencia de la mundialmente apreciada niña ambientalista se encontró con la del príncipe ecologista, quien también es reconocido por su aportación a las causas de la conservación. El velero, de última tecnología genera su propia energía sin necesidad de combustibles fósiles, utilizando paneles solares y turbinas subacuáticas. Y la travesía no estuvo exenta de peligros e incomodidades, ya que agosto es mes de ciclones y la embarcación no es un yate de lujo sino para competencias por lo que el príncipe se olvidó de lujos para acompañar a la pequeña tripulación en la histórica travesía. Mientras tanto la pequeña Greta, consciente de las rachas de viento y los peligros, asumió con valentía el desafío de navegar desde el Reino Unido hasta Nueva York para defender nuestra tierra.

En un mundo donde la frivolidad parece querer ganarle la partida a la conciencia, hay acciones demostrando que no todo está perdido. Pues mientras los especialistas de la conducta alertan sobre el incremento de la frivolidad y no sólo en las clases altas; una jovencita mueve conciencias y hasta algunos miembros de las monarquías se sensibilizan a lo esencial. Por desgracia son pocos los que han dejado su lado frívolo para asumir con hechos, conciencia del mundo real. No se diga en nuestro país, donde “la civilización del espectáculo”, para decirlo a la manera del Nobel, ha permeado todos los ambientes. Hasta en política donde muchos han reemplazado ideas e ideales por publicidad y apariencias. Sino vea usted como a tantos les interesa más la nueva novia y sus sombreros, que el saldo de un gobierno corrupto.

 La frivolidad se contagia. Porque los simples mortales entramos al juego de la apariencia, olvidando la esencia de las personas. Así pues, mientras el Amazonas se incendia, destruyéndose con ello miles de especies, que podrían ser medicinas para la humanidad; algunos lloran por los animalitos quemados y compran “online” una camiseta alusiva, pero sin hacer más nada por modificar formas de vida, incluyendo el consumismo. 

En suma, todos navegamos en la travesía de la vida. Cómo izar las velas es decisión de cada quien. Ojalá el ejemplo y la valentía de Greta Thunberg sean inspiración para que nuestros niños y jóvenes redefinan el rumbo a través de la conciencia. El reto es para hoy. Mañana puede ser demasiado tarde.