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Tatiana cuenta la historia

No me canso de agradecer a la vida el haberme puesto ante este reto histórico: ser una más para cambiar a México. -Tatiana Clouthier

No tenía el gusto de conocerla en persona, aunque tenía bastantes referentes de ella por su participación en la vida pública, especialmente de los últimos años. Pero verla de cerca fue otra cosa. Enfundada en un vestido rojo, con los hombros al aire y la cara sin maquillaje, Tatiana Clouthier es una mujer bella, pero la fuerza que emana le viene de adentro. 

Considerada como una de las mujeres más prominentes en la política nacional, Tatiana no se ha subido al ladrillo de la soberbia y se mueve entre la gente con sencillez, con naturalidad, con una frescura inusual en el ambiente político.  

Tatiana cuenta la historia

Había llegado junto a la incansable Olga Sosa, su compañera diputada, para la presentación de su libro en el bello puerto de Tampico y desde que intercambiamos el primer saludo pude ver el rostro de una mujer auténtica. 

Después de agradecerles la invitación para presentar “Juntos Hicimos Historia”, me referí al libro como un valioso documento que nos ayuda a conocer, en la mirada de una de las protagonistas, el proceso de construcción de una histórica victoria que provocó por la vía pacífica un cambio profundo en las estructuras sociopolíticas de nuestro país 

En Juntos hicimos historia la autora señala también como se fueron rompiendo  esquemas de una añosa cultura política basada en egos y personalidades. Y mientras leía el libro no pude evitar disfrutar  imaginando a Tatiana, una mujer coordinando en el llamado “Cuarto de guerra” las estrategias y acciones que llevaron al triunfo a un movimiento plural en un país con fuerte raigambre machista. Lo pienso y recuerdo a Doña Amalia González Caballero, la muy ilustre tamaulipeca y poderosa mujer del siglo XX mexicano, que cuando le preguntaron quién debe mandar, el hombre o la mujer, ella respondió luminosa: “Qué mande el que pueda”.  

Así Tatiana, una mujer que asumió el mando en la batalla y dio la cara frente al país entero. Y es en este “dar la cara” donde Tatiana se retrata de cuerpo entero. Ese pacto ético con ella misma, con un proyecto y con su nación expresado al asumir su libertad para elegir con la frente en alto. “Poseer la fuerza de escoger lo que preferimos y atenernos a ello” decía bien Camus. Así eligió Tatiana y así ganó.

En una campaña de enorme controversia nacional Tatiana hizo bien la tarea exponiendo las propuestas con gratificante franqueza, pero también con inteligencia política al hacer equipo, lograr consensos y diseñar  estrategias acordes a los tiempos que vivimos para abonar a una nueva forma de acercarse a los votantes. 

Una mujer que supo ver lo que la gente necesitaba, no en balde se ha definido como ciudadana de tiempo completo. En ese contexto, para destacar el manejo luminoso del sentido del humor, reflejo del pensamiento de la “Tía Tatis”, que en su momento puso a raya a ciertos personajes, pero especialmente permeó en la conciencia de las mayorías para apoyar a “ya saben quién”. 

Así ha navegado Tatiana Clouthier los mares tempestuosos de la política, en un trayecto no exento de adversidades. Porque en su libro también podemos percibir a la hija, la madre, la esposa, la hermana, la amiga que goza y padece como muchas mujeres en su mundo privado.  

En ese tenor, el mensaje entrañable que su hija le escribió la noche de la victoria para reconocer su valor y valores: “Gracias por dar un pedacito de tu vida por México y por todos nosotros. Es un verdadero orgullo poder decir que una mujer como tú es mi mamá”. Y todas las madres sabemos lo que ese reconocimiento representa.

La historia es un constante indagar acerca de lo humano, decía mi maestro Álvaro Matute, toda historia que se respete lleva en el centro a las personas: “una memoria al servicio de la vida”. Y el libro de Tatiana Clouthier es también una lección de civismo. 

Una demostración que el ejemplo de una persona es capaz de sumar muchas más. En medio de las piedras del camino, entre los egos hinchados de conspicuos personajes, a pesar del miedo y la incertidumbre, a pesar de los agoreros del desastre; Tatiana eligió la “militancia feliz” para decirlo a la manera de Silvia Federici, quien subraya que “la política no debe ser un trabajo alienado, sino algo que confiere fuerza, comprensión y mejores relaciones con los otros”. 

Así contribuyó Tatiana a la victoria histórica de Andrés Manuel López Obrador. Una victoria que tiene muchas madres y padres, como bien dice la diputada Clouthier, pero a la que ella contribuyó enormemente, generando confianza, construyendo esperanza, imprimiendo dignidad.

Ahora Tatiana recorre el país contando su historia y da gusto ver que en la política todavía hay gente limpia y auténtica. Ojalá muchos como ella en la suave patria.